Linaje (N-17)

Linaje by Seth_Snape_Malfoy

Summary:

Una boda entre pura sangre es justo lo que los Malfoy necesitan; Aun que tal vez para Draco lo que necesita sean unos preciosos ojos verdes y una magia mas poderosa que la de la sangre… El amor.

– – – – Dedicado particular y especialmente a Fadua.- – – –

Las advertencias son solo un toque de cada tema pues son muy ligeras.

Potter Characters: Draco Malfoy, Harry Potter, Severus Snape, Ron Weasley, Lucius Malfoy, Remus Lupin.

Géneros: Angustia, General, Romance

Advertencias: Incesto/Twincest, Mpreg=Embarazo Masculino, Muerte de un personaje, Otras, Trios, Violencia, Voyerismo=mirar a otros

Completed: Sí Word count: 45175

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-He dicho que NO. –

-Pero papá, no puedes hacerme esto, yo no le amo. – chilló un jovencito que cumplía la mayoría de edad.

-Draco, no tienes opción, tú eres un Malfoy y siendo que heredaste la parte fértil de nuestra familia, tú tienes que traer honor a esta casa. – El rubio mayor tomó asiento frente a su amplio escritorio. – Es lo mejor, o me dirás que no te eduque  correctamente, ¿serias capas de ensuciar nuestro apellido?

-No. – susurró el menor.

-¡Exactamente! Por eso al terminar este año en Hogwarts te casarás con el prometido que te elegí.- sonrió por debajo de las copa que ahora se posaba sobre los finos labios del hombre. – Y en unos meses estarás hermosamente embarazado…. No sabes cuánto tiempo esperé para verte así.

-¿Deseas otra cosa, padre? – El chico seguía con la cabeza gacha frente a su progenitor, tratando de aguantar las lágrimas calientes que amenazaban resbalar por su dolido rostro.

-Siéntate derecho y levanta la cara, ¿qué modales son esos? – El menor acató inmediatamente.- Tu prometido es un joven egipcio de una familia de sacerdotes y hechiceros que sirvieron a faraones por muchos milenios, a ellos no se les permite tocar mujer alguna por lo tanto los donceles son tradición en su linaje, su cultura es bastante diferente pero te acostumbrarás; Es una familia de magos oscuros y de un increíble poder, definitivamente esto nos traerá una posición muy privilegiada.

-Lo sé padre.

-Después de la muerte de Narcissa nada ha vuelto a ser igual, además con la muerte del Señor Tenebroso apenas nos libras de pisar Azkaban. – Suspiró – Draco, sabes cuánto te amo, pero no puedo retenerte… Has que me sienta orgulloso, hijo.

Silenciosamente el muchacho salió del despacho, al siguiente día partiría al colegio, sabiendo que cuando volviera a ese mismo lugar, su cama ya tendría dueño, un dueño que no solo vendría a compartir su cama si no que también vendría a sodomizarlo o como decía su padre a “reeducarlo con costumbres egipcias”.

-Todo sea por honrar el apellido. – suspiró pesadamente antes de meterse bajo las sábanas. – Al menos mañana será un nuevo día…

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El Flash de las cámaras no dejaban de sonar por toda la estación, magos y brujas que se golpeaban y/o hechizaban con tal de tener una pequeña exclusiva o un pedazo del héroe-que-vivió-y-venció.

Harry se encontraba un poco mas triste que de costumbre, era bueno verse liberado de la presión de estar con sus familiares y aún más saber que tu cabeza ya no era el principal trofeo en disputa, el problema era el constante acoso; no tenía un minuto para él, incluso ir al baño implicaba una persecución para tener un poco de privacidad…

-Hasta que se digna a dejarse ver ¡oh héroe mágico! – fue su amable recibimiento al entrar a uno de los vagones.

-Vamos Ron, ¿me dirás que ya dejaron de espiar tu inodoro? – sonríe el recién llegado.

-Ni me lo recuerdes hermano, estoy harto de tanto filtro de amor y tanta mugrienta lechuza, sin ofender a Hedwig, claro.

-¿Y Hermione?  – buscó de reojo las cosas de la chica pero no encontró nada. – No he sabido de ella desde la guerra. 

-Harry, ella se fue – bajo la mirada buscando la mejor manera de explicarle a su amigo. – Veras, ella pidió su cambio, después de que todo terminara y que empezara el acoso por parte de los periódicos, digamos que ella enloqueció de celos… no podía verme cerca de nadie,  y después pues yo me di cuenta de que… pues, Harry soy gay.

-¿Cómo lo tomó? – Se sentó a su lado.

-¿Cómo crees? Terrible, odiarme es muy poco. – Sonrió tristemente. – sabes que no quise herirla pero solo la veo como una hermana.

-¿Y qué te dijeron en casa? – preguntó para cambiar un poco el tema, se veía que su amigo le afectaba, la muchacha tenia cualidades que le gustaban a Ron, solo que descubrió que le gustan en otra presentación, no lo podía juzgar después de todo el fue el primero en declarar su revolución sexual.

-No se sorprendieron,  después de todo, no soy el único gay en la familia.- Ambos sonrieron.

-Esperemos que este año mejore. – se tumbó el ojiverde.

-Esperemos que si, Harry. 

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-Plaf… –  se escuchó una tremenda bofetada por toda el aula.

-¡¡Quita tu mugrienta mano de ahí descarado!! – Era el colmo, ¿qué toda la escuela lo sabía o si no, por qué se empeñaban tanto en manosear su anatomía? se supone que su padre ya se había encargado de que ni una sola alma en todo mundo mágico no supiese ya de su compromiso con la dinastía egipcia, ¿entonces por qué demonios tenia que lidiar con hormonales adolecentes calenturientos?

-Señor Longbottom, veo que su valor se a  aumentando considerablemente con el tiempo, pero eso no amerita que cometa indecencias en mi salón de clases, 50 puntos menos para Gryffindor y detención 3 días en mi despacho, SIN peros. – Pronunció serenamente el pocionista. – Y usted señor Malfoy en mi despacho después de clases.

-Si profesor. –contestaron ambos alumnos.

*En el despacho….

-¿Querías hablar conmigo padrino?  – entró el joven rubio.

-Si, Draco, siéntate por favor. – convocó un par de tazas con chocolate.

-¿Y bien?

-Estoy un poco preocupado por ti, con esta loca idea que se le metió a Lucius de casarte con un  mago oscuro, además de que tengo que estar como tu chaperona quitándote a los pretendientes de encima. – tomó un trago de su taza.

-Hey, eso no es mi culpa. Yo le prometí a mi padre que aceptaría mi responsabilidad ante el honor de la familia, y para mi burla eso incluye el comportamiento “virginal”, yo no hago nada para que me ronden como moscas.- se quejó el menor.

-Ya veo, por lo visto Lucius no te explico las esencias del doncel. – suspiró dejando la taza de nuevo en el escritorio. – Esto va a ser más difícil de lo que esperaba.

-¿Qué quieres decir?  –dijo enarcando una ceja.

-Mira Draco, cuando cumpliste la mayoría de edad se desarrollo en ti tu magia como doncel, incluso aún más por tu descendencia veela, esto te hace por decirlo así soltar una hormona que atrae a los machos que te puedan fecundar… por lo tanto posiblemente tengas a muchos con ganas de… bueno tu sabes.  – Severus bajó un poco el rostro para no mostrar sus enrojecidas mejillas. – Y por supuesto también debes cuidar tu marca.

-¿Marca? ¡¿Hormonas?! ¿!¿!¿!MACHOS!?!?!? – El rubio tenía una cara de completo espanto, el esperaba que su ultimo año fuera lo mas normal posible, antes de arruinarla con un tipo al que ni conocía. – No sé que voy a hacer. – Se levantó para correr sollozando a los brazos de su padrino.

-Draco, al menos dime que sabes lo qué es la marca. – preguntó preocupado el mayor.

-No, no sé. – volvió a gimotear el menor.

-Mira Draco, cada doncel tiene una marca que aparece en su cuerpo cuando esta en edad apta, esta marca es única y sale en un área del cuerpo distinta y nunca se quita, solo desaparece temporalmente cuando estás preñado.- acarició los despeinados cabellos rubios que se esparcían  en su túnica. –Por lo tanto tú ya debes tener la tuya.

-Sí, ¿pero cuál es el problema con ella?

-No dejas que nadie la toque, si eso pasara perderás la conciencia de ti mismo y solo buscaras engendrar con el primero que pase hasta que cumplas tu cometido, algo completamente instintivo y pues animal, solo buscaras procrear.

-Eso es horrendo. – gritó asustado el menor.

-A los donceles nos toca cargar con muchas cosas, Draco, pero también aprendemos a sobrevivir a muchas otras.

-Padrino, ¿tu?-  tenía la sorpresa clavada en la mirada.

-Sí, así que si tienes dudas, siempre puedo buscar la manera de aconsejarte. – acarició al menor.

-Gracias. – se abrazó mas a él hasta quedar  semi-acostado sobre el regazo del mayor, ahí ya no se sentía tan solo.

-Por cierto, estas suspendido de pociones, lamentablemente hasta que no cumplas tu responsabilidad, estarás susceptible  a ciertas fragancias o sustancias, yo hablo con el director, pasarás con solo las teorías, estas lo suficientemente bien en pociones para no preocuparme por pasarte de esa manera. – una última media sonrisa sobreprotectora antes de sofocarlo en un intenso abrazo, el futuro se predecía difícil para su querido ahijado.

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-Corre Harry o llegaremos tarde a la clase de defensa. – ambos muchachos caminaban muy deprisa por los pasillos.

-No sé por qué te preocupas, Remus no está, ayer fue luna llena. – el pelinegro trataba de darle alcanza a su amigo.

-Por eso, si no es Remus, adivina quien no s va a dar la clase.

-Snape – pronunciaron al mismo tiempo antes de correr.

-Potter, Weasley,  fregar pisos después de clases. – apenas habían entreabierto la puerta del salón cuando la potente voz ya los había sentenciado. – Hoy hablaremos sobre los Grindylow…

-Maldito murciélago grasiento. – se quejó el pelirrojo en voz baja.

-Ron, te va a oír, además no deberías decirle así. – susurró su compañero.

-Pues míralo, parece…  – sus palabras fueron detenidas por la minuciosa inspección que hacia sobre el hombre mayor.

“Blanco de piel… ¿Tersa? Si uno se fija bien, a pesar de todo, es el profesor mas alto del colegio y ni si quiera mis hermanos mayores le llegan a la estatura, su pelo negro y largo, ahora que lo analizo más detenidamente, se le ve bastante bien, si lo tuviera corto o con otro estilo no quedaría tan acorde a su persona, sus manos son  grandes y varoniles al igual que la potencia de su voz, su cuerpo bien torneado de espalda ancha y piernas inhumanamente largas… si definitivamente todo eso le queda bien al bastardo, y aunque no me gusta admitirlo, para rematar tiene esos ojos fríos y profundos, nunca en mi  vida he visto unos iguales, en nadie, conozco azules, grises, verdes, miel o dorados, violetas, rojos, cafés… pero no negros. El grasiento tiene también sus exclusividades.” – pensó el chico.

Por otro lado el profesor estaba intranquilo, estaba de espaldas a sus alumnos mientras escribía manualmente las instrucciones del día, cosas rara en él, pero no dejaba de sentir esa mirada en su nuca, una que lo profanaba al punto de sentir que le estaban desgarrando la ropa, el único problema es que no sabia cual de sus hormonales alumnos estaba cometiendo semejante violación.

El resto de la clase paso entre el refunfuño de un pelirrojo que cada vez encontraba más cosas atrayentes en su profesor pelinegro  y un profesor ojinegro que se sentía extrañamente intimidado y un tanto acosado.

-Terminó la clase, retírense. – fue lo último que dijo el profesor antes de desaparecer velozmente del aula de Defensa.

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-Por favor cariño, no te me niegues yo se que quieres. 

-Suéltame bastardo, sangre impura, jamás tendría algo con alguien como tú. – Forcejaba el rubio.

-Vamos Malfoy no te hagas del rogar, todo mundo sabe que eres una zorra como tu padre. – el otro joven lo tenia aplastado contra la pared.

-Quítame las manos maldito, ¡mi padre no es ninguna zorra! – el imbécil trataba de meter las manos bajo su uniforme y el no podía hacer nada.

-Pues mi papá no dice lo mismo. –  el muchacho seguía empeñado en su labor, ya antes su padre le había contado que cuando estaba en la escuela Malfoy se caracterizaba por ser una zorra y que de seguro su hijo era igual a si que no tenia reparo en meterle mano a ese otro joven tan excitante.

-Bastardo. –  gritó Potter y enseguida llego Weasley, habían encontrado la escena en un pasillo mientras se dirigían al gran comedor, Malfoy estaba siendo aplastado bruscamente mientras el otro joven, le bajaba los pantalones hasta las rodillas.

-Mira que tenemos aquí,  ¿qué Potter?, ¿Tú ya probaste las delicias de esta Putita? ¿O te quieres ganar sus favores?

-¡Suéltalo Leverther!  ¿O quieres perder puntos para Ravenclaw?

-¿A ti qué te interesa Weasley?, que sepa esta lindura no tiene favores que te puedan gustar o ¿ya cambiaste de bando? – Decía el Ravenclaw mientras tomaba el miembro flácido de Malfoy y lo movía de arriba abajo presumiéndolo frente a los otros.

-No, estúpido pero soy prefecto y esto te puede costar. –  Ambos Gryffindor sacaron sus varitas en señal de Duelo.

-Está bien, ustedes ganan. – Se da la vuelta para retirarse, no sin antes dar una sonora nalgada al rubio. – Nos vemos cariño.

-Qué imbécil.–  rugió el pelinegro mirando el pasillo donde se fue el otro alumno, para luego preguntar- Malfoy, ¿estás bien?

Pero Draco no soportaba la vergüenza que sentía, tenia los pantalones a las rodillas, la túnica rota, la camisa sucia y abierta con la corbata en peor estado, tenia el miembro flácido de fuera y con dos Gryffindors observando su penoso estado.

¿Cómo era posible que su padrino no se lo hubiera dicho?, su magia había disminuido considerablemente al igual que su fuerza física, ahora comprobaba que no se podría defender por si mismo de todos esos asquerosos hombres que quisieran poseerlo…  era demasiada vergüenza para soportar así que simplemente se subió los pantalones y  echó a correr sin querer llegar a ningún lugar.

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Aquella mañana unos ojos color gris mercurio se abrían levemente cegados por la falta de luz.  Todas las madrugadas un joven de piel canela y cabello semi largo color blanco, se levantaba de su camastro sin muchas ganas, dio una mirada rápida a su cuarto, era una habitación con pocos muebles y todavía más pocas pertenencias, lo único que hacia ver la diferencia entre un cuarto de visitas y uno personal, era el enorme librero que había en el fondo de la habitación y el escudo sobre la enorme chimenea…  un cuarto idéntico al que era el suyo.

Desnudo salió al pasillo, aun no amanecía tenia el tiempo exacto así que sin perder el tiempo bajo las escaleras, encontrándose con otros jóvenes que se dirigían al mismo lugar igual de desnudos que él, solo que más jóvenes.

Entró en el agua helada para hacer sus abluciones matutinas, purificó su cuerpo bajo el ritual purificador que todo sacerdote realizaba al alba y oscurecer. Vistió sus prendas de lino, sencillas pero finas y partió a la sala principal para rezar antes del desayuno.

Al joven le  fascinaba estar en el templo a servicio del Dios, pero en esta ocasión estaba contento de ir visitar a su padre en el templo de  Sejmet él era uno de los sacerdotes personales de las Diosa y además era un ur sunu; maestro médico, el mejor que enseñaba en el templo, pero  también sentía temor por la inevitable conversación que tendrían ese día por la tarde, la habitación estaba intacta, lo cual presagiaba una estancia muy larga en ese lugar, sonrió con pesar, el chico no estaba seguro de querer dejar  sus obligaciones hacia el Dios por mucho tiempo.

Él también era un sunu (médico). Pasó gran parte de su niñez aprendiendo el noble arte de la medicina, y las artes oscuras de la medicina como de la magia, profesión que su familia ejercía desde hace muchísimas generaciones, ellos eran descendientes directos de Heka  un Dios menor para los muggles, pero patrono de los medimagos o para los muggles médicos que curan con magia.

Sin embargo él al terminar sus estuDios en el arte médica fue enviado a servir al templo de Thot, estudiando arduamente tomando el puesto de sumo sacerdote al graduarse, siendo la pieza clave para el servicio que exigía su Dios, y no estaba seguro que el Thot divino fuera a ver  con bueno ojos que descuidara sus obligaciones.

– Adelante. – Había entrado a una de las celdas donde los sacerdotes impartían consejo o en caso de los maestros, tutoría.

– Sacerdote de la poderosa Diosa, ur sunu maestro, recibe mi humilde agradecimiento y por favor acepta mi presencia ante tu sagrada persona… – se arrodilló frente al hombre para besar suavemente la túnica que arrastraba en el piso.

-Acepto tus respetos, sentaos frente a mí. – el mayor tomó la cabeza del joven para depositar un beso en su frente y después besar su mano, representando los respetos ante en sumo  sacerdote del divino Thot. El joven tomó asiento en la incómoda silla.

-Me has enviado una lechuza padre, puedo saber ¿qué requiere mi presencia con tanta urgencia como para retirar mis servicios al Dios? –  miró seriamente el menor, en verdad eso le molestaba.

-Dame un momento. – Sacó su varita por debajo de sus amplias túnicas, una ventaja de ser sacerdote es que usar túnicas era algo muy común y a los muggles les parecía completamente normal, pasa un par de hechizos para silenciar y ocultar su presencia. – Hijo mío, me da mucho gusto verte de nuevo.

-A mí también me da gusto padre. – sonrió con mucha naturalidad y visiblemente mas relajado, no le gustaba tener que tomar tantas formalidades con aquel hombre al que le tenía una cantidad inimaginable de cariño. – pero dígame a que me ha citado que esto no es propio de usted.

-Pues verás, ya has cumplido los 17 años, y no has cumplido con tus responsabilidades. –  El muchacho levantó una ceja completamente indignado con esas palabras, él a su edad había realizado lo que un hombre no haría ¡ni en 40 años!, era el sacerdote sunu y escriba más joven en cumplir con sus estudios, además de tener a su cargo un Templo, las palabras de su padre le parecían fuera de lugar, ¡había perdido su infancia entre papiros y adoctrinamientos!. – Y no me refiero a tu servicio sacerdotal; Actualmente quedan pocos magos al servicio de nuestros Dioses, somos todavía más pocos los que mantenemos las barreras mágicas sagradas de nuestros templos y los que conservamos la sangre pura.- arrugó la nariz en modo de desagrado. – La historia de nuestra familia es muy larga, al igual que nuestras tradiciones, los conocimientos de magia negra que nos otorgó el mismísimo divino Thot a nuestros ancestros por ser hijos de Heka y ser fieles a la divina Sejmet son cosas que no podemos dejar de lado.

-Lo sé padre, cuando llegue el momento, me entregaré al servicio de los Dioses en las tierras sagradas del mágico Egipto. – Contestó con voz segura.

-Si hijo, y ese momento ha llegado. – Al menor se le había caído el mundo al escuchar las palabras del ur sunu, él todavía no quería tener esa responsabilidad, los rituales de un sacerdote muggle en un templo muggle no eran prácticamente nada contra lo que un sacerdote mago hacía en un templo mágico.

-¿Cuando debo presentarme ante el sagrado templo del divino Thot*? – Trataba de que no se notara su turbación.

– ¿Quién dijo que ibas al sagrado templo?

-¿No voy a servir al divino? ¿Entonces será a la señora divina Sejmet a la que voy a dar mis humildes servicios? – No entendía nada, sus pensamientos estaban revueltos ya que esperaba seguir al servicio de su Dios, solo que en la casa más sagrada que existía.

-No. Cuando tu momento llegue no servirás a ninguno de nuestros patronos, serás directamente la cabeza de nuestra familia y tomarás lugar de sumo sacerdote al servicio de nuestro Dios Heka, en el templo de las tierras oscuras mas allá de la milenaria noche. – suspiró. – Pero todavía no.   

-¿No? Pero acabas de decir qu…

-Dije que debías cumplir tu obligación, y no la sacerdotal, si no la familiar. –le miró seriamente.– Debes procrear a tu primogénito para que la línea continúe, y de se posible traer mas magos puros a esta familia. Has aplazado por mucho tiempo esta decisión, primero por terminar tus estudios como sacerdote web, después como escriba y sacerdote de Thot y luego para ejercer tu responsabilidad  como sumo sacerdote. Pero me temo que el tiempo se nos acaba y también la paciencia.

-Supongo que es momento de buscar una prometida…  – suspiró con pesar.

-¡Por el divino Thot y Sejmet juntos, que esto es vergonzoso! hasta un principiante sabe que como servidores de los Dioses ¡no podemos tocar fémina! – bramó colérico y exasperado. – ¡tienes que buscar consorte, crio irresponsable!

-Uhm

-Y para no perder tiempo ya te conseguí uno, para la siguiente estación será tu unión, y es por eso que te he mandado llamar, por lo mismo de la escasez de magos y aún más de magos fértiles, te he conseguido un prometido en Reino Unido, es de una muy prestigiosa familia de sangre pura  de alta alcurnia y su hijo es una mago fuerte y fértil.

-¡Esto es una deshonra! ¿Cómo pretendes que me case con un mago que ni siquiera cree en nuestras costumbres? – apretó fuertemente los puños.

-Pues por que tú te encargaras de hacerlo aprender, hablé con la familia del chico y están de acuerdo en el  adoctrinamiento de tu prometido, sé que nuestros Dioses entenderán que de momento no teníamos a nadie mejor con quien entregar nuestra sagrada línea. – Volvió a respirar resignado. –  viajarás Londres y te encargarás de que ese muchacho sea digno de nuestra familia, sin peros.

-Sabía que Renenutet debía estar enojada conmigo, me castiga de formas insospechadas. –  simplemente cerró los ojos con pesar y se hundió mas en su silla.

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-Hoy  veremos filtros de amor, éste en especial es bastante poderoso así que tendrán que usar mascaras anti gas, el puro aroma sería capas de volverlos mocosos hormonales calenturientos, aunque algunos de ustedes ya lo tengan sean en su estado natural. – Miró significativamente al joven Longbottom.

-De nuevo filtros, ¿que nunca se terminan? Si seguimos así ¡media escuela va estar urgida!  – replicó el pelirrojo.

-Si tanto le “urge” Señor Weasley entonces no será necesaria esta mascara. – En un movimiento ágil el profesor de pociones se había colocado detrás del pelirrojo sin ser detectado.

-¿No es contra las reglas?– levantó una ceja el pelirrojo.

-Completamente. – le entrega el articulo en cuestión dándose la vuelta dejando que su capa haga el típico pero impresionante furu furu.

-¡Y ahora el bastardo la trae contra mí! – le susurró a su compañero tan ofendido como pudo.

Harry solo reía con disimulo, ya había notado los constantes cambios de humor que tenía su compañero cada vez que estaba en la clase con Snape, además de las muy indiscretas miradas a su trasero y la cara babosa que ponía cada vez que “creía” que nadie le observaba.

Su compañero sufría de mal de amores, no lo cuestionaba, Snape tenía sus atractivos aunque su genio era punto y aparte, el otro detalle era que era bastantes años mayor que ellos, y el  pelinegro los prefería jóvenes. Pero su amigo tenía esa obsesión por los chicos grandes, cuando pequeño le contó que durante mucho tiempo se sintió atraído por su hermano mayor.

-Y ahí va de nuevo… – rio Harry el ver a Ron cometiendo una soberana estupidez.

-¡Weasley! ¿Qué no puede hacer nada bien?, Detención. – gritó el pocionista. – Después de cenar en mí despacho.

-¿Por qué? ¡No he hecho nada! – chilló el menor.

-¿Y empezar a añadir los ingredientes al revés le parece poco? un poco mas de hojas de menta y va a…. – ¡PPAAAFFFF!-  …  Explotar.

-Ahhhh, duele ¡duele! – en ese punto la mayoría del humo había envuelto a los jóvenes haciendo que ambos inhalaran la esencia.

-Cállese de una vez Potter. – Lo pescó mientras corrían dando vueltas por el salón. – Ustedes son los únicos dos imbéciles que empiezan a preparar una poción con los ingredientes ¡invertidos! ¡¡¡ Y sin máscara!!!

Rápidamente fueron llevados a la enfermería para su revisión, Ron salió con una doble detención y una bandita en la nariz, en cambio Harry tuvo que quedarse en la enfermería por 12 hrs más, por lo visto el había aspirado mas del humo y ahora se había quedado sin sentido del olfato, lamentablemente no se sabía si sería permanente.

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Tenía ya tres semanas que Draco no aparecía por el salón de Pociones y esto tenia muy preocupados a los dos Gryffindor, sabían que el rubio era constantemente acosado  mas nunca habían pasado a tanto, o al menos eso esperaban.

El ataque había sido unos  días después de que el Slytherin dejara Defensa y Pociones y uno antes de que ellos perdieran el olfato, aún así en las demás clases Malfoy parecía bastante distante, como si no estuviera ahí, pasaba bastante desapercibido cuando no tenía a algún idiota tratando de sobrepasarse, parecían animales salvajes en celo, casi los podían oír jadear cuando el rubio pasaba.

-Esto es el colmo, si la cosa sigue así, Malfoy no va a poder terminar el ciclo escolar. – El ojiverde estaba bastante molesto, en la mesa de Slytherin llovían cartas, cajas, regalos y montones y montones de lechuzas, todo esperando a que el rubio se apareciera… solo que eso no pasaba y el Gryffindor no quería admitir que le preocupaba lo que le estaba pasando a la serpiente, algo por ahí le decía que tenia que buscarlo.

-Ya sabes, la princesa de Slytherin se nos casa y ahora todos quieren un pedazo de él antes de que pierda la libertad. – Contestó el pelirrojo zampándose un enorme bollo, por lo visto el Profesor de Pociones no estaba en su sitio pues cuando aparecía a Ron se le volaba el hambre, ¡todo un milagro! Había que rezarle a San Snape para que Ronald dejara comida para el resto de los Gryffindor.

En la mesa de Profesores el único que parecía un poco apagado ese día era Remus Lupin se aceraba el día de luna llena y eso no le entusiasmaba mucho, las pociones de Severus ya no estaba surtiendo efecto como antes, pero no quería decir nada, porque posiblemente el Pocionista se ofendería y ya no le haría la Poción, era mejor poco que nada.

Afuera del castillo, a la orilla del lago, un joven de cabellos rubios lloraba su suerte al saberse maldito de por vida, no podía dejar de pensar en como cada hombre que se le acercaba lo trataba como una ramera y él poco o nada podía hacer para defenderse, el ser casi un squib no ayudaba tampoco, apenas con un poco de magia prestada de su padrino podía mantenerse en el colegio  y en clases, por milagro y conocimiento del viejo chupa caramelos le entregarían su titulo de graduado solo por permanecer en la escuela.

A un lado se encontraba el Profesor de Pociones que sufría la amargura de ver a su ahijado lidiar con los horrores que era ser un doncel, esperaba que no llegara a la siguiente etapa; recordaba sus tiempos en la escuela donde había tratado de mantener  su dignidad lo mas pura posible,  y esos problemas culminaron con la perdida de su virginidad y unas no pocas pociones; solo que en el caso de Draco el no podía darse ese lujo, solo por ser una mago de sangre pura que debía conservar el linaje de su apellido, por lo tanto su virginidad y la

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Toc toc toc

-Adelante.

-Vengo a cumplir mi detención. –Un joven tan alto como el pelinegro miraba fijamente a su profesor.

-Friegue los calderos y los suelos en completo silencio, voy a calificar exámenes. – movió su varita en dirección a unos calderos llenos de una  sustancia viscosa en color carmín, casi como sangre sancochada pero extremadamente pegajosa.

-mmm. 

El joven cruzó la puerta, dirigiéndose directamente hacia el lugar donde se encontraba la podredumbre, obedeciendo sin rechistar, se retiró la túnica y de paso se quitó la camisa dejando solo la playera desgastada que traía debajo.

A un lado había una barrica de agua y todo lo que pudiera utilizar para el aseo, así que sin demora, se puso en cuclillas a limpiar los ya tan acostumbrados metales.

-Genial, mezclaron  moco de trol con babosa carnívora… ¿a qué idiota se le ocurre hacer semejante estupidez?, ¡este ungüento hubiera podrido la carne de alguien! – resopló por lo bajo el pelirrojo, pero no lo suficientemente bajo como para que Snape no lo escuchara.

El profesor tenia la boca abierta, era completamente cierto, a esa poción había que agregarle uno de los ingredientes… era la primera  vez que escuchaba algo correcto de la boca del pelirrojo, además de que no era una poción muy conocida ¡y mucho menos  fácil! No comentó nada, pero se quedó viendo por buen rato al muchacho.

Ahora bien, Ron llevaba un buen rato fregando la cosa viscosa del recipiente y no esta demás decir que tanto ejercicio estaba rindiendo sus frutos, el sudor empezaba a márcale la camiseta que por lo desgastada se trasparentaba toda la piel, mientras su pelirrojo cabello se le estaba pegando al rostro haciendo una pesada caída del mismo creando una visión bastante excitante; en los últimos meses se lo había dejado crecer casi tan largo como los gemelos.

Severus no podía más que dejar caer la mandíbula ante tal espectáculo, un bulto en sus pantalones traicionaba su mente gritando que su cuerpo lo estaba disfrutando, simplemente era delicioso, aunque no se permitiera ese tipo de pensamiento sobre un alumno su cuerpo no encontraba la diferencia entre alguien con quien sí podía follar y con quien no podía.

 El menor repentinamente había sentido un calor insoportable, tal vez por el ejercicio o tal vez por que al pocionista se le ocurrió subir la temperatura de la habitación; así que había optado por quitarse la ya entallada camiseta, para dejar al descubierto sus músculos bien marcados, junto a unos pantalones algo flojos, por lo visto sus hermanos eran mas anchos de cadera, a si que para el ultimo Weasley era una desventaja pues solían resbalársele un poco.

Severus no lo pudo resistir, tirando un par de pergaminos en el proceso, salió de su propio despacho en velocidad récord, era demasiada tentación para su entrepierna y él no podía permitirse sucumbir con un alumno ¡y menos un Weasley! Dejó al pelirrojo con una cara de intriga e inocencia.

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Mientras tanto un rubio muchacho caminaba sin ganas por el castillo, ya no podía asistir a clases, solo podía presentar las partes teóricas en exámenes que los profesores le aplicaban solo a él, literalmente lo habían aislado, sus compañeros porque estaban indignados con el hecho de que él fuera el único que tuviera un trato preferencial, y los de las demás casas, por que realmente les valía un kaki lo que pasara con Malfoy, mientras no fastidiara mejor… así que se había quedado completamente solo.

Su padrino estaba cumpliendo una detención y seguramente recuperando todo el trabajo que había dejado por estar con él; le gustaba pasar tiempo con su padrino, al menos ahí se sentía querido y seguro, además de que la habitación de Severus le daba una tranquilidad increíble, aunque solo la utilizara para tomar una siesta de vez en cuando.

Estaba muy aburrido, y pensando que podría matar algo de tiempo caminando por ahí, decidió darse una vuelta por el lago, últimamente le gustaba sentarse a la orilla, para poder observar el cielo despejado o la luna cuando estaba en todo su esplendor… Sonrió para sí, hace unos meses ni si quiera le hubiera interesado algo tan trivial como aquello, él estaría sentado en la mesa de Slytherin alardeando sobre alguna cosa nueva que poseyera, para que sus compañeros le respetaran aún más.

Pero ahora ya no le interesaba eso, sus amigos eran cáscaras vacías sin ningún valor, y él también lo era, su padre lo había vendido como quien vende una res para el matadero, con tal de salvar su honor y apellido e incluso agrandar su cuenta en al banco, además quería que tuviera un hijo de  ese hombre que ni conocía, solo para mantener la línea, solo que su padre se olvidó que con él los Malfoy mueren…

-¿No está haciendo mucho frío como para estar sentado aquí?

-Esfúmate Potter, no tengo ganas de soportarte, siéntete complacido. – miró con fastidio al joven parado a su lado.

-Últimamente ya no te apareces tan seguido como para soportarme, si sigues así, no pasaras el ciclo escolar.

-Para lo que me interesa, de todas formas ya soy mayor de edad, puedo hacer magia cuando se me plazca. – su tono de fastidio no había disminuido ni una pisca.

-¿Es que no quieres graduarte? ¿Qué paso contigo?, ¡una transgresión física no es para que pierdas las ganas de vivir! ¿Es que no has pensado en tu futuro?, ¡¿no deseas tener una carrera?! ¡¿Qué pasará con los negocios de tu familia?! . – El pelinegro estaba furioso, es que no entendía como era posible que el  rubio perdiera las esperanzas de seguir adelante, era inaudito. – No eres tú, ¿Malfoy, tú estabas enamorado de ese…?

-¡BASTA! Cállate de una maldita vez. – Fue un arranque tan intenso que el poco aire que contenía salió de su pecho con el primer grito, lo demás fue solo un susurro afligido, se sentía triste y abandonado, tal vez por eso  continuó hablando. – Tú no entiendes nada, ¡mi familia no importa, no voy a poder continuar estudiando! ; ¿De verdad crees que me pondría así por un idiota acosador como ese?, ¡Al maldito bastardo no lo había visto en mi vida!

-Entonces, ¿Por qué? – lentamente se fue sentando en el pasto.

-Eso no te importa. – Increíble que con cuatro palabras hicieran perder la paciencia al Salvador del mundo mágico.

-¡¡No seas pendejo Malfoy!! Estoy aquí para tratar de ayudarte, ¡pero sigues siendo un imbécil! , ¿Crees que puedes ir acostándote por ahí con cualquiera solo por que te casas en unos meses?, solo eres una…

-Me vendieron. – Se quebró, las lágrimas fluyeron calientes como cascadas por los ojos grises que observaban la luna con añoranza de libertad.

Harry no pudo hablar más, la sorpresa de tan simples palabras lo dejaron en shock sin saber que hacer ni que decir, lo único que podía sentir era la vergüenza que le ocasionaban sus anteriores palabras, por inercia su cuerpo se movió, tomando al rubio por los hombros, acostando al joven sobre sus piernas.

-¿Cómo…? – fue todo lo que pudo articular, sentía rabia, dolor, ¡indignación! No sonaba a una pregunta, más bien estaba exigiendo saber.

-Mi padre me comprometió con un mago extranjero, aunque supongo que eso lo sabes. El mago es egipcio y sirve a los Dioses de su cultura, son de sangre pura tienen mucho prestigio y son muy respetados en todo Egipto y la comunidad mágica, no se mucho, sólo que no pueden casarse con brujas, y que preservan la sangre a cualquier costo, y eso fue lo que pasó… – sonrió amargamente. – Pensé que al principio era solo por el apellido, pero después escuché a mi papa decir que le habían dado una cantidad generosa de dinero y tierras por el matrimonio, parece ser que tengo algo que les interesa, además de mi fertilidad.

-¿Fertilidad? ¿Eres un doncel? – miró intrigado al joven, por primera vez en mucho tiempo su mente estaba trabajando al cien, encajando todos los puntos, por eso se tenia que casar, la marca lo reclamaba, el ya había escuchado un poco sobre eso.

-Sí, pero no solo eso, mi padre me ha dejado en manos de la familia de mi futuro esposo, para que me “eduquen” en  las creencias de ellos, con los métodos que se les plazcan. – tembló  con cierto temor.

-¿Y por qué no te niegas?

-¿¡Eres estúpido!? Si pudiera ya lo habría hecho,  el compromiso está hecho y nada puedo hacer para romperlo- se le fue el color del rostro. – Solo me queda aceptar mi destino…

-¡No! No puedes, no pueden, es decir no te pueden obligar a casarte con quien no deseas, eso solo es otra forma de esclavizar a las personas, ¡me parece completamente injusto! Nadie se lo merece. Tú no te lo mereces. – susurró.

Draco paró en seco.

-¿Que fue lo que dijiste? – preguntó en cuanto su cabeza lo asimiló. – No,  tu también me quieres para… claro, sí, Potter es todo un macho, seguramente vienes buscando lo mismo que los demás, al menos se ve que piensas un poco con la cabeza correcta. – siseó molesto, empujó a su acompañante mientras se levantaba, salió corriendo rápidamente rumbo al castillo, las palabras de su padrino le daban vueltas en la cabeza “Atraerás a los hombres con un aroma, llamando a  los machos que te puedan fecundar…”

-Entonces solo fue por eso. –sollozó sin dejar de correr. – ¡Estúpido Potter!

Mientras, Harry no sabia que había hecho para provocar el resentimiento del Slytherin, suponía que era parte de los problemas y su estado, simplemente debía de estar mas sensible de lo normal,  él se encargaría de cuidarlo y animarlo, después de todo ese rubio le llamaba la atención desde hacia algún tiempo.

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-Amo, lo buscan señor.

-¿No te dije que no quería ser interrumpido? – Uno de los integrantes de la lujosa cama se levantó molesto. – ¡Bestia inútil! – Le dio una patada.

-Perdóneme amo, pero Prentan  creyó que era importante señor, un mago egipcio le solicita, señor. – se golpeó con el suelo varias veces.

-¿Egipcio? ¿Dónde…? – se levantó para ponerse una fina túnica, mientras esperaba a que el muchachito con el que tenia delicioso sexo rudo saliera de su cama. 

-Espera su aprobación para ingresar por la chimenea, señor. – recibió otro sonoro golpe.

-¡¿No le has dejado entrar?! Pásalo inmediatamente a mi despacho criatura inservible, ¡ni eso puedes hacer bien! – se detuvo para mirar a la criatura con sus brillantes ojos. – Y Prentan…  Castígate.

-Si Amo señor. – plaf desapareció.

Una vez vestido se dirigió a su despacho con paso seguro y elegante, si alguien lo viera no notaria el nerviosismo que en ese momento le invadía por dentro, después de todo se supone que no tendría que lidiar con su futura familia política hasta después de la unión y para eso faltaban varios meses; esperaba que no fueran a querer cancelar el compromiso, eso seria una deshonra para su apellido y un vergonzoso escándalo. Entró y esperó a que su visita entrara.

Toc toc toc

Se abrió la puerta sin si quiera esperar la aceptación del acceso, de todo lo que Lucius Malfoy había esperado,  eso era lo único que no había imaginado… frente a él un joven no mayor a su hijo, de una figura delgada y exquisita con una piel acanelada y unos ojos como plata fundida le miraban fijamente.

El joven vestía una túnica de lino perfectamente blanca, junto con unas sandalias del mismo color, su cabello no se apreciaba porque lo traía envuelto en telas, la túnica tenía grabados con la simbología jeroglífica monumental bordados con hilos de plata.

-Lucius Malfoy, un placer. – le tendió su mano enguantada. El joven no tomó la mano pero hizo una leve reverencia ante su futuro suegro, en señal de respeto.

-Sutekh de Banoub. – contestó secamente.

-¿A qué debo el honor de la visita de mi futuro yerno? – se hizo aun lado señalándole al joven el lugar donde tomarían asiento.

-Vengo a conocer a mi futuro esposo y a verificar la pureza del mismo. – volvió a decir secamente. – la virginidad es un requisito sagrado para nuestros Dioses…. 

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-Mmm Profesor, oh   si, SI. ¡¡¡¡AHÍ!!! ¡Oh Merlín! – Un pelirrojo se retorcía entre las sábanas, presa de la intensidad del momento.

-Mmm. – por otro lado se escuchaban pequeños suspiros del  pelinegro.

-Oh si,  qué rico … ahh –  El orgasmo estaba cerca… el chico se arqueaba de formas inhumanas.

-Grrr. –  un gruñido.

-¡¡¡Snape!!! Que grande la tienes, mmm ¡¡¡siii!!! 

-¡¡¡Oh Por Merlín!!!…  Ron cállate de una vez. – Harry se había levantado rápidamente para lanzarle una almohada a su desnudo y muy excitado compañero. – En serio, hay cosas que de verdad ¡NO Quiero saber!

-¿Qué? Em ¿cómo?– Ron representaba los colores mismos de su casa en ese momento, y no solo por la loca sesión de sexo que estaba montando en sus sueños, si no por la sospecha de haber dicho algo que no debía. –  yo…

-Nada, si tanto te urge, ¡vete a follar a las mazmorras y déjame a mi dormir! – refunfuño el otro Gryffindor. – Al  menos así le endulzarás el carácter a Snape, y nos deja de joder un rato. – Se detuvo un momento a pensar y luego siguió su comentario entre risas. – Estará más entretenido jodiéndote a ti.

-Oye, ¡yo no soñaba con el bastardo grasiento!  – se sentó en la cama con bastante enfado, realmente comprensible después de todo lo habían interrumpido a mitad de un excelente sueño húmedo y le habían espantado el orgasmo. Uno muy prometedor por cierto.

-Déjate de cosas, que no es nada agradable escucharte gemir y gritar el nombre de tu querido profesor todas las noches, además después de tu “actividad” te duermes como un leño y a la mañana despiertas feliz, pero yo soy el que no puede dormir después de escuchar tus complacencias nocturnas.

-Pero…

-Nada Ron, o buscas con quien desfogar tus necesidades o buscas como servirte a Snape al plato, por que yo ya no voy a perder el sueño por culpa de mi mejor amigo. – Se dio la vuelta dando la espalda al pelirrojo mientras se ponía una almohada sobre la cabeza, tratando de conciliar el sueño o por lo menos que su erección no fuera tan dolorosa.

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-Draco. –  Un hombre de ojos negros miraba fijamente un árbol a lo lejos.

-Mmm . – contestó el rubio sorbiendo un pequeño trago de su taza de té.

-¿Te has fijado que tienes una sanguijuela siguiéndote desde hace días? –  El mayor posó su profunda vista en el rubio.

-Si te refieres a Potter, que esta escondido en el árbol detrás de mí observándonos, si ya lo había notado. – volvió a tomar otro trago.

-¿Y?

-Pues que más, las hormonas lo han de traer loco, el único momento en el que puedo estar tranquilo es cuando salgo a tomar el té contigo en los jardines. – baja su taza y levanta la mirada como reflexionando. – bueno ahora que lo pienso siempre que estoy contigo por alguna razón no se acerca, te debe seguir teniendo miedo. – sonríe.

-No creo que sea por las hormonas, después de todo el perdió todo el sentido del olfato cuando estalló la poción hace tiempo en clases, el señor Weasley todavía no la recupera del todo. – siguió mirando el árbol con disimulo, en eso un ruido lo saco de sus reflexiones, la taza del rubio había caído en la mesa y después al suelo quebrándose en el concreto. – ¡Draco! ¿Estás bien?  – el mayor se había levantado algo preocupado.

-Sí, si padrino, solo fue un accidente, perdón. – incitó a su compañero a que se sentara. – ¿Cómo que un accidente?,¿ Potter volvió a meter la pata otra vez, verdad? – Pronunció con todo el fastidio que había podido salirle.

-Como siempre ese par hizo las cosas mal, acabaron envueltos en una explosión y los muy imbéciles la respiraron. – suspira. – ya sabes lo demás, gritos, castigos, enfermería y demás; Weasley perdió parcialmente el sentido del olfato. – Sonrió – ve el lado bueno, no tendrás un Weasley persiguiéndote. – El rubio tembló ante la perspectiva.

>>Pero Potter no tuvo tanta suerte, parece ser que lo perdió totalmente. – Sonríe de nuevo. – De todas formas no tenia posibilidades de ser medimago ni Auror, ahora con esto será difícil que avance en pociones.

-¿Quieres decir, que ninguno de esos dos puede em… acosarme? – Miró nervioso los restos de la taza.

-¿Acaso querías que lo hicieran?. – Levantó una ceja con un gesto de mucha indignación.

-¡NO! Por su puesto que no, solo que…. – levanta la vista. – Bueno ahora no sé que razón podría tener el “Salvador del mundo mágico” para seguirme.

-Cierto. – se quedó meditando un momento. – De todas formas vigílalo, o mejor dicho cuídate; No quiero más cretinos persiguiéndote y yo espantándolos como tu chaperona.

-Gracias Severus, yo también te quiero. – le sonrió mientras el mayor se levantaba y despedía, después de todo tenía toda la tarde ocupada con clases y un castigo, ese sería un día que prometía ser  muy largo.

-Mmmmm. –  le contesta al rubio y luego se va.

Toc toc toc

-Adelante.

Una cabecilla roja se asoma por la puerta.

-Hola Ron, ¿qué te trae por aquí? – saludó amablemente el otro hombre.

-Hola Remus, yo solo venia a ver si no habías visto a Harry. – pronunció aún alejado.

-No, no lo he visto. – Sonríe. – Últimamente se la pasa en los jardines a esta hora, cerca de donde Severus sale a tomar el té.

-¿Dónde Snape? – miró incrédulo el pelirrojo.

-Sí, a Severus le gusta salir y tomar un poco de aire a esta hora, sobretodo porque ahí se ve con…  – Plaf, la puerta se había cerrado de golpe mientras el pelirrojo se alejaba del despacho corriendo, no le había dado tiempo a Remus de terminar y por lo tanto el chico no había escuchado que a Severus le gustaba tomar el té con su ahijado, cosa que a Ronald no le importó.

-Malfoy… – Terminó la frase inconclusa y miró la puerta tristemente.

Se levantó de su escritorio y fue directo a su despacho para pasar de ahí a su dormitorio, había una ventana que le permitía mirar hacia afuera, podía ver parte del jardín y el lago; Últimamente Remus se sentía muy triste, todos sus amigos habían muerto, Harry últimamente ya no lo visitaba, Severus le ignoraba tanto como podía y sus compañeros de trabajo platicaban cortésmente con el, pero nada mas…

Tenia casi los cuarenta años y nunca se había enamorado, por suerte el profesor Dumbledore le dejo dar cátedra un año más, ¿pero después de eso a donde iría?, ¿con quien?, ¿que haría de su vida? Muchas preguntas y ninguna respuesta, el año se le iba como agua entre los dedos.

Miró de nuevo su cama vacía sintiéndose aún mas miserable, sin ánimos de seguir en ese lugar recordando que nadie le esperaba simplemente se dirigió a la puerta  y luego al despacho donde tenía muchos pergaminos que calificar y todo lo haría en absoluto silencio.

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Corrió por los pasillos sin pensar, la sangre le hervía por las venas, jamás había sentido algo tan quemante y tan hiriente en su vida.

Celos. Eso debía de ser, ¡¿qué más?! Imaginar a su profesor tomando el té y riendo con su mejor amigo era una imagen que le desquiciaba la cabeza, su corazón bombeaba enardecido sin siquiera detenerse a pensar que esa posibilidad era completamente ilógica y además infundada.

Más en el corazón no se manda y en los celos tampoco, llegó a la puerta tratando de cruzarla cuando chocó de lleno contra otro cuerpo que iba entrando también con rapidez.

Ambos cayeron al suelo haciendo bastante ruido llamando la atención de varios de los alumnos, que al notar sobre quien cayó el torpe pelirrojo desaparecieron en el acto, nadie se iba a quedar a ver como el pocionista arremetía cantidad de crueldades al Gryffindor y menos que se desquitara también con ellos por quedarse ahí a ver.

-¡¡¡WEASLEY!!! . – Ron se encontraba en una posición poco decorosa, en donde estaba su cuerpo totalmente recargado en el hombre mayor, su mano derecha se encontraba al lado del rostro del mayor y su mano izquierda se encontraba prensada entre los dos cuerpo, lamentablemente su mala suerte había hecho quedar a su palma justo en la entrepierna del pocionista, cualquier movimiento de ambos hacia que esa parte se frotara aún más.

-Profes… – Sus mejillas se habían puesto del color de su cabellos al notar que era lo que estaba tocando tanto así que se quedó al punto de no poder articular palabra, así pues trató de girarse para levantarse y alejarse del hombre que causaba sus sueños húmedos, pero resbaló  con la túnica negra del otro cayendo de nuevo sobre él, pero esta vez cayó sentado haciendo que sus nalgas quedaran justo en el miembro de Severus.

Si el pelirrojo no hubiera estado tan asustado hubiera podido jurar que lo que escucho en ese momento había sido un gemido. Ambos hombres estaban quietos, siendo Severus quien reaccionó primero, dio un rápido vistazo alrededor para asegurarse que no hubiera nadie.

¿Un roce accidental no causara problemas o si?  Pensó el pelinegro, levantó las caderas, mientras “fingía” un movimiento que pareciera que trataba de levantarse. Lo que causó que su miembro semi duro se tallara en el trasero del pelirrojo haciéndolo estremecer.

Inmediatamente el Gryffindor captó la idea, su mente se agilizaba nada más en pensar como podía jugársela a su profesor. “Este juego lo podemos jugar los dos”.  Observó su entorno buscando algún espectador, pero no había nadie. Fingiéndose desequilibrado por el brusco movimiento que había dado su profesor se restregó rápidamente en esa área, haciendo que tanto su cuerpo como el cuerpo de abajo sintieran mucho calor.

-Weasley, ¿a qué está jugando? – soltó definitivamente el hombre, ya había notado las intensas miradas, también había visto como Potter le huía, por lo tanto no era ninguna broma de esos dos.  Ante el asombro del mayor, el pelirrojo se giró sin perder oportunidad de restregarse en su intimidad.

-Si quiere saber a que juego, tendrá que jugar conmigo, ¿Quiere? – Le susurró al oído.

-Tiene detención conmigo esta tarde, ¿no es así?  – enarcó una ceja

-Sí. – enmarcó una sonrisa radiante y lujuriosa.

-No llegue tarde. – De un rápido jalón se sacó al adolecente de encima para dejarlo tirado en el frío suelo y sin más salir disparado a su despacho, mas no se imaginaba que el pelirrojo mas que ofenderse con esa actitud, se relamía los labios esperando la hora de su castigo.

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-Potter. – suspiró cansado. – Ya se que estas ahí, ven y siéntate antes de que todo el colegio sepa que me estas espiando.

Harry se acercó un poco tímido sin saber como proceder, había escuchado que los donceles se ponían muy sensibles mientras estaban jóvenes.

-De hecho, ya toda la escuela se enteró. – Tomó ahora una taza de chocolate. – ¿No puedes ser mas discreto?

-Perdón. – se sonrojo hasta la punta de las orejas. – Yo solo quería saber si estas bien.

-Pues si, como podrás ver me encuentro muy bien. – suspiró cansado. – Haber, quiero saber una cosa, ¿por qué me sigues a todas partes?

-¿Porque me preocupas? – El rubio levantó una ceja. – No quiero que te pase algo como lo que sucedió con el chico de Ravenclaw.

-¿Por qué? …. . – Volvió a cuestionar el rubio.

-Ya te dije, me preocupas. – Harry no podía desprender la mirada de sus manos, la vergüenza lo tenía muy colorado. Mientras tanto el rubio miraba un poco incrédulo a ese Gryffindor que tanto llamaba su atención, ahora que sabía que no era por los aromas del doncel o las cosas raras que decía su padrino podía sentirse un poco mas tranquilo con el chico.

-Bueno, si tanto te empeñas en cuidarme y eso, te voy a permitir ser mi chaperón. – suspiró para continuar hablando. – Pero, en cuanto vea en ti una actitud sospechosa, te quiero lejos de mi; ¿Entendido?

Harry no lo podía creer por fin el orgulloso Slytherin lo estaba dejando acercarse, levantó la vista con la emoción reflejada en sus ojos, seguía sin entender a que se refería el otro con respecto a la actitud sospechosa, pero eso no importaba, lo importante es que podría estar cerca del joven y además asegurarse que ninguno de esos otros tipos se le acercaran.

Sonrió completamente complacido sin notar como el rubio le observaba fijamente.

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-Amo.

-¿Qué quieres…? – Un hombre rubio muy apuesto preguntó sentado en su despacho.

-Amo, el joven Banoub viene buscándolo amo. – la criatura procuraba mantenerse a una distancia prudente de su malhumorado dueño.

-Pásalo de inmediato. – contestó sin levantar la vista de sus documentos.

-Si amo. – desapareció. Unos minutos más tarde la puerta se abría sin si quiera ser tocada, el rubio odiaba la prepotencia de ese niño de piel acanelada.

-Que Heka le brinde la paz que necesita. – Dijo en forma de saludo, mientras con la mano hacía una señal para que el rubio no se levantara.  Así mismo tomó asiento delante de su “suegro”. – He revisado la vida de su hijo y la historia familiar, mis padres se encuentran complacidos con la pureza de su sangre, y varias de sus tradiciones así como de sus conocimientos en artes oscuras.

-Es parte del orgullo de nuestra familia. – contestó el Slytherin con toda la dignidad Malfoy que podía mostrar. O sea mucha.

Por recomendación de mi padre, me quedaré a cargo de la vigilancia de mi futuro consorte. Así que tendré que presentarme en la escuela a la que asiste, “aprender” sus costumbre y formas de vida, así mismo el deberá empezar a tomar las nuestras. – levantó la mirada posándola en los ojos azules. – Tiene que estar a la altura de nuestras tradiciones, y claro debe saber como comportarse como mi futuro consorte.

El rubio tragó duro, desde niño Draco siempre le había dado problemas para comportarse correctamente ante sociedad, incluso no estaba tan seguro de que fuera un digno representante de los Malfoy, solo esperaba que esta vez su muchacho se comportara adecuadamente.

-Esta noche empezare con los rituales de purificación que tengo que hacer con mi cuerpo, espero no se me interrumpa. – sentenció antes de salir, pero se detuvo en la puerta. – Quisiera pedirle un favor, me gustaría que arreglara mi estancia en el colegio de su hijo; No me gusta llegar sin ser anunciado con propiedad.

A Lucius, se le revolcaba el estómago de coraje, nunca lo habían tratado como un sirviente y era una humillación mayor viniendo de un chiquillo insolente, pero nada podía hacer, el contrato estaba hecho y el había dado su palabra, se tragaría su orgullo y terminaría con esto, después de todo el vejete chupa caramelos le debía un par de favores… “Todo sea porque mi hijo quede entre una de las mejores familias del mundo” pensó antes de reanudar su trabajo.

Detrás de la puerta un joven albino miraba el largo pasillo harto de tanto fingir desinterés, había visto el pasado de esa familia, miró con horror como se habían  unido a un mago cualquiera, ¡un Mestizo! No tenía nada en contra de los mestizos o los sangre impura como su padre los llamaba, solo que no le parecía lógico que siendo magos siguieran hasta la muerte o en otros casos cometer atrocidades en nombre de una persona cualquiera.

Había muchas cosas que no le gustaron de su futura familia, pero igual a su padre no le importó, lo único que quería saber era que el muchacho fuera virgen, la familia pura y que tuvieran un nieto o muchos en camino.

Odiaba a su suegro, ya le desagradaba con las referencias que tenia de él, mas al conocerlo fue poquito peor, cada vez que tenia oportunidad le regresaba una cucharada de su propia medicina, lástima que no podía demostrar abiertamente cuanto le desagradaba.

Y pensar que se casaría con el hijo de ese tipo, no quería ni imaginarse lo desagradable que seria, él ni si quiera quería casarse para empezar. Ser un sumo sacerdote,  tomar todos los estudios y llevar la vida que él tenia en el mundo muggle era relativamente fácil, todo se solucionaba con un gira tiempo, había muchas cosas que no conocía y que tampoco entendía, de cierta manera aún era muy joven, tenía mucho conocimiento en ciencias de todo tipo, pero en vida, su experiencia era casi nula.

-Amo Sutekh ¿quiere que le traiga la cena, amo?–apareció una criatura frente a él.  Simpáticos los elfos, nunca había conocido a uno, recién se enteraba que había una gran cantidad de diversas criaturas mágicas en ese lugar de las cuales apenas sabia de su existencia, algunas le recordaban a su dioses reencarnados.

-No, Prentan hoy tengo que purificarme, soltaré los sellos de mi magia a si que habrá mucha inestabilidad mágica por todos lados, no  te alteres ¿sí? – le sonrió a la pequeña criatura.

-Gracias, gracias, gracias amo. – el elfo lloraba de alegría por el buen trato que le daba su amo temporal, era infinitamente agradable, pues en el último tiempo Lucius se divertía torturando a la criatura.

Sutekh dejó al elfo y caminó hacia sus aposentos.

-Que se haga la voluntad de la gran MAAT.- susurró y entró a su habitación, mañana sería otro día difícil.

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Esa madrugada Draco se encontraba caminando por los alrededores, era un lunes y aunque ya estaba el desayuno servido aún faltaba un rato para que las clases empezaran, solo que esa no era la razón por la que el rubio estaba caminando sin rumbo, ¿la razón? Era el pelinegro desalineado que caminaba junto a él como un lazarillo.

Desde que aceptara a Potter como su chaperona, lo tenía a todas horas junto a él, desde que salía de la mazmorra de Slytherin por la mañana hasta en la noche que lo dejaba en el mismo lugar, poco no le faltaba para meterse al nido de las serpientes y dejarlo en la puerta de su habitación y si se descuidaba incluso lo tendría arropándolo en su cama.

Pero el rubio ya se había ganado muchas enemistades por andar paseándose con un Gryffindor todo el día, no le molestaba en absoluto, muchas de esas enemistades ya tenían su desprecio desde antes cuando solo se interesaban ellos mismos y a él lo habían abandonado, ahora que Potter pasaba todo el tiempo con él ya no se sentía tan solo, fingía sentirse fastidiado o exasperado cuando Harry sacaba su valor Gryffindor ante cualquier acosador que tratara de acercársele, pero para ser sincero le hacía mucha gracia ver al pelinegro deshacerse de sus pretendientes, en alguna ocasión lo llego a comparar con Black cuando estaba  en su forma de animago porque incluso parecía que le gruñía a cualquiera que se le acercara.

Sonrió ante el pensamiento,  por un momento el rubio imagino a Potter como su perro guardián gruñendo a todo el que se le acercara y tirando mordiscos a los asquerosos acosadores que le molestaban… si, era algo muy entretenido, Weasley no decía ni pío sobre su amistad y con eso se conformaba no es que le molestara su indiferencia, en absoluto, solo que pensó que los celos lo cegarían y trataría de apartar al Gryffindor de su lado, pero no, de la comadreja no había ni rastros.

Para mejorar las cosas descubrió que era fácil pasar el tiempo con el desalineado “niño –que-vivió”, las pláticas eran interesantes y hasta podía decir que lo encontraba divertido, era increíble pero el rubio se aburría considerablemente cuando el joven pelinegro no se encontraba cerca, esas horas procuraba pasarlas en la biblioteca donde nadie se atrevería a molestarlo o en la compañía de Severus cuando el profesor no tenía clase.

-Malfoy, vamos a comer. – El chico de los ojos verdes no había dicho nada en todo el camino más que por estar todavía adormilado que por falta de conversación. – Estas caminatas que das abren el apetito.

-Es la primera que realizo. – Pronunció el rubio sin prestar atención. – Pero admito que también tengo hambre.

Los dos caminaron por los corredores casi vacíos que daban al gran salón, Draco sin detenerse y por costumbre se enfiló a la mesa de Slytherin que estaba medio vacía sin reparar en su compañero, tomó asiento en su lugar de costumbre que por cierto era lejos de sus antiguas amistades y se dispuso a desayunar; sólo ahí fue que se acordó que no venia caminado solo, antes de voltear para buscar al chico varios cuchicheos se escucharon por todo el comedor, algunos se oían bastante alarmantes y otros simplemente molestos.

De nuevo trató de ignorar el ruido y se  dispuso a girar para buscar al oji verde que seguramente estaría en la mesa de los leones, mas cuál fue su sorpresa al ver que Potter se encontraba sentado a su lado ignorándolo completamente y tomando su desayuno a un lado suyo, levantó la vista hacia la mesa de los profesores, el director tenia una gran sonrisa mientras tomaba su taza de chocolate matutino y a su padrino poco no le faltaba para soltar la quijada en una total cara de estupefacción mezclada con horror.

¿Qué Gryffindor en su sano juicio se sentaría en medio de una mesa llena de serpientes?, bueno la respuesta era clara. Harry Potter. No cabía duda que no estaba en su completa cordura, eso había que darlo por seguro, solo que ahora el rubio se hallaba más que confundido con respecto a las acciones que tomaba el otro chico.

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-Remus te lo pido como favor, ahora que por fin Voldemort a muerto ya no puedo presionar a Severus para que siga con esto.

-Está bien Albus no tienes por qué justificarte, entiendo que Severus ya cumplió su parte y a mi no me importa tomar su lugar. – contestó el castaño desde su lugar frente al viejo escritorio.

-Te lo encargo, parte a la Mansión Malfoy ahora por favor, Lucius no se opondrá.

-Con permiso Albus. – El profesor salió rápidamente del despacho dirigiéndose a la salida de la escuela, tenia una nueva misión y se encargaría de cumplirla al pie de la letra aunque eso le partieran el alma en el camino, salió apareciéndose en las tres escobas de ahí tomaría un traslador que lo dejaría en la reja de la mansión el resto lo haría a pie, no tenía ganas de encontrarse con el dueño de la casa, así que esperaría hasta que el elfo le abriera, se quedaría en el recibidor a que el joven apareciera, se lo llevaría al director y regresaría antes de las clases de medio día, Simple… pensó el licántropo.

Algún día el hombre lobo se daría cuenta de que nada en esta vida es fácil, por lo menos no para él. Al llegar a la puerta su humor se agrió bastante…

-Buenos días Lupin. – El rubio le miraba seriamente.

-Buenos días Malfoy. – El dueño de la casa se apartó de la puerta para que su ex compañero pasara al recibidor. – Vengo por el joven de intercambio.

-Llegaste antes, todavía no termina de empacar sus cosas. – ambos hombres pasaron a la sala, más por insistencia del rubio que por ganas del castaño. – Tengo mucho tiempo sin verte…

-A mí me parece poco. – Un incómodo silencio se apoderó del salón, el ambiente se encontraba bastante tenso, Lucius miraba por la ventana, mientras Remus se concentraba en su taza de chocolate espeso con trozos de cacao, tres cucharadas de azúcar y dos de crema, exactamente como le gustaba. – ¿Y Prentan? Es extraño que no abriera la puerta.

-Atendiendo las visitas. – Ahora los ojos azul grisáceo miraban fijamente al profesor poniéndolo totalmente nervioso, no era común que Lucius Malfoy le mirara detenidamente, eso solo presagiaba algo que ya no quería escuchar.

-Remus hasta cuando me darás la oportunidad de hablar. – La gota que derramó el vaso.

-¡NUNCA! Lucius no he venido a hablar contigo, sabes que por mi jamás pondría un pie en esta mansión y todavía menos frente a tu presencia. – Levantó la voz el calmado hombre. – Solo he venido por el nuevo estudiante, Y-nada-más.

-No fue mi culpa…

-No, no lo fue, fue mía por confiar en ti, por creer en ti y por no saber lo que me pasaba… pero sabes que ESE es mi problema, no el tuyo y YO no tengo nada que hablar contigo.

-Por favor Remus ya han pasado casi veinte años, ¿no crees que al menos escucharme no te hará mas daño?  – pidió ya un poco fastidiado.

-Diecinueve y no creo que tengas nada que pueda aliviar lo que siento. – contestó con el mismo tono.

-¿Qué te sientes solo? ¿Qué me odias por algo de lo cual no supe porque no me quisiste decir? ¿Qué te reprochas mil y un veces tu error? ¿Qué tratas de aliviar tu conciencia diciéndote que fue lo mejor? ¿Qué te la vives tratando de fijarte enamorado del pulgoso amigo para negar lo que pasó?– Ante estas palabras al castaño le temblaron las manos estando a punto de derramar el chocolate sobre la costosa alfombra, el rubio continuó. – Por Merlín Remus no finjas que no sabes cuanto te conozco, puedes llorar como una Hufflepuff  si quieres, pero sabes bien que la puerta de mi casa ha estado abierta desde que enviude y la puerta de mi departamento desde siempre.

-Son solo palabras, nunca te importó.

-Claro, por eso me jodí el culo con un estúpido mago que prometía mantener a salvo a mi hijo del nuevo ministro, un cabrón folla niños sangre pura, también son palabras cuando juré lealtad y ser espía para el viejo chupa caramelos con tal de que mi hijo se salvara de mi error, que hay que admitirlo, si el puto ese no se hubiera obsesionado con Potter hubiera conseguido su objetivo… y ahora que cedí lo que quedaba de la fortuna Malfoy con tal de mantener a mi hijo con una familia que no le dañara ni lo usara como carnada humana. ¿Son puras jodidas palabras Remus? ¿Acaso ya no me conoces? Sabes que no hablo en vano.

-¿Y lo de que le vendiste como carne para ganado? – preguntó asombrado el licántropo.

-Apariencias Remus, son solo apariencias, crees que alguien creería que di la mano de mi hijo de buena gana sin sacar algo a cambio; No. esa era la idea que esto sea llamativo, una vez hecho el enlace me puedo pudrir en el infierno, ya que habré dejado a mi hijo en una buena condición económica y un lugar donde no lo tratarán como paleta de carne. – Lucius se levantó de su lugar para tomar una botella de licor que se encontraba en una vitrina, tomó un par de vasos y los sirvió hasta el tope ignorando totalmente las reglas de buenos modales y de llenado de vasos. – Son personas diferentes pero no le harían daño alguno, además se lo llevarán lejos de toda esta podredumbre.

-¿Por qué? –fue lo único que pudo articular.

-Porque después de la guerra todos los negocios se fueron a la quiebra, nos quedamos en la ruina; hice lo que pude, vendí propiedades, invertí y logré rescatar una parte de lo que teníamos, pero sé que no podré sostener esto por demasiado tiempo tal vez un año cuando mucho, si Draco se casa al final del ciclo podre dejarle una pequeña parte, el resto se despedazará entre los buitres de los acreedores que están esperando a que los procesos legales terminen.- tomó su vaso y lo bebió de golpe, se sirvió de nuevo, tomó ambos vasos girándose para depositar el suyo en una mesa al lado de su sillón el otro lo dejo cerca del castaño. – Al menos no quiero que mi Dragón este aquí para ver como su padre se pudre en la miseria.

-¿Por qué me dices esto ahora?, ¿crees que voy a olvidar?– bajó su rostro, sentía que sus ojos ardían y que el agua se acumulaba en ellos.

-Remus cuando esa puerta se abra lo vas a entender, no quiero que recuerdes, ni siquiera que me perdones, solo quiero que estés preparado para  lo que  veas. –dichas estas palabras el castaño miró a la puerta de madera como si esta tuviera las respuestas que buscaba, no entendía a que se refería el mayor. Inconscientemente se rozó el muslo izquierdo, Lucius lo notó. – Cuando pase yo volveré a ser el cabrón maldito de siempre, pero aun así siempre estaré aquí…

Toc toc toc

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La mañana había volado y como Potter se había encargado de dejar muy en claro que quien se acercara a Draco Malfoy se las vería con él, los demás estudiantes se habían abstenido de acosar al rubio procurando que sus hormonas se controlaran por medio de constantes pajas, esto representaba un alivio para el joven que ya podía pasear sin necesitar chaperona, estaba completamente seguro de que Severus estaría agradecido por esto , últimamente se le veía mas ocupado y eso le causaba mucho estrés al hombre.

Aburrido como se le estaba haciendo costumbre salió a los jardines  y se sentó en la misma mesa donde platicaran él y Potter el día anterior,  ya que estaba pensando en él, recordó otra de las cosas que le recomendara.

Tenía mucho tiempo libre y al oji verde se le ocurrió que Draco podría aprender algo nuevo, le trajo varios libros de la biblioteca y le dejó unos cuantos lápices, quizás pudiera aprender a dibujar, y es justo lo que el rubio se disponía a hacer, sólo que se vio interrumpido.

-Hola. – Fue tan solo un susurro, pero fue tan cerca de la oreja que al oji plateado le aceleró el pulso haciendo que los lápices cayeran al suelo.

-¡Potter! Tremendo susto que me diste. – le reprochó el mayor antes de recoger los lápices. – ¿Qué haces aquí tan temprano, no tenías clases con mi padrino?

-Sí, salimos temprano. – sonrió.

-Claro y yo soy un Gryffindor heterosexual. – pronunció sin pensar.

-¿Heterosexual? ¿Significa que tu eres?  – Draco tardó un segundo en procesar las palabras, le había agarrado tanta confianza al Gryffindor que descubrió su sexualidad sin pensar, lo hecho, hecho estaba mas no pudo evitar ponerse chapeteado.

-Yo…  pues si no recuerdas me caso a final del ciclo escolar.-contestó inseguro, después de todo le incomodaba recordar su futura boda.

-Había oído que era común las bodas entre hombres en el mundo mágico, también por lo de mantener la pureza de la sangre e incluso aunque no fueran homosexuales. – se sonrojó. – por eso preguntaba.

-Pues sí Potter, si lo soy, y me caso por mantener la pureza de la sangre. – recobró la composturas poniéndose serio ante la importancia del tema. Por algún motivo a Harry se le retorcieron las tripas al recordar el matrimonio forzado.

-A por cierto, Snape te mando esto. – El desalineado pelinegro buscó entre sus túnicas hasta que dio con un frasco, lo sacó y se lo extendió al Slytherin. – Dijo que era un perfume que encargaste, también dijo algo del control de plagas o pestes no recuerdo, que te lo pongas dos veces por día.  Cero que mencionó algo de  que neutralizaba olores o aromas, no sé, me lo dijo de rápido.

-Mi padrino siempre piensa en todo. – sonrió al ver la botella, lo más seguro es que fuera una fórmula para neutralizar los aromas del doncel, al menos ya no tendría a una jauría de estudiantes salvajes paseándose en su honor. – ¿Y por qué salieron temprano?, no me has dicho.

-Neville, de nuevo estalló su caldero y esta vez tuvo quemaduras en la piel, el salón quedó desecho. – tomó un lápiz para pasearlo entre sus dedos jugando con él.

-Severus debe de estar furioso.

-Eso es poco a como salió del salón, aunque su gesto se calmó un poco cuando le dije que vendría a verte, estoy seguro que pensó lo mismo que yo, es una suerte que no estuvieras en el salón. – ahora tomó un trozo de papel. – por tu estado estás más delicado a cualquier hechizo o poción.

-¿Qué tanto sabes de los donceles? – Era la primera vez que reparaba en el conocimiento del Gryffindor sobre el tema, tenia curiosidad de que tan enterado estaba.

-Pues sé que cuando cumple su mayoría de edad se vuelven activos, bueno que les aparece la marca, también que estarán en una especie de “celo” o algo así hasta que sean reclamados,  que pierden gran parte de su magia y la recuperan con la pareja, la marca aparece en lugares distintos y tiende a ser diferente en cada persona, por lo general es algo muy especial o íntimo de cada uno o en algunos casos algo que represente al verdadero amor si ya se le conoce. – se detuvo a dibujar un corazón en la esquina de la hoja. – Hay algo sobre un aroma especial que desprende o algo así, de esa parte no me acuerdo bien. Es todo lo que sé de momento.

-Bueno no te equivocas, es todo lo que me había dicho mi padrino, aunque… – Harry levantó la vista con asombro.

-Cierto, ahora que recuerdo, me habían comentado que algunos tatuajes se pueden mover casi como los cuadros mágicos, pero solo responden a la pareja idónea para ellos. – Draco miró al desaliñado pelinegro, ese detalle no lo conocía, Severus no se lo había contado y hasta ahora nunca había visto a su marca hacer nada parecido, por un segundo no supo si eso era malo o algo positivo, pensó en su futuro esposo y en … Harry.

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Rápidamente y sin dar oportunidad de réplica Lucius se acomodo al lado del licántropo muy cerca pero sin oportunidad de tocarse.

-Adelante. – fue la sencilla orden.

La puerta se abrió dejando ver a un joven de una figura delgada y exquisita con una piel acanelada y unos ojos como plata fundida. Su cabeza estaba rasurada pero se había dejado las cejas y las pestañas aun en contra de su voluntad, pues aunque sus costumbres eran sagradas tenía muy claro que iba a un colegio no a un ritual de invocación mágico.

Como era de esperarse a Remus se le fue el aliento al verlo, sin darse cuenta tomo la mano del rubio apretándola entre las suyas,  por la poca cantidad de bello se podía notar que  el muchacho era albino, y sus ojos eran muy similares a los de Draco, cuando al fin se recuperó giró su cuerpo para mirar al Rubio compañero.

-Así seria… – apenas pudo pronunciar, con dolor cerró los ojos para negar con la cabeza, ¿por qué la vida era tan injusta con él? se preguntaba el hombre. Lucius se acercó al oído y susurró muy quedito para que el joven albino no le escuchara.

-Sí, si nuestro hijo hubiera nacido sería como él. – Ante estas palabras Remus solo pudo sollozar, le dolía pensar en su hijo no nacido, el saberse culpable de no haber recurrido a Lucius cuando debía, el negarse a decirle que tenia un hijo suyo, el no tener el suficiente poder mágico para mantenerlo.

-Buen día, mi nombre es Sutekh de Banoub, descendiente de los Heka que sirven a nuestro Dios, también a la poderosa Sejmet que nos brinda sus dones y al divino Thot que nos da sus conocimientos. – Hace una pequeña reverencia. Los dos mayores recobraron la compostura, el egipcio sabía que había interrumpido algo importante pero no se le ocurrió otra cosa mas que presentarse ante las visitas; empezaba a encontrar cómoda la vida en la mansión de su suegro.

– Un placer yo soy Remus  Lupin y voy a ser tu profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts. – trató de sonreír lo mejor que pudo. – Dime Sutekh ¿qué edad tienes?

-17. 

-Bien, pues el profesor  y director Dumbledore esta muy contento de recibirte en el colegio, lo conocerás personalmente cuando lleguemos, se hará una pequeña selección para designar a qué casa perteneces y durante la cena serás anunciado al resto de tus compañeros.

-Está bien. – se sentía un poco intimidado por esos ojos amielados que le miraban con infinita ternura, por segundos se sentía un niño otra vez y algo en las manos entrelazadas de el castaño y el rubio  estaba causando un poco de nerviosismo y asombro en el muchacho,  pues nunca había visto al dueño de la casa con tanta calma y tranquilidad, A lo mejor ese hombre es su pareja  pensó el joven sintiendo un poco de molestia.

-Es hora de marcharnos ¿Estás listo?

-Sí.- se giró para dirigirse al señor de la casa.- Le agradezco por la estancia, es un honor ser parte de esta familia.

El rubio solo bufó con exasperación, causando una risa cristalina por parte del profesor, dejando maravillados a los otros dos presentes; ambos hombres  eran tan parecidos para gracia del castaño, seguramente mi hijo y Lucius se hubieran llevado así pensó Remus.

En ese momento Sutekh se  giró para salir de la habitación, sus mejillas se habían teñido de un rojo carmesí solo por mirar esa hermosa sonrisa, no quería que los demás se dieran cuanta así que optó por dar la vuelta para que no lo miraran, ante este movimiento Remus también trato de levantarse para salir, mas un jalón le hizo detenerse.

Su mano seguía apretada a la de Lucius, hacia mucho tiempo que no tenía contacto con nadie y menos con el oji azul, así que esa sensación era extrañamente profunda y familiar.

-No te vayas. – Remus no estaba seguro de haber escuchado esas palabras, tal vez se las había imaginado. – Por favor no te vayas.

-No puedo quedarme. – contestó sorprendido, en toda su vida jamás vio a un Malfoy rogar. El rubio ya no insistió. – Pero…  puedo pensarme el darte la oportunidad de esa plática que tanto me has  pedido.

Unos ojos miraban la escena desde el fondo de la puerta, algún sentimiento indescifrable se arremolinaba dentro del joven con solo observar a esos dos hombres mayores…

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Ron había corrido desde los campos de entrenamiento hasta las mazmorras, ni si quiera entró a las regaderas, llegó a la puerta del salón apenas cambiado por el uniforme normal, sudado, completamente sucio y desalineado, no podía darse el lujo de llegar tarde y menos con la esperanza de una sádico pero magnifico castigo de parte del mayor.

-Llega tarde.

-Entrenamiento. – Levantó los hombros en señal de indiferencia, pues sabia que incluso había llegado antes de la hora.

Snape levantó una ceja observando al desalineado Gryffindor pero no dijo nada, con su varita señaló un montón de calderos sucios. Confundido pero sin replicar el pelirrojo se dirigió al mismo lugar de donde siempre sacaba el material de aseo.

Cuando regresó, el lugar estaba completamente limpio, los calderos en su lugar totalmente lustrosos (como el nunca los había podido dejar) y al final se encontraba una puerta abierta.

Una sonrisa cazadora apareció en el rostro del León, si la serpiente quiere jugar….

Entró a la habitación tenuemente iluminada, para encontrarse con un cuadro totalmente excitante; sobre una mullida cama se encontraba el pelinegro cubierto solo con su túnica larga que resguardaba solo su espalda, varias partes de su cuerpo se encontraban cubiertas de lo que parecía ser jarabe de chocolate, en la punta del miembro excitado del pocionista un poco de crema batida y una cereza.

-Weasley, hoy tuve un accidente con un despistado elfo que tiró todo mi postre…  Su trabajo será limpiarme.  – Sonrió malicioso al ver la cara embobada y completamente lujuriosa del adolescente. – Con-la-len-gua.

No tuvo que decirlo dos veces, antes de que terminara la sugestiva frase, Ron ya se encontraba  sacando el cinto de sus pantalones, pues le estaban apretando infernalmente. Los zapatos volaron de un tirón, los pantalones cayeron de golpe junto con la ropa interior, tiró la corbata lejos mientras se desabotonaba la camisa dejándosela puesta junto con su túnica Gryffindor.

-¿Profesor le han dicho que es un sucio de primera? – ronroneó el menor.

-Me han dicho que soy un salvaje para los castigos, pero gracias por el cumplido Weasley. – dicho esto su erección pulsó haciendo un movimiento  bastante sugestivo que hizo tragar duro al pelirrojo. – Tendrá que tener cuidado donde chupa, por que si no lo hace adecuadamente no quedaré limpio, ni…  com-pla-ci-do.

– ¡Joder! – rápidamente el pelirrojo se arrastró por la enorme cama.

-Después, ahora lame. –Le puso un pie cubierto con jarabe en frente del rostro, mientras tomaba una fresa cubierta de chocolate. Sensualmente chupó la punta y luego la mordió degustando su magnifico sabor. – mmm… vamos Weasley no se porte como una doncella virginal que media escuela sabe que no lo es… no por nada todos dicen que es un semental.

-Em yo… no; Es que… -Antes de seguir balbuceando incoherencia mas colorado que una fresa  Severus metió parte de sus dedos en la boca del oji azul, comenzando a sentirse extasiado cuando una lengua traviesa empezó a succionar todo su jarabe.

-Ohhh Merlín pero que bien chupa. – jadeó el pelinegro, después de limpiar completamente los pies  y deteniéndose unos momentos mas en los dedos.  El pelirrojo siguió su camino ascendente hasta llegar a los muslos internos  donde se detuvo dando largos y lentos lengüetazos causando latigazos certeros de placer sobre el profesor.

-¿Quiere  seguir jugando o vamos al postre? – pronunció guturalmente mientras tomaba los dedos de la mano para succionarlos fuerte y demandante.

-Posss… ttrrreeee. ¡YAAAA! – Severus se retorcía en la cama mientras intentaba controlar su cuerpo de las intensas sensaciones, si no se daba prisa terminaría corriéndose antes de que siquiera le tocaran íntimamente.

Ron sonrió malvadamente, el castigo se le había revertido al profesor pues se veía que estaba a punto de venirse, tomó el miembro mordiendo la cereza en el camino, chupo la crema dejándose ir hasta la base del miembro, un gruñido gutural escapo de la garganta del pocionista, era definitivo, no aguantaría mucho. El pelirrojo succionó un poco más antes de retirarse para observar a su acompañante.

Fue el turno del Gryffindor para jadear incontrolablemente, el espectáculo era completamente enloquecedor, tenia a Severus acostado boca arriba abriendo las piernas para él, con una mano se masturbaba mientras con la otra se metía los dedos para prepararse.

-Tómame.

El pelirrojo salivó con solo pensar en lo que vendría, mojó  su mano para masturbarse un poco, luego lamió la entrada del pocionista, se posicionó entre sus piernas y lo penetró. Rápido y certero. A la primera estocada toco la próstata del pelinegro haciéndolo aullar de dolor y de placer, esperó unos segundos y luego volvió a penetrarlo, fuerte, salvaje.

A cada embestida el profesor no podía mas que gritar, definitivamente era ruidoso porque los chillidos placenteros se escuchaban hasta los pasillos del colegio.  Sobre la cama Ron se encontraba de rodillas envistiendo el cuerpo con toda su fuerza, vio un poco de sangre pero no se amedrento, pues su espalda estaba completamente enrojecida por  las uñas que estaban clavadas en ella, sabia que había mucha sangre corriendo por los surcos que seguramente tendría en toda la espalda, un nuevo aullido le indicó que su profesor estaba cerca y el también.

-Me voy a correr. – le gruñó.

-Fuerte. – gimió el mayor.

Ante esto fue Ron quien levantó en peso al pocionista por las caderas poniendo sus piernas en sus hombros  así el pelinegro podía pasar sus brazos por el cuello del pelirrojo dejando el trasero expuesto para las brutales embestidas que el Gryffindor le proporcionaba. En la última, un gruñido y un aullido anunciaron el mejor orgasmo que ninguno de los dos había tenido jamás,  dejando que la túnica resbalara por el cuerpo del pelirrojo que se vació completamente dentro del hombre.

El maestro estaba tan extasiado y cansado que se dejó caer pesadamente de espaldas sobre la cama  quedando prácticamente dormido, Ron iba a seguir su camino cuando vio algo que llamo poderosamente  su atención… en la espalda del profesor se encontraba un enorme tablero de ajedrez.

El sueño le estaba venciendo a si que lo último que proceso su mente fue la curiosa y muy complicada jugada que estaba en el tablero tatuado, sin pensar levantó la mano tocando la marca, trazó un trayecto con sus dedos y de durmió junto al pocionista.

Sin esperar la pieza se movió de su lugar, ahora la complicada jugada estaba resuelta…

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-Draco en realidad tienes talento. – dijo maravillado el chico de los ojos verdes, mirando un trozo de papel que el rubio sostenía.

-Vamos no es para tanto. – cuestionó el otro sin darle importancia.

-Tú lo lograste en unas pocas horas, yo me tardé una semana en poder sacar esos trazos. – sonrió.

-Pues porque yo no tengo nada mejor que hacer. – el rubio miraba el pergamino, cuando levantó la vista pudo ver que Potter le miraba con tristeza y con culpa, seguramente el Gryffindor pensaba que había metido la pata. Típico de un Gryffindor. – No Potter, no me sentí por tu comentario, solo que es cierto, realmente no tengo nada que hacer y esto del dibujo me está ayudando bastante.

-Qué bueno que te haya gustado, a mí también me encanta aunque no soy tan bueno. – volvió a sonreír.

-Solo hay un trazo que no puedo sacar. – tomó el papel y le mostró unos dibujos donde no tenia muy bien definida la perspectiva. – mira es que este Angulo no sé cómo sacarlo, por más que boseteo no me sale, no lo entiendo.

-Ahh ya. – contestó el pelinegro acercándose, se sentó muy cerca del rubio, tomó su mano con la suya para que ambos usaran el mismo lápiz, recargó su mentón en el hombro, y miró el pergamino. – Es que no estas aplicando bien el punto de fuga, en estos casos se utiliza un doble punto, ¿vez? Así.

El aliento caliente chocaba sobre la sensible piel del Slytherin quien de repente empezó a sentir su cuerpo arder, le faltaba el aire y sentía que su entre pierna ya no estaba tan blandita como quisiera, por un momento meditó, y se dio cuenta que su cuerpo estaba vacío y necesitaba ser llenado con algo muy duro y caliente.

-Ay por Merlín. – Pensó el rubio. – Poott-tteeerrr. – Le tembló la voz. Sus cuerpos estaban muy juntos y al llamar la atención del oji verde sus rostros quedaron muy cerca.

El Gryffindor se perdió entre las platas fundidas que tenia enfrente, dejó que sus instintos actuaran y le besó.

-Déjame quedarme contigo, por  lo menos hasta que lo inevitable tenga que pasar. – susurró el rubio, entre deseo y tristeza. ¡Quería vivir lo que le quedaba de libertad! Y Potter siempre le había gustado, ¿por qué desperdiciar la oportunidad?

-Cuando pase yo te seguiré hasta el mismo infierno, te robaré y serás mío por toda la eternidad.-  contestó con los ojos brillantes de la emoción mirando detenidamente las orbes grises.

-Gryffindors sentimentales. – resopló el rubio.

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-¡Bienvenido a Hogwarts! – sonrió un viejo bastante mayor. Se parecía a uno de los decanos más viejos que habitaban en el templo mayor del Dios Khepra. – ¿Un caramelo de limón?

Por cortesía el egipcio tomó uno, luego parándose muy bien erguido y poniendo su mirada más retadora se dirigió al anciano, aunque este ni se inmutó ante la actitud del joven.

-Soy Sutekh de Banoub. –  dijo secamente.

-Mucho gusto, Yo soy Albus Dumbledore director del colegio, ya conoces a Remus tu futuro profesor y… – Levantó la vista mirando algo extrañado al hombre que estaba junto a la chimenea. – Lucius. Em. No esperaba que vinieras hasta aquí.

-Tenía que asegurar que mi yerno fuera bien recibido. – contestó fríamente sin prestar atención a la mirada incrédula de los otros dos mayores, ni por Draco había hecho algo así.

-Bien ahora procederemos a seleccionarte a una Casa. –  El viejo sacó un polvoriento y desgastado sombrero, y luego de que el joven se sentara se lo puso en la depilada cabeza.

-Mmmm difícil decisión. – dijo el sombrero no sorprendiendo a nadie pues siempre decía lo mismo. – por tu sed de conocimiento Ravenclaw seria excelente, pero también posees un corazón valiente y feroz como un Gryffindor, eres noble como un Hufflepuff y finalmente astuto como un Slytherin.

-¿Y bien? –  preguntó ya fastidiado el rubio.

Después de unos minutos de silencio el sombrero se retorció sin que el mago que lo portaba se inmutara, con una voz algo forzada y un poco agotada dio su veredicto.

-Slytherin.

-Perfecto. – Malfoy sonrió feliz pero sin perder la compostura.

-Felicidades. – el licántropo había apoyado una mano en el hombro del muchacho y Albus solo tomo el sombrero sin decir nada.

-Bien será mejor que te lleve a las mazmorras. – se irguió el Rubio. – Claro Albus si me das permiso.

-Sí, adelante. – poso el sombrero en el escritorio. – de pasada lo presentas con Severus.

El director se quedó en el despacho mientras los otros dos hombres mayores salían, uno rumbo a las mazmorras y el otro rumbo al comedor. Antes de llegar a la puerta dieron la vuelta para mirar al joven que no se había movido ni una pulgada.

-¿No vienes?– fue Lucius quien se adelantó a preguntar.

-¿Me dan un minuto? Tengo unas dudas sobre el plan escolar y quisiera consultarlas con el director, en un momento bajo. – los miró y les guiñó un ojo, sin perder su perfecta compostura. Ambos hombres se ruborizaron al pensar a que se refería el egipcio. Salieron por la gárgola.

-Director.

-¿Qué le hiciste?– pronunció suavemente pero en un tono serio.

Ante esto el joven de piel acanelada sacó su varita de la túnica la paso tres veces sobre el sombrero y este pareció volver a la vida.

-Lo lamento. – dijo en un tono triste, pero no hacia el director si no al sombrero. – No quería hacerte daño, pero era necesario que pareciera “Real”.

Acarició la punta del sombrero y luego miró al viejo director.

-También le pido disculpa, sé que los hechizos de magia oscura están prohibidos, tomaré el castigo que usted decida. – Bajó la mirada sin retirar la caricia que tenia hacia el sombrero.

-Definitivamente, no cambio mi decisión. – dijo el sombrero con una inusual voz alegre. – ¡Gryffindor! –Gritó. Albus también rio con el comentario, dejando desconcertado al chico.

-No te preocupes estoy muy consiente de que vienes a cumplir una misión, y es indispensable tu estadía en Slytherin, tu nivel de magia esta muy por encima de cualquier mago adulto en Londres y tus conocimientos están a la par de mucho de los mejores catedráticos que tiene mi escuela y eso es mucho decir.- sonrió el viejo sacando un caramelo y llevándoselo a la boca. – Te permito usar tu magia libremente, pero no abuses de ello… el ministerio no se dará cuenta, tienes mi promesa, a si que no uses maleficios por favor.

-Me parece justo, es una deuda que adquiero con usted. – contestó cortes pero firme.

-Deuda no, suena feo. – miró feliz al muchachito, le recordaba un poco a Remus cuando era un jovencito, pero tenia todo el porte y la educación de Lucius… ahora que lo pensaba también se les parecía físicamente, sobretodo por el parecido con Draco, solo que con muchas características de Remus…. Se pregunto si no seria… No. – Mejor llamémoslo  compromiso.

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Lucius caminaba pensativo por el pasillo que conducía a las habitaciones de los estudiantes de Slytherin pero sin pensar, sus pasos lo llevaron a la puerta que daba a las habitaciones de su casi hermano oscuro, no podía evitarlo siempre que tenia algún problema iba a buscarlo  y por gracioso que pareciera el regio hombre hacía lo mismo con él, si había algo que no podían afrontar solían buscarse como un par de niños asustados…  aunque jamás lo admitirían a nadie.

Entró a la habitación sin tocar, pues como era costumbre sus visitas eran inesperadas y silenciosas así que Severus no tenía problema con ello, cruzó el umbral viendo extrañamente que el menor no se encontraba detrás del escritorio trabajando incesablemente como era su hábito, así que dirigió sus pasos hacia el estudio, luego al laboratorio y ya por último a la habitación,  resignadamente esperando encontrarla vacía, ya que su amigo no entraba ahí a menos que fuera para dormir (algo raro) y tal vez para complacerse (algo aún mas raro).

Ron se encontraba totalmente feliz, tenia a un hombre sexy y completamente desnudo pegado a su cuerpo, él se encontraba deliciosamente sudado y sucio con muchas marcas de haber tenido sexo rudo, y la sonrisa de haber poseído a una persona que su corazón amaba, aunque todavía no lo sabía.

Escuchó ruidos en las habitaciones cercanas, pero no escuchó voces así que no sabía quién podía estar merodeando en las habitaciones privadas del profesor, optó por salir de la cama y esconderse en el baño antes de que la puerta se abriera.

Una cabeza rubia se asomó por la puerta para luego, como un gato sigiloso filtrarse por el cuarto, cuando llegó cerca de la cama, se sorprendió de lo que veía, Severus a todas luces estaba completamente desnudo con solo una delicada pero muy delgada y algo trasparente sabana que cubría parte de su cintura para abajo, aún tenia huellas de sudor por el cuerpo y un enorme bulto donde se podía saber claramente que estaba su miembro y claro también se sabia de que podía ser la mancha que se apreciaba.

El mayor observo algo confundido, no era normal que su casi hermano quedara tan desparpajado después de una buena paja y menos que no se aseara al terminar su actividad, restándole importancia Lucius sacó su varita para limpiar el cuerpo, luego con mucho cuidado se fue sacando la elegante túnica, después le siguió la camisa, se sentó en la orilla de la cama sin moverla mucho, se retiró el calzado y después los pantalones.

Tratando de no descubrir la sensual anatomía del pocionista se acomodó a su lado levantando los edredones que estaban desparramados alrededor de la enorme cama y simplemente se acostó, no era la primera vez que pasaba la noche en cama de Severus, incluso cuando las pesadillas o las preocupaciones invadían la mente de alguno de los dos, solían correr  a refugiarse en la cama del otro.

Sonrió al recordar una de las noches que pasaron en el segundo año que Sev estaba en el colegio, ya se sabía que el Señor oscuro los quería reclutar, y los habían tratado de atacar unos chicos de último año para intimidarlos, temeroso, su en ese entonces hermano pequeño, se había colado a su recámara metiéndose debajo de las cobijas algo asustado, esa noche ninguno de los dos había podido dormir, se cubrieron con las mantas hasta arriba de la cabeza como si eso pudiera protegerlos del peligro… desde entonces cuando tenían miedo hacían lo mismo.

Estaba tan concentrado recordando, que casi grita cuando un brazo pasó por su cintura atrayéndolo mas hacia su compañero de cama, ellos rara vez se abrazaban tan íntimamente cuando dormían juntos así que el rubio empezaba a ponerse nervioso.

Trató de jalar las cobijas para taparse un poco más, solo que el trozo de tela que tomó no era edredón, observó detenidamente para encontrarse una ¿Túnica? ¿¡Rojo con amarillo!? Algo muy sospechoso estaba pasando ahí.

La puerta del baño se abrió revelando una silueta contrastante con la luz que emergía del cuarto, en ese momento pudo divisar que el ocupante solo traía puesta enredada una toalla a la cintura.

-¡¿¡¿¡¿Lucius Malfoy?!?!?! – El pelirrojo había pensado que como ya no escuchaba ruido en la habitación el intruso se había ido cuando vio al profesor dormido, pero se encontraba con que en el lugar que él ocupaba se encontraba un ahora semi-desnudo rubio.

-¿Lucius?- por el grito del Gryffindor Severus había despertado y todavía algo dormido apenas había podido reconocer a su amigo, unos segundos mas tarde se daba cuanta de la bochornosa escena que presentaban. – ¡Lucy  Que demonios haces en mi cama!

-¿Severus?- Volteó incrédulo para ver al profesor y luego dirigió su mirada a los rojos cabellos que tenia frente a él. – ¡¿Weasley?!

Si no fuera por que Ron acababa de pasar el mejor polvo de su vida y porque todavía no podía creer que Snape tuviera una relación tan íntima con Malfoy hubiera salido de ahí corriendo y con el corazón roto, solo que gracias a Merlín el chico no procesaba la información tan rápido, así que se limitó a mirar a los dos hombres.

Por otro lado el profesor no era tan lento, como pudo se enrolló en la sábana brincando lejos de su hermano rubio, corriendo a cerrar la puerta y después parándose al lado de su estudiante.

-¡Por Merlín, Lucius como diablos se te ocurre meterte en mi cama si me vez desnudo y viendo que acabo de tener sexo con alguien!– reprochaba el pelinegro.

-Bueno… es que yo. – El Slytherin se negaba a pensar que esos dos habían tenido sexo, mas ahora con esas palabras ya no podía negarse a la verdad. – ¿Severus estás loco? ¡¡¡Es un Weasley!!!  ¿No pudiste follar con alguien más?

-Esperen. –por un segundo parecía que al Gryffindor le caía el veinte. – ¿Con alguien mas? O sea, ¿no te molesta que tu pareja folle con otro si no que folle con un Weasley? – dijo bastante ofendido hacia el rubio y luego mirando con reproche al pelinegro.

-¿¡¿¡PAREJA!?!?.- gritaron ambos hombres a la vez.

-¡Por Merlín y sus apolillados calzones! Nunca me acostaría con Severus.- chilló un horrorizado Malfoy. Ganándose una mirada entre ofendida e incrédula de parte del Gryffindor.

-¿Qué tiene de malo?- reprochó.

-Pues es como si te acostaras con tu hermano.- Severus respondió con toda calma y luego con mucha malicia.- ¿Te gustaría tener una sección de alocado sexo con Potter?

Suficiente para que el pelirrojo cerrara la boca con un gesto de espanto, ahora miraba que no solo él se veía incrédulo si no que la serpiente mayor estaba completamente pálido con la idea.

-Ahora Lucy, ¿podrías salir de mi cama por favor?- sonrió con cinismo.- como veras Weasley es el dueño del lugar en el que estas acostado… e imagino que no querrás saber lo que me hace en ese lecho ¿verdad?

No necesitó más. Como rayo, Lucius salió de la habitación sin notar que estaba solo en calzones y una delgada playera; Los otros dos le vieron con gracia mientras desaparecía y por primera vez Severus tenía una sonrisa sincera en el rostro logrando con eso maravillar al Gryffindor.

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Parecía que ya a nadie le importaba ver al Gryffindor sentado junto a la serpiente heredera, claro que eso era mentira, la mitad del colegio esta pendiente de saber que se traían esos dos, se rumoraban desde algún imperius hasta una relación clandestina a pesar de que todos sabían del compromiso que tenía el Slytherin.

La mayoría de los estudiantes estaban presentes para cenar lo cual no era raro, solo que la habitual tranquilidad fue interrumpida al ver entrar a uno de los catedráticos de la escuela acompañado por nada menos que el jefe de la junta directiva escolar: Lucius Malfoy.

Todas las casas estaban muy atentas a los movimientos de esos dos hombres sin prestar atención al Gryffindor pelirrojo que se colaba por la puerta de los profesores sin ser notado.

Draco saltó de su lugar sabiendo que ver a su padre en el colegio no era muy buena señal, menos que estuviera con su padrino y por su puesto que estuviera presente en la cena, sentado en la mesa de los profesores, algo malo ocurría y temía que fuera a causa de su compromiso.

Sigilosamente y tratando de no llamar mucho la atención, cosa imposible, se dirigió a la mesa de profesores, donde fue recibido por una media sonrisa de su padre y una mirada seria de su padrino.

-Draco tengo buenas noticias. – Ambos sabían que no lo eran pero fingían que si.

-¿Y cuáles son esas noticias? – sonrió de la misma forma obligada que su padre.

-Pues veras, – se escucharon unos fuerte pasos por el corredor. – mejor siéntate, ya lo sabrás. – Lucius tomó asiento, pero antes de que el Slytherin se marchara fue detenido por su padrino.

-Draco. – susurró. – deshazte de Potter, ahora. – Le dirigió una mirada de advertencia, poniendo muy en alerta al joven, Severus nunca hacia una aviso por nada y los tres sabían que estas novedades no eran del todo buenas.

Un momento mas tarde por la puerta aparecía haciendo gala de su majestuoso porte el director, rápidamente se posicionó en su lugar, cambió la decoración del techo a una donde mostraba el cielo nocturno del desierto del Sahara, una vista maravillosa para aquellos que nunca había presenciado el magnifico espectáculo,  dando tiempo al rubio menor de despachar a regañadientes al héroe para que fuera a su mesa  sin llamar la atención.

-Jóvenes, – llamó la atención de los estudiantes. – hoy tengo el placer de hacer un anuncio muy importante. – bajó la cabeza y miró por encima de sus lentes de media luna. – Hoy se reunirá con ustedes un nuevo estudiante, espero que sean amables con él y le den una gran bienvenida.

Las puestas se abrieron dejando ver a un atractivo muchacho, que a todas luces era extranjero, vestía el uniforme negro de la escuela como los que entraban por primera vez para ser seleccionados y mientras caminaba hacia la mesa de maestros Albus continuó su discurso.

-Proveniente de un intercambio con una familia egipcia, Sutekh de Banoub . – el sombrero fue posicionado en la calva cabeza del joven que ahora sin cabello ya no se veía tan parecido a los Malfoy. –Él solo cursara el último año en Hogwarts, por lo tanto será seleccionado en este momento.

-¡Slytherin! – Apenas había rozado cuando se escucho el grito por todo el salón. Sonriendo y con una mueca de eficacia bajó de la silla y se sentó a la orilla del comedor, sin mirar a nada ni a nadie.

Después de la palabra ‘Slytherin’ el caos se desató en el comedor, cuchicheos, habladurías, suspiros y bastantes indignaciones, pero para la heredera serpiente nada de eso importaba, su rostro estaba blanco de horror, sabiendo que sus días estaban contados. Por otro lado unos ojos verdes destilaban furia.

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Desconsolado, el rubio camino por los pasillos rumbo a su sala común, estaba tan enfrascado en su problema que no se percató de unos pasos que le seguían insistentemente, procuró tardarse lo más posible para así evitar las constantes miradas acusadoras de su compañeros.

Bajó las escaleras llegando a las frías mazmorras procurando tranquilidad se dirigió a la siguiente esquina donde doblaría para finalmente llegar a la hermosa escultura de una constrictora, mas no tuvo tiempo de llegar a la serpiente cuando unos brazos fuertes lo empujaron rudamente contra la fría pared.

El pulso del Slytherin se aceleró, revivió momentáneamente el incidente con el Ravenclaw que le había humillado hace algún tiempo, más una fragancia conocida le hizo hervir la sangre y con todo el coraje que pudo reunir, gritó.

-¿Qué demonios te pasa?– gruñó tratando de zafarse. – ¡suéltame!

-¿Ahora si te importa? – contestó su atacante con la voz mas fría y sarcástica que jamás nadie había oído, no de su voz por lo menos.

-¡Claro que me importa imbécil! – tronó antes de volver a retorcerse. – ¡Si alguien nos ve vamos a estar en muchos problemas!  Suficiente vamos a batallar con los rumores que ya se corren por la escuela.

-¿Entonces pretendes que deje todo así?.–  siseo bastante molesto.

-No, Potter buscaremos la forma de seguirnos viendo, pero hay que ser discretos… y conocer a ese egipcio para ver cuáles son sus intenciones. – contesté mortificado sabiendo le escenita que le montaría su pareja, ya había notado cuan receloso era el joven.

-Me interesan un comino sus intenciones. –aprisiono al oji plata contra la pared,  el estaba detrás del muchacho a si que tenia libre acceso a la parte posterior. – No quiero que se te acerque; eres mío…

-Harry. – suspiró fastidiado. – Tienes que entender que él va a ser mi esposo, por lo menos ante la sociedad. No armes un heroico escándalo, buscaremos una solución para esto pero por ahora no hay nada que hacer.

Harry estaba fúrico “¿Su esposo?”  Se había atrevido a nombrarlo así, ese pequeño mocoso no era nadie comparado con el salvador del mundo, al menos eso pensaba pues los celos le estaban cegando completamente.

Tratando de sacar toda su furia y frustración empezó a besar rudamente la nuca suspirando fuerte sobre los rubios bellos, con poca gentileza restregó su entrepierna disfrutando de la dulce sensación que esto le producía a ambos, Draco estaba tanto ofendido como encantado por la faceta  dura y posesiva que el Gryffindor estaba sacando.

Ambos chicos se estaban poniendo bastante cachondos, las erecciones estaban muy duras y los jadeos empezaban a sonar por los corredores, fue ahí cuando el rubio escucho unos pasos que le  devolvieron a la triste realidad.

-No. – jadeó. – Por favor Harry, no, no podemos…

-¿Por qué?– contestó el otro mientras fregaba mas sensualmente su polla cubierta entre los pantalones de su pareja.

-Estoy comprometido, esto no es correcto. – Un mal momento para recordar su compromiso pues Potter estaba excesivamente posesivo en ese momento. – Tengo que llegar virgen. – remató.

Peores palabras no pudo pronunciar, el oji verde ya estaba en el límite sabiendo que a causa de su nuevo compañero perdería la compañía de su tan preciada serpiente, los celos de verse remplazado le estaban desquiciando, ¿Y si a Draco le llegaba a gustar el muchachito? No, sus celos le invadían con furia, pero no podía negar la posibilidad, él mismo lo había visto, el joven era tan guapo como el mismo Dragón.

Su mente paso directo al compromiso y de ahí a la noche de bodas, imaginó tocando la tersa piel, imagino a su hermoso Slytherin tendido en el lecho, abriendo sus largas piernas, y sus ojos destilando lujuria con deseo de ser tomado, se estaba empalmando con la visión tan erótica, hasta que lo vio acompañado por el egipcio… estalló.

Bruscamente giró al rubio golpeándolo levemente fuerte contra el muro para esta cara a cara, sus ojos entrecerrados con rabia, Draco se encontraba aterrado, por primera vez veía esa mirada encolerizada y no sabia como reaccionar, así que hizo lo que todo buen Slytherin sabe hacer sonrió con sarcasmo, fue la gota que derramo el vaso, Harry apretó el puño y lanzó un puñetazo con toda su fuerza.

Los siguientes segundos pasaron en cámara lenta, Draco miro todo con temor, vio el puño pasar muy cerca de su rostro pero impactando de lleno contra el concreto,  observó como un joven rápidamente se colocaba detrás de Potter sacando su varita y posesionándola contra la yugular del héroe.

Después sintió la sangre manchando su túnica, seguramente el Gryffindor se había roto varios huesos en el acto, sintió sus ojos enrojecer, trató contener el llanto, no por miedo, si no por dolor, entendía perfectamente el dolor que estaba pasando su pareja pues el también lo sentía pero no sabia como continuar sin empeorar las cosas.

Sutekh había caminado despacio pues no quería encontrarse con ningún curioso, se habían ofrecido a llevarlo hasta la sala común pero prefirió hacerlo por su cuenta, todo el castillo podía parecer igual en ocasiones, pero para un ojo experto como el de el que había vivido sumergido dentro de templos toda su vida podía moverse con  cierta facilidad entre los viejos muros.

Fue al doblar la esquina cuando observo como dos jóvenes estaban muy cerca, reconoció de inmediato uno de ellos, no quiso hacerse ideas a si que pretendió que no existían, mas cuando uno de ellos levanto el puño, supo que algo no iba bien, se apresuró para tratar de evitarlo pero sabia que no alcanzaría a detenerlo, lo curioso es que el chico de pelo negro “falló”.

De todas formas posó su varita en el cuello del agresor, si ese muchacho buscaba problemas, tendría problemas, pensó el egipcio.

-Yo que tú me alejaría de aquí en silencio. – susurró suavemente con un tono de fastidio.

-Yo que tú no me metería donde no me llaman. – contestó el Gryffindor con un siseo gutural. – No sabes con quien te metes. – Sabía quien era, su magia era bastante diferente a cualquiera que hubiera sentido en su vida… ni el mismo señor tenebroso tenia tanta magia oscura en su núcleo.

-Quieres problemas. – relajó un poco la mano pero no bajo la varita, luego miró directamente las orbes plateadas que estaban frente a él, por un segundo le recordaron a las propias. – ¿Te está haciendo daño?

El rubio negó con la cabeza aun con rastro de lágrimas, el egipcio se retiró con la varita en mano, Potter en cambio estaba por sacar la suya y maldecir al atrevido extranjero, solo que sus planes se vieron frustrados cuando unos prefectos de Slytherin aparecieron.

-Malfoy, Banoub a la sala común. – ordenó uno de los jóvenes.

-Potter, el toque de queda esta cerca, diríjase a la torre de Gryffindor. – el ambiente estaba tenso y el pelinegro tenia su varita en mano.

 Los prefectos estaban preparados para hechizar al primero que apuntara con la varita pero nada sucedió, Harry bajo su varita junto con su mirada, luego la dirigió a Draco y con una cara de vergüenza y una mirada de disculpa hacia su amado Dragón se fue sin decir más.

Los cuatro Slytherin se fueron directo a sus habitaciones, el rubio se fue muy pegado al egipcio, conocía a los prefectos, le habían fastidiado cada vez que tenían oportunidad, sabia que sacar a Harry de esa manera era solo por fastidiar al héroe, solo esperaba que no lo metieran en problemas con su actual prometido.

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Lucius salió nada mas terminó la cena, Remus ya no le hizo caso y por mas que trató de llamar su atención, el licántropo se había escondido tras Severus todo el tiempo, ellos no se llevaban maravillosamente, pero el pocionista en cuestión de su relación con el castaño siempre había mostrado favoritismo con Lupin.

Frustrado y sin ganas de volver a su mansión salió a dar una vuelta por el callejón Knocturn para ser más exacto en la zona roja del lugar.

Paseaba distraído hasta mirar “una” hermosa joven sus cabellos castaño claro y sus ojos color miel le recordaban bastante a su Remus, sabia perfectamente que debajo de esa minifalda había un buen bulto pues en esa zona solo se ofrecían los servicios de los travestis.

Caminó decidido, esta noche tendría diversión, pero una punzada de culpa atropelló todo deseo, ¿no le había pedido una oportunidad al licántropo? Y este por primera vez en 19 años le había dado una esperanza; De nuevo la culpa apareció pensando en que no habían pasado ni 24 hrs y ya se estaba follando a un prostituto.

-¿Buscas compañía?– escuchó una voz dulzona bastante forzada.

-¿Que trabajos realizas? – contestó seco.

-Todo lo que desees guapo y claro puedas pagar. – guiñó descaradamente levantando la horilla de la falda.

-¿Y si esta noche deseara un chico?

-Tendría un animal en la cama, usted  dice si quiere un alfa. – el rubio sonrió ante la mención de un “animal” nadie podría encajar en ese perfil, no como Remus lo llenaba.

-Vamos entonces. – Ambos caminaron un par de cuadras hasta una vieja cantina de mala muerte, entraron esquivando a  un par de borrachos y otro par de putos.

En la barra se encontraba un joven fornido, todo enfundado en cuero y bastante guapo y en una pose muy sugestiva, echando miradas a todo hombre que se le acercara, Lucius no dudo en caminar hacia él, cruzó un par de rápidas palabras para ágilmente desaparecer los tres por la chimenea del lugar.

Entraron en la mansión maravillando a los dos jóvenes contratados, Lucius los dirigió rápidamente  a uno de los cuartos de visitas, en cuanto los tres entraron, la habitación se torno oscura, toda la decoración cambio a colores negro y gris y muchas velas aparecieron en el techo iluminando tenuemente el lugar, ambos hombres esperaban indicaciones pero el rubio no respondió.

El joven vestido de mujer se acercó para tratar de desnudar a su dueño temporal, pero ni si quiera lo alcanzó a tocar.

-Quiero que se follen. – con una media sonrisa continuo dirigiéndose al castaño. – corrección, que te follen.

Los prostitutos se miraron un poco extrañados pero lo olvidaron inmediatamente, se acercaron lentamente para cumplir su orden pero de nuevo fueron interrumpidos por la suave voz del Slytherin, miró al joven vestido con cuero.

-Quiero que te lo folles, rudo. – sonrió. – quiero una penetración brutal.

Pronunciadas las palabras el joven de negro sonrió feliz ante la petición en cambio el castaño tembló ante la prometedora expectativa que tenían sus compañeros, por lo visto se lo iban a tomar muy enserio la parte de lo brutal pues su futuro compañero de cama le tomó por el vestido y lo desgarro rudamente.

El castaño calló abruptamente en la cama con la ropa medio rota y una mirada un poco aterradora, no por nada el joven que tenía enfrente tenia fama de ser salvaje en la cama y solo prestaba servicios “especiales” a sus clientes.

La varita del pelinegro se convirtió en un látigo que no dudo en usar, pues rápidamente impacto contra la blanca piel enrojeciéndola de inmediato, pero Lucius intervino.

-No le hagas daño, solo quiero sexo fuerte.-Estaba extasiado, con la vista, era una forma de sacar su frustración, era parte de la oscuridad que había en él, pero no deseaba que el chico realmente saliera dañado, solo era “sexo divertido” como Remus solía decir con ironía a  sus extrañas filias.

Ante la orden, el joven dejó la pieza al lado de la cama y siguió quitando los arrapos con nada de delicadeza,  bajó la ropa interior dejando libre el flácido miembro, sin preámbulos lo metió en su boca y empezó a chupar, pocas veces los prostitutos recibían estas atenciones y menos por un experto así que en minutos el joven castaño estaba jadeando con el miembro duro como un piedra, sollozando por que se la metieran.

Lucius se había sentado en un sillón mullido disfrutando del espectáculo, ahora que el pelinegro estaba follando la entrada del jovencito con su lengua, consideró apropiado aparecer espejos alrededor de toda la cama, para no perderse ningún detalle.

El castaño fue tomado por los brazos para atarlos a su espalda, fue puesto en una posición como si estuviera a cuatro pero estaba colgado por cuerdas invisibles por las manos, a si dejaba su trasero completamente expuesto.

El rubio se levanto de su mullido sillón sacando dos finos pañuelos, le tapo los ojos al jovencito y le amarro la boca solo lo suficiente para que mordiera el pañuelo pero no lo suficiente como para ahogar los gritos que estaba esperando escuchar.

Antes de volver a su lugar acarició las pelotas del castaño y lo masturbó un poco como si masturbara a un animal, luego retomo su rumbo.

Para complacencia del Slytherin la sinfonía comenzó con la primera envestida, el jovencito parecía no muy acostumbrado a miembros tan grandes y gruesos como el que tenía su compañero y claro su entrada le dolió horrores ya que no lo habían preparado demasiado.

Grito tras grito y después gemido tras geminado hacían que la polla del aristócrata se pusiera como una tubería, decidiendo que había esperado demasiado se bajó el cierre y removió su ropa interior para sacar su miembro, que no había pasado desapercibido por el pelinegro.

Volviendo a su trabajo, siguió follándose al castaño, el chico estaba medio estrecho, por lo visto era nuevo en las calles y todavía no había experimentado de lleno el oficio, o no le habían explorado suficiente el orificio, por que apenas duró lo suficiente como para correrse en un grito ahogado, mas la polla que tenia en el trasero tenia aguante para rato causando mas chillidos  agónicos del otro.

Lucius se masturbó viendo la escena tan deliciosa, esperando ansioso su final, se imaginaba a si mismo envistiendo rudamente a su amado lobito, recordaba como se ponía salvaje cada que se acercaba la luna y reviviendo la ultima vez que estuvieron juntos se corrió en un delicioso orgasmo.

Sin aviso se levantó, se aplicó un hechizo de limpieza y acomodó su ropa, la habitación cambio a los colores claros las cortinas se abrieron los espejos desaparecieron igual que las vendas, cuerdas y demás.

Los hombres que estaban desnudos en medio de una cama elegantemente tendida se quedaron de una pieza al ver el cambio de escenario, sin saber que había pasado.

-¡Prentan!. – un plof y el elfo domestico apareció. Mientras, Lucius sacó dos costalitos con monedas de oro. – Llévalos de nuevo al callejón Knocturn.

Lucius sonrió maliciosamente al ver la dolida polla del pelinegro que se había quedado a mitad de una buena cópula pero a él no le importaba pues ya estaba satisfecho y por eso estaba pagando, cada centavo le estaba costando horrores y no iba a desaprovecharlo. Salió del salón sin mirar atrás, su elfo se encargaría de los detalles como siempre.

Se sentía estupendo y bastante satisfecho con su pequeña travesura, solo que el encanto le duro muy poco.

-No pudiste pasar ni una noche en abstinencia. – una voz muy familiar le reprochó.- Me pides una oportunidad y cuando decido venir a platicar te encuentro follándote a unos tipos…. ¿Lucius que voy a hacer contigo?

-Si de algo sirve no me follé a nadie. . .  – se giró para encarar a su ex -amante.- Solo observé la “diversión” desde lejos, como me dejabas hacerlo cuando estábamos juntos.

Apenas susurró pues el rubio estaba rojo hasta la punta de las orejas. Mientras en su rostro aparecía un pequeño puchero de niño regañado.

-Lo volviste a hacer.- suspiró el Gryffindor.- Bueno al menos no la metiste donde no debías eso ya es ventaja… pero sabes que no lo apruebo.

-Mientes.- un ligera sonrisa maquiavélica se vislumbró entre el fingido puchero. – Sabes que lo disfrutas al igual que yo, muchas veces me incitaste para que lo hiciera y disfrutabas viendo conmigo.

-Yo… – dudó.

-¿Recuerdas como te gustaba espiar a Sev en las duchas?- sonrió.- ¿o me negaras que disfrutabas viendo a tu pulgoso amigo pajearse?

-Sirius, no yo… bu bu-en-o e ess que.- el profesor estaba muy nervioso, era muy cierto que el tenia ciertas rarezas, pero las demás las había aprendido del rubio.

-Ves cariño, no tiene nada de malo, si en la escuela lo hacíamos no veo por que ahora no.- dio media vuelta dando la espalda a su compañero.- No me hagas arrepentirme de haberte aceptado dentro de las protecciones. – entró en una habitación cerrando la puerta.

Remus se quedó estático, giró sobre sus talones para dirigirse hacia las escaleras y después salir de esa casa de la perdición, pero antes de dar si quiera el primer paso giró para ver de nuevo la puerta.

-Maldita sea.- refunfuñó poniéndose en marcha.

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Mala era la suerte del joven oji verde, era definitivo; se encontraba caminando rumbo a la torre de Gryffindor, esperando poder darse un baño y después tirarse a la cama para descansar un rato, se sentía fatal, sabía que había metido la pata hasta el fondo, después de todo, Draco no tenia la culpa de nada,  era él y su paranoia enfermiza el que le hacia tomarse las cosas muy en caliente, ahora se daba cuanta de que era extremadamente posesivo y celoso con las cosas que le gustaban, suspiró al llegar al retrato, luego subió por las escaleras y finalmente entró al cuarto, con suerte Ron aun se encontraría en el despacho de Snape cumpliendo su “castigo”.

-¡Con un demonio Potter! ¿¡No puede tocar la puerta!? – Harry estaba pálido.

Sobre su cama se encontraba su profesor de Pociones, arrodilladlo en cuatro dejando a la vista el maravilloso espectáculo de su hermoso y redondito trasero follado, completamente dilatado y abierto esperando para recibir mas, para Ron era una visión del cielo, lamentablemente Potter no miraba “la entrada al paraíso” si no las manchas sobre sus sabanas…

Después miró la cara babosa de su amigo, que parecía que aun se encontraba disfrutando del goce con los ángeles, pues ni cuenta se daba que su mejor amigo lo observaba follarse a su pareja.

-Mierda, ¿no se supone que tiene una habitación privada, una ofician, un laboratorio?, ¡Joder! ¡Tiene un maldito salón de clases!- siseó muy exasperado el chico. – ¿Por qué cojones viene a follar aquí…? ¿¿!! Y EN MI CAMA??¡¡

-Por Merlín Potter que quiere ¿una invitación a un trió? ¡No ve que estamos ocupados, salga de un vez!- Fue lo último que el salvador escucho antes de azotar la puerta y escuchar un ronco grito, seguido de unos gemidos de placer.

-Por Merlín y sus calzones apolillados, ¿no pudieron esperar a que me fuera?– rumió el joven antes de salir de la torre refunfuñando su mala suerte.

Era definitivo todo mundo disfrutaba de muy buen sexo y el tenia una crisis amorosa. Pensó el joven.

Detenidamente era cierto, tenia al futuro esposo de su pareja a un lado y ahora tal vez compartiendo el cuarto y tal vez derechos maritales. No, puso un alto a su mente antes de que los celos le hicieran pensar estupideces, tenia que pensar en un plan una forma de lograr que Draco no se casara con el extranjero… Amaba al rubio de eso se había estaba completamente seguro, cuando vio al egipcio y la posibilidad de que Draco quisiera irse con él, descubrió que lo que sentía por el Slytherin no era juego, quería ser El, el esposo del chico, el padre de sus hijos y de ser posible, tenerlo solo para el; pero la pregunta era…  ¿Cómo?

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Draco estaba triste, sabia perfectamente que el Gryffindor tenia un carácter muy dominante cuando se le sacaba de quicio, pero una cosa era que se precipitara torpemente y otra que se comportara como un bruto, no sabia bien que pensar, así que sentándose un rato frente a la chimenea de su sala común se puso a meditar que haría para solucionar el problema, esperaba que al menos el pelinegro no cometiera una estupidez y terminara arruinado más su actual situación; se quedó estático un momento y luego suspiró perdiéndose junto al calor de las rojas llamas disfrutando de sus intensos colores, aquellos  que su joven  amor portaba con  tanto orgullo.

-Te ves triste. – una voz suave pero a la vez imponente  llamó la atención del rubio.

-No, solo estoy pensativo… – contestó lo mas indiferente que pudo.

-Discúlpame no me he presentado adecuadamente contigo. – el joven egipcio tomó asiento en un sillón aledaño dejando un par de tasas al lado. – Soy Sutekh, lo demás ya lo sabes así que no deseo aburrirte con eso…

-Buen doy por hecho que ya sabes todo sobre mí, no tengo nada que explicarte si eso es lo que vienes a reclamar. – contraatacó sutilmente, pero tratando de no perder  la prudencia, en este caso  no le convenía.

-No vengo por eso, quizás te suene falso pero me da igual. – tomó su tasa dando un sorbo prolongado. – me he preocupado por la reacción tan violenta que ha tenido ese estudiante contigo, le habrás dicho algo muy malo, o tal vez….

-Fuimos enemigos durante mucho tiempo, por estupideces sin importancia realmente, tal vez por la guerra o no se por qué, hace poco decidimos darnos la oportunidad  para tratar de entablar una verdadera amistad, pero como podrás notar no es fácil. – enarcó una sonrisa sarcástica. – las viejas rencillas a veces salen.

El otro muchacho se quedó serio mirando el contenido de su taza, con los ojos un poco vacíos y también algo perdidos, por un segundo Draco pensó en haber dicho algo malo.

-No sé que decir. – prosiguió el otro sin dejar de mirar el liquido caliente, sintió que el peso de muchos años recaía en sus hombros y si no lo sacaba en eso momento explotaría o peor aun tal vez nunca saldría. – Yo… mmm yo nunca he tenido un amigo.

El rubio se sorprendió ante la confesión, uno por que ese joven desconocido  estaba compartiendo un secreto que por lo visto era muy intimo para el egipcio, y dos por que ese muchacho que se veía tan prepotente a simple vista, fuese  tan amable como Potter lo había sido con el en un principio y no es que no lo siguiera siendo es que de repente le brotaba el mal carácter a su pareja. Era sorprendente ver cuan cómodo era estar con el joven y que este no le reclamaba por la incómoda situación que presenció, es más parecía no ponerle ninguna importancia.

-¿Por qué?– la curiosidad le removía.

-Toda mi vida he servido a los dioses y he estudiado las infinitas escrituras que ahí sobre las diferentes doctrinas que se practican en mi familia, todo el tiempo hice lo que ellos querían y los amigos eran una perdida de tiempo según mis padres, por supuesto el amor también iba incluído dentro de la infinidad de prohibiciones con las que me educaron . – sonrió tristemente, tratando de mostrar cuan culpable se sentía por obligar a otra persona a casarse sin que realmente lo quisiesen, reflejando que el tampoco estaba muy de acuerdo con el enlace. – Por que al final me casaría con quien debiera y no con quien quisiera.

Un clic callo sobre Draco como un balde de agua fría, se sintió inmediatamente reflejado con el egipcio,  al fin estaba relajado al saber que ambos estaban en la misma posición respecto a la maldita boda,  sus ojos mercurio se unieron uno con el otro y sus mentes se abrieron, fue un segundo pero fue algo fuerte, ahí  fue cuando el rubio supo la verdad que se esclarecía entre ellos… Sutekh era quien estaba destinado para él; había encontrado a la persona que seria su mejor amigo para toda la vida.

-Tal vez no he pasado por algo tan difícil como tú, pero mi vida es similar en muchos aspectos. – esta vez la sonrisa fue cálida y verdadera.

 Para el egipcio fue maravillosa, le recordaba a otra sonrisa que había mirado por casualidad un tiempo atrás, devolvió la sonrisa abierta por fin sintiéndose tranquilo, ya no tendría que usar mas máscaras, ni tener que  fingir ser alguien que no era, encontró una persona  con la cual podría hablar  de todo sin ser juzgado, Draco seria un buen amigo dentro de su forzado matrimonio y quien sabe quizás con el tiempo tal vez llegase a quererlo un poco como pareja, después de todo su físico le era muy grato.

-¿Entonces ese chico es tu amigo?– preguntó para cambiar el tema.

-Si, posiblemente mañana el problema se resuelva y sigamos como si nada. – de nuevo el Slytherin rubio disimuló indiferencia.

-Quizás lo juzgué mal.- medité un momento antes de continuar. –  ¿Me darías la oportunidad de conocerlo? – bebió su tasa con toda tranquilidad.

-Claro, ya verás que es muy divertido, si no lo sacas de quicio claro está. – rio imaginándose la escena que probablemente  le montaría su novio al ver al egipcio a su lado, mañana estaría muerto con seguridad.

-Me sé defender. – dijo con suficiencia haciendo gala de su fuerza, haciendo visible un poco de su magia coloreándola y pasándola a su alrededor como si de viento se tratase, por primera vez el egipcio se sentía inquieto y excitado, jamás había tenido la oportunidad de hacer un amigo y la experiencia le estaba pareciendo emocionante, quizás la idea de venir a conocer a su prometido no estaba siendo tan mala después de todo, los dioses le estaba favoreciendo de alguna manera.

Una risa cantarina  invadió el salón, para alegría del egipcio pues el rubio se veía notoriamente mas despejado, siguieron platicando de cosas triviales, planes escolares y alguna que otra cosa que tenían en común, para sorpresa de Draco, su compañero tenia un núcleo mágico muy poderoso y realizaba hechizos que su padre apenas había usado un par de veces por su alto grado de dificultad, en cambio para el egipcio era grato ver que su acompañante era una persona muy sencilla nada soberbia ni altanera como el esperaba, un recuerdo relámpago invadió su mente donde el padre del muchacho estaba con el profesor Lupin, algo se removió dentro de el al recordar esa imagen tan nítida, pero no hizo caso, siguió pasándola genial con su nuevo amigo, después de todo si la  poderosa Maat estaba feliz con el, ¿por que iba a negarse a sus bendiciones?

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-¿Sigues molesto conmigo? – la suave voz chocó deliciosamente contra una sensible oreja que estaba a su lado.

-Cállate y déjame dormir. – contestó el otro acomodándose mejor sobre la cama pero sin dar la espalda.

-Y si….   – bajó la mano acariciando el vientre.

-¡Lucius! Déjame dormir mañana tengo clase muy temprano y tengo que llegar antes de que se den cuenta que no pasé la noche en el colegio. – bostezó el castaño.

-Pero no me has contestado. – Repitió el movimiento delicadamente, tratando de disfrutar del toque sin inquietar a su lobito.- ¿Remus sigues molesto conmigo?

-Sí, pero no lo suficiente como para no intentar perdonarte. – hundió mas la cabeza en la almohada procurando ignorar los dedos que acariciaban su sensible piel y pronunció casi como para que no lo oyeran, cosa que no sirvió Lucius tenía muy buen oído. – Puedes intentarlo y no me negaré si llegas a merecer mi perdón, ¡ahora déjame dormir!

Fue suficiente para que el mayor de los Malfoy suspirara feliz, había tardado muchos años pero por fin el castaño empezaba a ceder, el hombre tenía una coraza muy fuerte, alimentada con años de soledad y rencor pero eso no quitaba el hecho de que el había intentado romperla  por años y ahora que tenia la oportunidad no la desperdiciaría,  se preguntó si la presencia de su nuero tendría algo que ver, se parecía tanto a Draco, pero también tenia rasgos muy parecidos a los de Remus, si su hijo hubiera nacido… el hubiera sido un padre muy feliz y Remus también.

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En otro lugar muy distante una joven empacaba sus cosas, con mucho cuidado procurando que todo quedara en perfecto orden, estaba orgullosa y conforme con su trabajo y no permitiría que nadie se lo echara a perder, N-A-D-I-E.

Por eso había decidido que terminaría lo que empezó, además de que tendría una perfecta venganza, claro que no solo lo haría por venganza tenía una motivación mas para llevar acabo sus planes.

Razonándolo tenía muchas ventajas, y el hombre que le gustaba tenia todas las cualidades que ella necesitaba, ¡lo conseguiría a toda costa…! El fin justificaría los medios; pensó y luego sonrió satisfecha con sus planes.

-¿Querida, estás segura de que quieres ir? – Entró una dama mayor a la habitación.

-Claro mamá, tu sabes que es lo mejor  para mí y no me voy a dar por vencida, quiero que ustedes estén orgullosos de mi. – sonrió angelicalmente.

-Sabes cariño, que te apoyamos. – un hombre mayor entró enseguida al cuarto. – No permitiremos que nada le pase a nuestra perfecta niña, tienes que ser la mejor cielo.

-Mi niña queremos que solo tengas lo mejor, prométeme que te esforzaras para que todo sea perfecto, ¿sí? –  la dama abrazó fuertemente a su pequeña tratando de infundir el sentimiento que ahora la llenaba.

-Por su puesto Mamá, Papá no los voy a defraudar, cuando vuelva todo será Perfecto, prometo poner especial cuidado en todo lo que haga y cuando vuelva se que estarán orgullos de mi y mi futuro. – “Que es El y El es perfecto para mi” pensó, los abrazó para encubrir una mueca de triunfo con un toque de maldad, la venganza era dulce y ella gozaría de cada gota.

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La mañana amaneció brillante y rebosante de alegría contrastante con los dos alumos de Slytherin, los profesores de DCAO y pociones, además de otros dos de Gryffindor que se habían desvelado la noche anterior así que se encontraban  totalmente fumigados cosa que no pasó desapercibida al director que los miraba desde la mesa de profesores, esperaba que la nueva noticia los pusiera de mejor ánimo y los levantara un poco de su deplorable aspecto.

Las clases parecían pasar con relativa tranquilidad, Draco seguía sin poder asistir, por lo tanto Sutekh y Potter se mantenían a una distancia prudente, Ron seguía flotando en su mundo de ensueño  así que ni sabia que ocurría a su alrededor, solo se concentraba en mirar unas telas negras pasar y si tenia oportunidad se deleitaba imaginando como las apartaría de su camino hasta llegar a aquello que tanto ansiaba, Severus seguía normal a pesar de buscar la minima oportunidad para robarse a su preciado pelirrojo y gozar de los buenos privilegios que tenia su pareja.

Apenas las clases dieron termino para alivio del Griffindor oji verde y este desapareció del aula, la ultima era Pociones por su puesto no necesitaba voltear a ver a su pelirrojo amigo, lo mas seguro es que se quedara despues de clase y no lo vería de nuevo hasta tal vez las clases del dia siguiente, por un momento se sintió celoso y un poco abandonado.

Seencontraba solo, Hermione se habia ido, Ron ahora con su relación secreta, se la pasaba escondido todo el tiempo, Draco habia sido su compañía y su estabilidad durante los últimos días, pero ahora no podían estar muy cerca para no levantar rumores que ocasionaran problemas al Slytherin, tanto se había acostumbrado a él, que había descubierto al lindo muchacho que se encontraba escondido, eso lo hacia feliz incluso al punto de olvidarse de que el trio dorado se habia desintegrado pero tarde que temprano se tendría que dar cuenta y eso ocurriría justo ahora.

Reflexionando llegó a la mesita que se encontraba en los jardines donde por lo general Draco lo esperaba despues de clase, para su sorpresa no fue la excepción, ahí estaba su pareja, lo que no esperaba era al egipcio tomando una taza de chocolate frío junto a él. La sangre le subió a la cabeza, maldeciría al jodido moreno hasta que su culo quedara más pulverizado que el  del mismísimo Voldemort.

-¡Harry! – en cuanto Draco supo que su pareja estaba ahí no dudó en levantarse y resivirlo, no fuera ser que Potter estuviera pensando alguna estupidez arruinando así sus avances. – Discúlpame por la pelea de ayer yo no quería discutir, hagamos las paces ¿sí? – sonrió jalando al pelinegro hacia la masa dejando al Gryffindor destanteado.

>>Bueno te presento a  Sutekh. – señaló al joven que estaba a su lado y viceversa. – Sutekh, te presento a mi amigo Harry.

Antes de que Potter diera el grito en el cielo el rubio continúo…

-Ayer platicamos y descubrimos que todo fue un malentendido,  así que me gustaría que todos fueramos amigos. – lanzó una mirada de advertencia hacia Harry, este solo refunfuño bajito maldiciendo a todos los ancestros del rubio. – ¿Les parece?

-Una disculpa por lo de ayer, fue mi error entrometerme en peleas de amigos. – El egipcio se levantó para extender la mano en señal de paz hacia el muchacho de ojos verdes que le miraba extrañado. – Solo por favor no lo vuelvas ha hacer en mi presencia me desagradan las agresiones físicas innecesarias.

Ante la mirada de súplica que tenia Draco, Harry accedió dando su mano para aceptar el acuerdo silencioso. Los tres se sentaron muy callados dejando un ambiente tenso, Harry estaba claramene ofendido y bastante molesto con la idea de convivir con el tipo que le robaría el amor de su Dragon, Draco no sabia como romper el hielo, y Sutekh estaba indiferente aunque se sentía mas cómodo estando con Draco a solas, así se reían mas.

-Por cierto mañana tienen juego de quidditch, va contra Slytherin, ¿crees que puedas ganar? – Draco sonrió retadoramente, buscando provocar al héroe y asi destensar el ambiente.

-Desde que saliste del equipo ya no hay retadores a mi nivel. –por fin parecía que Potter habia vuelto a ser el mismo, el quidditch era una llave mágica en ese aspecto. – es una lástima que no puedas jugar, ya no se ponen los partidos tan interesantes.

-Sí, yo también lo extraño. – se giró para preguntarle a Sutekh. – ¿En Egipto no juegan quidditch?

-La verdad es que no conozco el juego.- levantó los hombros tímidamente en señal de disculpa.

-De seguro ni usan escobas. – comentó Potter como quien no quiere la cosa.

-Eso es una cosa muy diferente, y no es por presumir pero soy muy bueno volando. – volvió a decir tímidamente, no le gustaba pavonear, no cuando no se sentía cómodo en un ambiente, pero tampoco se iba a dejar de ese chico.

-¿Enserio? – dijeron los otros dos al mismo tiempo, Potter tenia ganas de medir su habilidad con alguien más, ya que Draco no podía y el rubio tenía mucho tiempo que no veía una carrera decente así que se animó a retar.

-¿Qué les parece si los reto a una carrera? – dijo al fin.

-Pero no puedes volar. – dijo el oji verde con total inocencia.

-Lo sé Potter, me refiero a que, el que gane la carrera se ganará una caja de mis mejores chocolates. – sonrió feliz ante la casta promesa de unos finos chocolates.

Se veía tan feliz que Sutekh no pudo negarse y para Harry era emocionante tener un nuevo retador, últimamente los partidos de quidditch los ganaba fácilmente y eso se estaba volviendo bastante tedioso.

Caminaron casi corriendo hacia el almacen de las escubas, Potter guardaba la suya ahí y como Sutekh no tenia Draco le prestó la suya, rápidamente salieron al campo y a la señal del rubio despegaron, no habían pasado 5 minutos cuando ya tenían las gradas llenas de estudiates que miraban atónitos la competencia, ambos eran muy buenos, giros espectaculares con vueltas vertiginosas y picadas que causarían un paro cardiaco en varios espectadores, la velocidad vibraba en el pecho de cada competidor haciéndolo un duelo inigualable, ni si quiera Malfoy habia podido competir asi con Potter, algunos profesores incluido Lupin miraban también la competencia maravillados con el espectáculo,  Remus no podía despegar los ojos de joven retador, algo lo magnetizaba  a mantener la vista en el muchacho, tal vez por que se parecía un poco  a Lucius,  10 minutos después se decidía el resultado, un empate.

Pareciera que las rencillas se habían disuelto en el aire, Harry estaba contento con su empate, había dado todo de sí y aun así no había podido superar al moreno, definitivamente el jodido egipcio era bueno para volar y seguramente si aprendía quidditch sería un gran oponente, eso lo emocionaba bastante, con el nuevo Slytherin en el campo disfrutaría de un buen partido.

Para Sutekh la competencia había sido placentera, en su tierra le tenían prohibido volar ya que no era parte de la educación para el templo, aun así las pocas veces que lo había hecho había descubierto que era bueno en ello y que de cierta manera era liberador, estaba muy emocionado de conocer a alguien que tuviera las mismas habilidades, al menos esperaba que pudiera tener una buena relación con el Gryffindor y seguir teniendo esas competencias tan emocionantes.

-Potter eres bueno. – le sonrió por primera vez.

-Lo mismo digo Banoub. – Esta vez el estrechamiento de manos fue amistoso por ambas partes, Draco respiraba tranquilo ante la aperente amistad que esos dos estaba formando.

Lamentablemente la calma no duró como les hubiera gustado, un grupo de Slyterin se llevó al egipcio, con la esperanza de poderlo reclutar en su equipo, tal vez con él no tendrían una derrota tan humillante el día de mañana.

Potter fue felicitado y asediado como siempre, dejando al pobre rubio de lado, nadie parecía notar la presencia del Slytherin así que sin armar alboroto decidió caminar un rato a solas Harry lo alcanzaría cuando lograra quitarse a todos esos chupa bolas.

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-Severus.

-¿Mmmm?

-¿Puedes dejar esos pergaminos un momento? – el pelirrojo se recostó boca abajo en la cama. –has estado trabajando en eso por horas.

-No se corrigen solos Sr. Weasley. – siguió calificando sin prestar atención.

-Tendrías más tiempo si no encargaras tanto trabajo. – bostezó perezosamente.

-Pero es necesario. –  tomó otro pergamino que parecía exageradamente largo y seguramente incoherente como era costumbre.

-¿Por qué no dejas tareas cortas y concisas?

-Por que…  – guardo silencio y siguió corrigiendo.

-¿No ma vas a contestar?- levantó un ceja intrigado, mas por jugar que por ofendido.

-¿Si te dijera que era por que no tenia nada mejor que hacer me creerías? – siguió corrigiendo.

-¿Y la Orden? ¿Las pociones? ¿El señor tenebroso?- alzó la cabeza de la almohada.

-Son cosas espontáneas y no muy constantes. – tachó una hoja completa. – necesito estar haciendo algo, corregir tareas y hacer planes de estudio me mantenían entretenido.

-¿Y ya no?- ahora el chico de ojos azules se levantaba seductoramente para pasar sus dedos por el negro cabello de su profesor.

-Tengo algo más entretenido que hacer. – dio una media sonrisa.

-¿A si? ¿Y qué es?

-Exprimirte la polla a folladas. – dio un tiron al muchacho para sentarlo en su regazo, los pergaminos quedaron olvidados siendo remplazados por candentes besos, cambiados por  los jadeos que se escuchaban por toda la habitación las ropas volaron y la cama rechinó.

-Maldita sea Severus, ¿por qué tienes que ser tan jodidamente follable? – remilgó ante la pérdida de la ultima prenda del moreno.

-Porque tu miembro tiene el tamaño exacto para mi recto. – bajo su cabeza hasta la altura del miembro mencionado y lo succionó.

-¡Merlín!– una mamada después de otra hacían perder la razón del pelirrojo olvidándose hasta de quien era, Cuando estaba lo suficientemente tieso como una varita de roble, Severus se preparó a sí mismo ante la lujuriosa mirada de su compañero. – Severus, te amo.

-Cállate pequeño calenturiento y jódeme. – literalmente se empaló en ese poderoso miembro, lo demás fueron gemidos y gritos incoherentes hasta alcanzar el tan asiado orgasmo.

-¿Sev?

-¿Mmmm?

-Te amo

-Yo también y soy celoso.- dijo para molestar, el Gryffindor respiraba el aire que el exhalaba, pero le gustaba jugar al novio pocesivo.

-Tú no tienes idea de cuanto lo soy yo. – las palabras fueron frías y con un toque de advertencia.

-¿Matarías por mi? – rio sarcásticamente el pelinegro.

-No me retes Sev, que no es juego. 

Severus no entendió el por qué de esa advertencia tan extraña por parte de su pelirrojo pero no le dio importancia, ese joven era de él, tanto como él era del Gryffindor así que ¿cuál problema podía haber? Ni que fuera a aparecer Potter para insinuárseles.

Siguió besando a su pareja disfrutando del cálido momento, después de todo mañana ya seria otro día

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-Buenos días jóvenes. – anunciaba el Director muy emocionado esa mañana, habían trascurrido 2 días desde la competencia de entre el extranjero y el héroe.

>>Hoy tengo el placer de anunciarles el reingreso de una de nuestras mejores estudiantes. – Sonrió complacido ante el asombro de sus espectadores.- Hermione Granger se integra nuevamente a las filas de nuestros estudiantes, denle un fuerte aplauso por favor.

La mesa de Gryffindor aplaudió estridentemente seguidos por los de Ravenclaw y los de Hufflepuff, apenas uno que otro nuevo de Slytherin se animó a aplaudir, seguramente por ignorancia de quien era la joven.

La mencionada entró por la puerta de los profesores con una sonrisa “natural” en su rostro, caminado segura y orgullosa con su uniforme rojo-amarillo puesto, para ella era un paso mas a la victoria, posó sus ojos en el objeto de su deseo y después  miró su objeto de venganza, sonrió complacida al mirar la extrañeza en ambos ojos, pero no dijo nada, continuo su camino hasta la mesa de Gryffindor, se posó en frente de sus mejores amigos y se abalanzó sobre ellos como si no los hubiera visto en años, con las nuevas noticias el día comenzó.

-Harry, Ron me da tanto gusto verlos no saben cuánto los extrañé. – sonrió muy emocionada.

-Me alegra tanto verte. – contestó Harry tremendamente emocionado. – pensé que no te vería hasta el fin del año.

-No pude resistirme a volver, ya sabes los libros son lo mío. – sonrió de nuevo. – Hola Ron.

-Hola Hermi. -contestó algo incómodo, su relación realmente había terminado mal y no sabia a que se debía esa bonita sonrisa que ahora le dedicaban, además la chica no parecía la misma, por alguna razón Ron la miraba mas … arreglada . – Te vez bien, pareces recién salida de un salón de belleza.

-Es cierto Hermi, – corroboró su amigo. – estás preciosa.

-Ya ven chicos las vacaciones me hicieron bien. – una nueva sonrisa enmarcó su rostro. – Y díganme como van las cosas por aquí,  ¿que cosas me he perdido?

Ambos jóvenes se miraron a la vez, realmente desde hacia unos días que prácticamente no se veían uno al otro. Ron pasaba su tiempo en las mazmorras y Harry en los jardines, incluso en estos días se animaba a pasar algunas horas en las frías mazmorras.

-Ehm pues no hay mucho que contar, las clases son tan normales como siempre. – respondió Harry fingiendo inocencia.

-Eso es bueno, subo a la torre por mis cosas y los alcanzo en clase. – sin probar alimento la chica salió casi corriendo.

-Esto es inesperado. – dijo el oji verde. – y creo que incómodo…

-Como no tienes una idea. – los ojos azules se dirigieron a unos preocupados ojos negros que miraban desde la mesa de profesores. – ¿Puedo pedirte que la distraigas?, no quisiera que supiera lo que tengo con-quien- tu –sabes.

-Bueno. –ahora era el pelinegro el que estaba disgustado, eso significaba perder tiempo valioso con su rubio, y aunque había limado asperezas con el egipcio no significaba que confiara del todo en el.

Cuando Granger llegó a su primera clase se topó con la primera diferencia, esperaba ver a Harry sentado con Ron como era su costumbre en clase, en el puesto de hasta  atrás, pero en cambio Harry estaba en las mesas de en medio con un joven muy parecido a Draco Malfoy, por un momento creyó que podría ser él, al verlo mas de cerca se dio cuenta que no podía ser, el joven tenia la piel color canela y parecía que tenia el cráneo rasurado, solo que una fina capa de cabello le  empezaba crecer, por lo visto su cabello debía de ser blanco o un color muy claro aun no se distinguía bien, lo que le maravilló fueron sus ojos mercurio fundido, si no era Malfoy seguro debía ser alguno familiar cercano, pensó la joven.

Buscó con la mirada a su pelirrojo amigo, llevándose la sorpresa de encontrarlo casi hasta adelante, cerca del escritorio del profesor, el lugar a su lado estaba vacio así que sin mas ceremonia se sentón en el banco libre.

El golpe de la puerta anunció al profesor, su llegada como siempre dejaba al la clase en completo silencio dispuesta a acatar cualquier indicación que el profesor diera.

-Hoy repasaremos la poción de la semana pasada, quiero que la elaboren ustedes solos, igualmente ustedes elegirán los ingredientes. – sonrió de lado. – Recuerden que esta poción es altamente explosiva así que tienen que recrearla exactamente.

La mayoría de los alumnos sintieron sus cuerpos temblar invadidos por interminables escalofríos, este año él pocionista estaba poniendo a prueba cuanto podía recordar sobre la elaboración de una poción sin escribir su procedimiento y sin decirles su composición.

-Señorita Granger usted realizara una evaluación para saber su nivel académico en mi materia y por su puesto será evaluada por los siguientes días antes de incorporarse a la clase. – comentó seriamente el hombre, sin mostrar emoción alguna.

-Claro profesor. – tanto su compañero, como el profesor la miraron incrédulos, de haber sido la misma que el año pasado, ella hubiera chillado alegando que no necesitaba ponerla a prueba que tenia el programa de estudio dominado.

-Weasley. – continuo el maestro. – Como no quiero que le sople alguna respuesta – ambos sonrieron por la obviedad que imposibilitaba esa opción-  usted elaborara su poción en mi escritorio.

Esto nuevamente descolocó a la castaña, en toda su vida jamás vio que ningún alumno hiciera algo similar, es más, sabía que el profesor tenía tanto aprecio a su escritorio como para tenerlo protegido contra explosiones repentinas, miró como su amigo recogía todas sus cosas, acto que ella creyó innecesario, el chico las colocó en el escritorio negro con toda confianza.

-No se alarme señorita Granger. – el hombre seguía a su lado. – se ha perdido muchas cosas, el señor Weasley a mejorado bastante en pociones, esta poción la realiza sin fallo alguno.

Un poco mas y la joven se rompe el cuello al mirar a su ex novio, se sentía como en la dimensión desconocida, un pergamino distrajo su atención de aquellos ojos azules que se concentraban en cortar una raíces en una forma precisa, por el resto de la clase  se dedicó a redactar perfectamente su trabajo, quería tener la mejor calificación y más si se trataba de pociones… era una materia esencial para su futuro y no podía darse el lujo de fallar en nada.

Al término, de nuevo notó otro cambio curioso en el comportamiento de sus amigos, Ron se excusaba alegando que tenia una detención con Snape por no entregar una tarea así que se quedaría en el salón despidiéndose cortésmente con ella, Harry pasó de lado sin inmutarse sobre el castigo de su amigo solo les dedicó un escueto ‘nos vemos luego’ yéndose con el joven nuevo.

Al menos tenía un poco de tiempo para pensar en como plantear su treta, pasó la tarde en la biblioteca tratando de organizarse, no tardó mucho en notar que ni por asomo sus amigo habían ido a buscarla, en todas las clases que habían tenido sucedía igual que en pociones, se sentaban por separado o si les tocaba juntos hablaban cordialmente pero nada más y sobre todo a ella prácticamente la habían ignorado, esto empezaba a tornarse extraño los conocía, sabía como eran cuando peleaban y no parecía que fuera una riña lo que les distanciaba, ni si quiera parecían molestos, solo parecían… separados.

Teniendo entre los dedos una escrito de pociones y sabiendo que a esa hora el profesor de pociones estaba libre decidió que era un buen momento para hacerle una visita… caminó segura hasta las mazmorras, era el momento de  iniciar su venganza, solo que ella no estaba consiente de que tan acertada seria su venganza, tal vez no como ella esperaba, pero seria muy certera.

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El nuevo trió dorado…

Era bastante gracioso el nombre, pero era lo único que se escuchaba cuchichear cada ves que veían al salvador del mundo y sus Slytherin guardianes por los pasillos, los días habían corrido con velocidad al igual que los rumores respecto a las destrezas que tenia el egipcio sobre la escoba, por su puesto sus compañeros de casa no perdieron la oportunidad de reclutarlo en el equipo  de  Slytherin y para sorpresa de todos fue el mismo Potter quien le enseñó a jugar quidditch.

Las enemistades se borraron rápidamente conforme ambos morenos se abrían, Potter al notar que su compañero no trataba de sobrepasarse con su rubio, empezó a volver a ser el Gryffindor sonriente, valiente y despreocupado de siempre, y para Sutekh fue fácil ser el mismo una vez que empezó a probar las ocurrentes locuras que al pelinegro se el ocurrían, tanta libertad le esta engolosinando, por otro lado Draco solo atinaba a sonreír, se sentía feliz al encontrar un grupo en el que encajaba perfectamente.

Solo que al mirar al Suth reír tan animado por alguna tontería dicha por Potter solo hacía crecer un nudo en su estómago, poco a poco se había enterado de la vida llena de horrores que tuvo que llevar su futuro prometido, sabia perfectamente que para el moreno todo esto era como volver a vivir, solo se preguntaba ¿cuánto duraría? ¿Sería bueno dejarlo subir tanto en la nube?

Por otro lado su actual pareja volvía a irradiar felicidad como cuando estaba con la sabelotodo y la comadreja junto a él… ¿qué sería de ellos cuando la verdad callera rotunda sobre sus cabezas?, seguramente su felicidad sería degollada al igual que una sandía en una guillotina, ‘bonita forma de pintarse el futuro’ pensó.

-Vamos Draco anímate.- sonrió Sutekh algo que se estaba haciendo mas familiar en el chico. – Potter  y yo estábamos pensando en comprarte unos nuevos lápices de dibujo mágico del numero 6, ¿es el que te falta no?

-Ehh, si. – contestó distraído, observaba como su pelinegro amigo anda de aquí para allá, parecía que discutía fuertemente con la comadreja.

-Sigues preocupado por ellos. – el moreno miró hacia donde discutían los Gryffindor. – sabes que es algo sin importancia ya se les pasara, después de todo la culpa fue de Granger.

-Si supongo, nunca esperé que ella fuera de esas, lástima que Harry no lo quiera ver. – comentó triste viendo la escena.

-No la conocí, pero una cosa es segura, uno no cambia de la noche a la mañana, si ella se muestra así es que muy en el fondo “eso”  siempre había sido parte de ella. – comentó con una mueca seria en el rostro.

Draco solo miró al frente perdiéndose en los recuerdos….

——————– Recuerdos de los días anteriores————————-

Desde el día que llegó Granger no había perdido la oportunidad de pasar tiempo con su profesor de pociones, alegando estar atrasada con las clases, cada que tenia oportunidad se enfrascaba en una plática con el oscuro hombre y de ser posible lo retenía todo el tiempo posible.

Para Ron fue difícil ver a su hombre pasar tiempo con su ex novia, no por que se preocupara de que su hombre le fuera infiel, el estaba consiente de que ese hombre le amaba con fervor, lo  sabía cuando el mismo pocionista lo buscaba para compartir besos apasionados y  para abrirse de piernas ofreciéndose sin pudor alguno.

Lo que le preocupaba era la risa siniestra que estaba seguro era para el cada vez que los encontraba juntos, ella planeaba algo eso era seguro, pero no encontraba forma de que la castaña supiera de su relación con el hombre, entonces no entendía cual era el plan de la loca muchacha, así que para no levantar sospechas se hacía al que no le importaba aunque los celos le estaban carcomiendo.

El día anterior sucedió lo que Ron se estaba teniendo, entrando al despacho de su amado sin tocar, después de todo tanto el cuarto como el despacho  del profesor  eran casi como su propio cuarto, vio a la muchacha desengonzada que  estaba montada sobre el  su hombre besándolo tan apasionadamente que  le faltaba poco para ahogarlo, que de hecho es lo que estaba haciendo.

El pelirrojo no dudó en sacar su varita y hechizar a su compañera, Granger para él, hacía mucho tiempo había dejado de ser una amiga, la dejó desmayada saliendo furioso del despacho, no volvió a dirigirse ni a la castaña ni al pocionista, por mas que Severus trató de hablar con él.

Ron triste y acongojado platico con Harry y extrañamente con ellos también, no les tenía tanta confianza pero pareció que hablarlo con ellos ayudó a la comadreja para descargarse.

—————————————-Fin de los recuerdos—————–

-No comprendo cómo puede ser Potter tan cabezota. – refunfuñó molesto el egipcio.

-Harry no cree que Granger lo hubiera hecho a propósito. – argumentó el rubio. –el sigue creyendo que todos son buenos y que su amiga no rompería un plato.

– Pero si la muy sínica todavía fue a restregarle en la nariz que el profesor basaba delicioso.

-Es Potter… – contestó simplemente.

Mientras tanto Harry y Ron seguían muy enfrascados…

-¡¡¡Por Merlín Harry te estás poniendo de su parte!!! – gritó el pelirrojo completamente exasperado, la vena de su frente estaba por explotar y la media sonrisa marca Slytherin estaba tatuada en su rostro.

-Ella no sabía de lo tuyo con el profesor, tu mismo dijiste que no querías que lo supiera. – le recordó. – ella no tiene la culpa seguramente pensó que Snape estaba libre.

-Claro y que se haya estado contoneando y meneando frente a él en mi presencia no cuenta. – volvió a gruñir. – ¡La desgraciada lo sabe! La vi reírse en mi cara Harry, ¡ella sabe que ese hombre es mío!

-Escúchate Ron, ¿tuyo? – gritó enfurecido. – lo único que veo aquí son tus malditos celos que te están descontrolando.

-Sí, son celos, pero ella es una Zorra y lo sabes.- terminó tajantemente.

-Mira Ron yo sé de primera mano lo que es descontrolarse por celos. – suspiró tratando de calmarse. – incluso sé que puedes ver cosas que no existen, pero no veo por que tienes que castigar al profesor Snape por tu enojo.

-¿Eso qué tiene que ver? – hizo un mohín de disgusto.

-¿No lo has visto?, el pobre está muy decaído desde que no lo vez. – susurró. – el pobre ha hecho de todo para que le des la oportunidad de explicártelo.

-¡No! Si el muy cabrón es tan hombrecito para ir besando a las ex novias de su pareja pues que se aguante. – gruño recordando el mentado beso. – Y si no quieres que la puta se meta con Draco vete cuidando de la zorra… – se marchó muy cabreado dejando al pelinegro con los reclamos en la boca, ahogándose completamente en bilis, por un momento se compadeció del profesor, luego lo pensó detenidamente decidiendo que eran tal para cual.

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-¿Cariño?

-¿Mmmmm?

-¿Has tenido noticias de nuestro hijo?

-No.

-¿Has sabido de la familia con la que se va a casar?

-No.

-¿Piensas hacer algo?

-Tal vez.

-¿Quieres que yo haga algo?

-No.

-¿Me amas?

-Si. 

-¿Amas a tu hijo?

-Si. 

-Entonces mañana buscarás un sacerdote para cuidar mi amado templo, sé que el poderoso Heka entenderá por que abandono temporalmente mi servicio, iré a visitar a mi hijo y ver como marchan las cosas de la boda. 

-No vas a ir. 

-¿Alguna razón para impedírmelo cariño?. 

-Tú no sales. 

-Pero nuestro hijo, tengo que saber como está y por qué no…

-No, sabes bien porque. 

-Entiendo. 

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Lucius miraba afligido por la puerta de su mansión, había ocurrido lo que tanto se temía… todo por lo que había luchado se fue por la cañería.

Miraba como el Ministerio los despojaba de las pocas pertenencias que le quedaban, la quiebra era inevitable, pero esperaba que esto sucediera después de la boda de su hijo, cuando ya no estuviera  para ver su caída ni su vergüenza.

-Por fin ganaron. –era mas una afirmación que una pregunta.

-Sí, me lo quitaron todo Severus.

-Sabíamos que tarde o temprano iba a suceder. – ambos hombres veían a los funcionarios evaluadores entrar y salir posando sus sucias manos en cada pieza que se encontraba en la mansión.

-Esperaba que Draco ya no estuviera aquí.

-Puedo ofrecerte mi casa, siempre eres bienvenido… – antes de que el ojinegro pudiera continuar unos hombres se acercaron a ellos.

-Bueno señor Malfoy, todo esta en orden solo hay algo mas que tiene que entregar. – el hombre extendió su mano.

Con toda la humillación del mundo, Lucius que vestía unas túnicas sencillas, sacó su varita de su bastón, con el dolor de su alma la entregó al evaluador, su varita valía una pequeña fortuna por lo tanto se le retiraba en compensación de las deudas que tenia.

Unas risas se escucharon detrás de los evaluadores, un par de autores disfrutaba de la caída de los Malfoy.

-Si no se anda con cuidado Malfoy  lo van a dejar en cueros. – volvieron a reír ante la mirada furiosa de Severus y recriminatoria por parte de los funcionarios del Ministerio.

-Entonces es cierto… – una voz hizo que todos voltearan hacia atrás de los Slytherins, una respiración agitada era lo único que ahora se escuchaba de un aturdido licántropo. – cierto.

-Remus. – el rubio mayor solo apretó los labios cerrando los ojos con tanta fuerza como si el simple acto los fuera a desaparecer.

-No Lucius, tú te vienes conmigo. – susurró. – Sin peros, amor.

Automáticamente unos ojos azul grisáceo se abrieron de golpe, posándose sobre unos color miel, no sentían las miradas que recaían sobre ellos, sobretodo de unos ojos color negro. Para ellos no existía nada más.

-Pero yo ya no soy… – susurró el rubio.

-No me importa, nunca te quise por tu dinero Lucius. – Remus estiró los brazos en clara señal de invitación. – yo te quiero por quien eres.

Tragándose todo su orgullo ante la mirada de todas esas lacras del Ministerio y su casi hermano, se abrazó a ese hombre que le había cautivado desde su juventud.

-Vámonos a casa. – abrazó fuertemente a su pareja.

-Casa… – susurró Lucius como tratando de asimilar la palabra.

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Los tres adultos regresaron de inmediato al castillo, la noticia de la caída del imperio Malfoy se había regado por todo mundo mágico de modo extra oficial, secreto a voces,  efectivamente pero nadie quería decirlo abiertamente, por lo tanto los estudiantes se mantenían  ignorantes por el momento, Lucius sabia perfectamente que seria el encabezado del El profeta al día siguiente, con tristeza se despidió de Severus.

Su casi hermano se despidió de el asegurándole que cualquier cosa que necesitara su habitación estaba disponible, cosa que Malfoy no aceptaría, sabia el problema que se metería con la pelirroja pareja de su amigo, no le preocupaba una confrontación lo que no quería era ver la reconciliación que tendrían después de su pelea.

Suficiente era saber que Severus era el pasivo de esa relación.

-Lucy… – habían llegado a la habitación del lycan.

-¿Remus estás seguro de esto?. – preguntó en voz baja y algo melancólica. – Sev me ofreció su casa.

-Por muchas protecciones que haya puesto Severus en su casa, me sigue pareciendo que Hogwarts es más seguro. – le invitó a pasar al recibidor.- al menos hasta que encontremos algo mejor…

-Algo mejor… – El rubio mayor lo miró extrañado ante ese frase.

-Albus, no me dio la plaza. – contestó simplemente. – seguramente el año entrante ya no pueda dar clase.

-Y entonces.

-Buscaremos otro lugar Lucy. – los ojos castaños llenos de ternura miraron a esas orbes azul grisáceas llenas de temor. – No te preocupes encontraremos algo, no te voy a dejar solo.

-Gracias Rem. –se sinceró el Slytherin. -. Tenía miedo de enfrentar este momento solo, siempre pensé que el día que pasara seria el día de mi defunción.

Remus solo rio ante la posible realidad de las palabras de su rubio, Lucius no sabia vivir sin dinero.

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Draco, Harry y Suth cenaban juntos en la mesa de Slytherin, últimamente era normal ver al héroe sentado con las serpientes, poco a poco había socializado con la casa aunque siguieran aislando a Draco no pasaba lo mismo con Harry ni con Suth, más sabiendo que el egipcio venia de una familia de magos oscuros.

Estaba por terminar el postre cuando una lechuza negra entró al comedor extrañando al alumnado, el correo ya había sido entregado, el animal dio un par de vueltas por el comedor antes de bajar a la mesa de Slytherin posándose cariñosamente en un brazo moreno que le sujetaba. El ave alzó la pata a uno de sus dueños.

-Hola preciosa. – para Sutekh era raro ver una lechuza del templo de Heka; rápidamente tomó la carta, el ave emprendió el vuelo sin esperar respuesta, cosa que extrañó al egipcio.

-¿De quién es? – preguntó Draco.

-Es raro que entreguen el correo a deshoras. – siguió Harry.

-Es de papá. – al ver la cara extrañada de sus amigos continuó explicando. – En mi familia no se permite la unión impura de un mago y una bruja, por que a las mujeres se les considera como inferiores, por eso desde siempre se nos ha unido con magos fértiles, mi Padre es el sacerdote que sirve a diosa Sejmet el usa lechuzas grises, y mi segundo papá es el sacerdote que cuida el templo al que sirve mi familia, el templo divino de Heka, al que algún día mi esposo debe cuidar, ahí se usan lechuzas negras. – al terminar lanzó una mirada significativa al rubio.

-¿Y por qué tu esposo?- preguntó el pelinegro entre molesto y curioso, a él casi no le tocaba escuchar la vida del moreno oji plateado.

-Porque el dios Heka el es dios de la magia.- contestó suavemente como si fuera lo mas básico. – los sacerdotes que cuidan el templo tienen que ser fértiles, porque ellos son los únicos que crean la magia en su interior al poder engendrar hijos. Son pilares de magia en el templo, digamos que es un santuario de fertilidad.

Harry abrió mucho los ojos sorprendido ante esa revelación,  mientras que a Draco se le iban los colores, nadie le dijo que tenía que servir a un dios egipcio y cuidar de un templo cuando se casara.

-¿Y que dice la nota?- continuó el Gryffindor mirando el trozo de papel cerrado, hacía tiempo que decidió no preocuparse por esa boda hasta que no fuera necesario, Suth le agradaba y no quería tener que pelear, aún no.

Con lentitud, el moreno fue liberando el pergamino, lo extendió para leerlo despacio, no tardó mucho pero en el acto perdió todo el color, la nota calló de sus dedos sobre la mesa dejándola expuesta a los curiosos ojos verdes, y aunque Draco no se reponía de la noticia no perdió oportunidad de leer el trocito de papel, cuando Suth trató de levantarlo ya era demasiado tarde los otros dos ya lo habían leído, Harry tenia el seño fruncido mostrando su franca molestia, mientras el rubio perdía el color como él.

Tomó el papel y lo releyó una última vez.

Hola mi pequeño Suty:

Sabes cuanto detesto las formalidades que tu padre me obliga a usar, por lo tanto podrás notar que tu padre no sabe de esta nota, ni de nada mas, hijo mío estoy muy preocupado por ti, sabes que esta boda me tiene los pelos de punta y no quisiera saber que las cosas van mal y yo no me entere, tu padre vino a visitarme, me contó como sucedía  el compromiso y que habías ido a conocer a tu futura familia, me hubiera gustado saber que te casabas por amor y no obligación, detesto tener que ponerte en esta situación, perdóname cariño.

Por ello decidí hacerte compañía unos días, me voy a escapar del templo para visitarte, espérame pronto y ya sabes cariño a tu padre nada ¿si? en cuanto deje todo en orden viajaré para estar contigo.

Con mucho cariño… papá Menu

-Papá va a salir del templo… – susurró.

-¿Cuál es el problema? – esta vez fue la rubia serpiente quien se atrevió a curiosear.

-Papá es el sacerdote mayor, el es el pilar principal de la magia que corre por todo el templo, por todo Egipto e incluso me atrevería a decir que es uno los pilares del mundo mágico… – miró de nuevo el trozo de papel. – Mi padre dijo alguna vez que era imprescindible que mi papá jamás saliera del templo, este a permanecido aislado por años apenas unas cuantas personas pueden entrar a él, ¡Por Mut, va a salir!

Los tres tuvieron la sensación de que los problemas apenas comenzaban, solo que al rubio le asustaban las palabras de su prometido pues el tendría que cubrir ese puesto algún día.

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-¿Severus?- una cabecita rubia se asomaba por la orilla de la puerta, procurando poner mucha atención a cualquier ruido extraño, no quería toparse con una escena bochornosa.

-¿Qué pasa Lucy?- el pocionista estaba leyendo un libro cerca de la chimenea.- ¿Por qué no estás con Lupin?

-Mmmm aunque me ha perdonado aún no me deja acercarme del todo y pues quise darle un poco de espacio.- entró algo apenado.

-Te sientes inútil ¿verdad?- el rubio asintió.- no quieres ser un estorbo.- afirmó el ojinegro.

-Así me siento.- se sentó al lado del pelinegro recargando su cabeza en el hombro de su casi hermano.- siento que dejé de ser yo.

-No Lucy, lo que pasa es que por primera vez sientes lo que es ser un humano.- le abrazó.- hoy te libraste de la carga de ser un Malfoy.

-No se si eso me ayuda Sev.-dijo con disgusto por lo que su compañero rio.

-¿A qué venias Lucius?

-¿Vamos al baño de prefectos? Tengo mucho que no oigo cantar a esa sirena.- sonrió recordando que a Remus y a él les gustaba estar ahí disfrutando de sus perversiones.

-Vamos.- Salieron sin prisa, el toque de queda ya había pasado así que no se toparon a ningún alumno, no tardaron en llegar.

El agua se miraba prometedora, todo el ambiente estaba perfumado mientras que las burbujas inundaban el lugar, sin pudor Lucius se quitó hasta su ultima prenda quedando como dios lo trajo al mundo, sin mucho convencimiento de hacer lo mismo Severus fue despojando de sus prendas hasta quedar en un sexy bóxer negro, tomo una toalla negra.

-¿Severus?- el timbre de voz alertó un poco al ex espía.

-¿Si?- enarcó una ceja hacia su oji azul grisáceo y pálido compañero.

-¿Sev donde está tu marca?. – Lucius solo lo miro contrariado, la toalla cayó al piso.

La poción anticonceptiva fallo… –

Como que fallo. – grito Lucius claramente asustado, ninguna poción de Severus había fallado jamás.

Estoy… – sus ojos aun reflejaban sorpresa.

Si, si ya lo sabemos… – sonrió con sarcasmo. – ¿Debó decir felicidades?

Con un carajo. –

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Un hombre relativamente joven miraba por una ventana, observaba un hermosos amanecer aun que realmente no lo miraba, si no mas bien estaba perdido en sus ideas, no había salido del templo en los últimos 15 años, no estaba seguro de hacerlo, si su esposo se enteraba seguramente abrían muchos problemas.

Tenia al sacerdote perfecto para cubrir su puesto, era tan leal al dios Heka como lo era al sumo sacerdote, o sea  el, no tenia problema en que le guardaran el secretito, después de todo eran contadas las personas que podían mirarle, no seria problema si desaparecía unos días.

La lechuza volvió junto con la información que necesitaba, con un simple hechizo las palabras brotaron como un humito sobre las alas del animal… Hogwarts  Colegio de magia y hechizaría.

¿Ahí te encuentras hijo?. –hablo en susurros. – Pensé que estabas con la familia Malfoy… ¿Por que te encuentras en un colegio de magia?

Miro de nuevo animal pensando que seguramente su esposo le estaba ocultando información de nuevo. Regreso la atención al amanecer. Seguramente con su viaje obtendría muchas respuestas.

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En brusco movimiento fue empotrado en la pared, todo su cuerpo caliente era empujado con brusquedad a la helada pared, el hombre sentía como sus manos eran levantadas por encima de su cabeza para ser aprisionadas salvajemente.

Sentía como una erección de buen tamaño se enterraba entre sus nalgas por encima de la ropa, jadeaba con profunda excitación, le ponía que su amado Gryffindor se pusiera dominante.

Una mano sujetaba fuertemente su cadera marcando el compas de las envestidas sobre la tela, por lo brusco de los movimientos era mas que obvio que el pelirrojo estaba furioso, los pantalones del pelinegro fueron desabrochados mientras caían hasta sus rodillas al igual que la ropa interior, ahora era su miembro necesitado rozaba la fría pared aliviando un poco la necesidad de envestir lo que fuera, sufría horrores al no sentirse penetrado como quería.

Por favor Ron…  métemela, por favor. – gimió como pudo entre sus jadeos necesitados.

No. – susurro en la oreja del pelinegro. – No te lo mereces.

Antes de que pudiera replicar el miembro erguido estaba entre sus nalgas, empujando toscamente contra su culo no preparado, el pocionista con tal de ser tomado dejaría que fuera a la fuerza que le reventara y lo partiera en dos, solo necesitaba  tenerlo dentro, se removía ansioso esperando que por fin su pareja lo penetrara,  sentía la cabeza del miembro forzando el anillo de su entrada, pero cuando apenas tenia un poco de ella adentro esta se retiraba dejándolo con una sensación de abandono e insatisfacción, de nuevo su novio le metía la puntita para volver a dejarlo necesitado.

Estaba apunto de maldecir, gritar, eh incluso pelear por meterse ese miembro que se negaba a darle el placer que buscaba, estaba duro como piedra y caliente como caldero en ebullición, finalmente su cuerpo fue liberado de la precio que ejercían sobre su cuerpo, al bajar sus manos  solo pudo apoyarse contra el muro, miro su miembro erguido y para luego fijarla en unos ojos azules que ni si quiera le miraban.

Ron se aparto de su hombre, se había masturbado con su mano hasta llegar a su orgasmo en solitario derramando su semilla en su propia mano, se limpio rápidamente guardándose su pene flácido, sonrió complacido al ver la frustración del oscuro hombre, era una imagen bastante satisfactoria, recargado en la pared  estaba el temido profesor de pociones, con los pantalones hasta las rodillas junto con la ropa interior, su hoyito dilatado al igual que su culo estaba totalmente  expuesto a quien quisiera verlo, una imagen totalmente humillante para el pocionista.

Todavía con la sonrisa de satisfacción el Gryffindor giro sobre sus talones marchándose feliz con el castigo infringido. Frustrado y a sabiendas de que cualquier alumno podría verlo en ese estado vergonzoso el profesor se vistió, luego se dirigió a su recamara tratando que su erección pasara desapercibida para los ojos curiosos de sus Slytherin.

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Lucius miraba por la ventana que daba al patio del colegio, no  miraba nada realmente.

Estas preocupado por lo que creo. – Remus puso una tasa de chocolate, Lucius la miro pensando que fácil había sido acostumbrarse a los gustos del castaño.

Se acerca la luna llena. – contesto tomando la taza entre sus manos.

Si, como cada mes.- tomo su propio chocolate.

Remus yo quiero… –

No. –

Pero. – dudo, pero luego se dijo muy seguro. –  Remus déjame estar contigo.

No es peligroso, ya no soy un cachorro Lucy. – sonrió tristemente. – Soy un lobo adulto y aun que me tome la poción matalobos, no es seguro que no me a violente.

No me arias daño. –

No lo sabemos. –

Lo haces por el recuerdo del chucho pulgoso. – contesto molesto.

Lucius. – apretó la taza. – cuida tu lengua.

Perdón, es que de verdad quiero ir contigo. –

Esta bien, solo prométeme que si vez las cosas feas huiras. – suspiro frustrado, sabia que el rubio iría con el quisiera o no, mejor darle gusto y no discutir por algo que ya estaba perdido.

No será necesario. – sonrió satisfecho tomándose todo el chocolate de golpe.

Unos golpes en la puerta los destorgaron de su conversación, Remus se levanto a ver quien era pero en cuanto abrió la puerta una cabecita rubia paso corriendo rápidamente sin decir nada solos se escuchaban sus sollozos.

Lucius al escuchar el ruido salió de la cocina, en cuanto cruzo la puerta vio a su único hijo correr hacia el totalmente triste, sollozando incoherencias.

¿Papa, por que no me lo dijiste?. – se abrazo al rubio mayor.

Mmm veo que ya te enteraste. – le devolvió el abrazo revolviéndole el pelo como cuando era un niño pequeño.

¿Por qué?. – sollozo.

Tu sabias que las cosas no iban bien, y empeoraron mucho con el regreso del lord y con su muerte.- le sonrió tristemente.

Remus solo miraba desde la puerta, fue tan inesperado que hasta olvido cerrarla, por lo tanto no noto que el rubio no venia solo.

Señor, mi familia esta muy bien acomodada y si quiere será  bienvenido en nuestra casa, después de todo Draco estará feliz con tenerlo cerca. –el egipcio miraba  triste la escena, sus pensamientos hacia el rubio mayor poco a poco iban cambiando y al saber lo que los malditos del ministerio le habían hecho no dudo en saber por que había insistido tanto en el enlace, quería proteger a su único hijo, definitivamente ya no lo vería de la misma manera. – Draco y usted siempre serán bienvenidos en Egipto.

Tanto Harry que se encontraba un poco atrás como Remus se tensaron automáticamente con esas palabras, los rubios también se sintieron un poco incómodos pero no lo demostraron.

Gracias Banoub. – respondió Lucius dirigiendo su mirada a su hijo. – Pero me gusta estar aquí, mi lugar es junto a Remus.

Los tres presentes, exceptuando claro el egipcio que ya lo sabia, se quedaron estáticos con las palabras del Slytherin, ni Draco había escuchado algo tan “romántico” de parte de su padre. Remus habia escuchado muchas cosas lindas de esos labios pero jamás habían dado demostraciones publicas con excepción del cuando fue por el, pero Lucius no estaba mentalmente estable.

El extranjero sintió un pinchazo al escuchar eso, pero se repuso rápido.

El profesor Lupin es tan bienvenido como ustedes. – dijo muy convencido y luego recordó que no estaban solos se giro a ver unas orbes verdes. – Y por supuesto tu también Harry. – Le sonrió.-  si algún dia te gustaría vivir en tierra caliente para mi seria un placer que vivieras con nosotros.

El enojo contenido de Harry desapareció, no se esperaba una invitación de esa magnitud y menos que lo tomaran en cuanta para unirse en esa especie de familia, solo que no como el quería.

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Entro a su recamara quitándose la toda la ropa en el proceso, su erección no había disminuido en lo mas mínimo igual que su necesidad de ser poseído, tirándose a la cama y convocando su vibrado se dispuso a terminar el trabajo que su amante no habia querido hacer, su intimidad empezaba a dolores por la acumulación de sangre en la zona.

Chupo a conciencia ese trozo de carne simulada dejándolo lustros y suave mientras que sus dedos entraban y salian veloces de su apurado interior, lo puso en nivel medio antes de metérselo por completo, jadeo a conciencia, realmente lo necesitaba.

Mientras su vibrador mágico lo follaba a conciencia, el se encargaba de chupar los dedos  de su mano mientras con la otra se masturbaba fuertemente tratando de sacar su frustración.

Muy mal severus. – el pelinegro que gemia de placer apenas pudo dirigir su mirada a la puerta de su habitación, sabia que su pelirrojo estaba  mirándolo en un momento de vergüenza, donde estaba recurriendo a un trozo falso de falo para complacerse, lo que no vio fue la mirada malvada que destilaban los ojos azules. – si no te deje correrte en el pasillo, fue por que no debías… ahora tendrás otro castigo.

Y severus de verdad quería que ese castigo fuera una follada ruda y salvaje, que la penetrara violentamente hasta que su cuerpo vibrara de dolor y placer… temblo ante la perspectiva.

Mientras tanto el pelirrojo se deshizo de sus ropas ante la lujuriosa mirada de su pelinegro, saco su varita dirigiéndola hacia el pene del pocionista murmurando un hechizo que hizo al hombre retorcerse  aun mas, disfrutando de la escena ron decidió torturarlo un poco mas, subió en nivel del vibrado al máximo, al igual que el nivel de las envestidas, eran tan rápidas, fuertes además de la vibración que el profesor no aguantaba, era demasiado para su cuerpo empezó a gritar descontrolado, fue ahí cuando descubrió para que era el hechizo, no podía correrse, el placer lo segaba pero no podía terminar.

RRROOONN, ahhh ahhh  dee- jaaaameee  uff, uff COOREEE… MEE….ahhh ahhh ahhhh poor… faaa… voor AHHH Ya NO Ya NO! ROOONNN

Lo lamento severus. – se sentó en un sillón cerca de l cama masturbándose viendo al hombre gritar y gruñir incontrolablemente. – Te lo advertí soy muy celoso y nadie, nadie te puede tocar.

Peero ahhha ahhh yo no ufff grrr ufff Yo No ahhhhhhh. –

Tu no la tocaste, lo se. – paso su mano por la punta de su miembro disfrutando de la vista. – Pero le permitiste que se acercara.

Soyy uff grrr grrr suuu ahhh prooofe… sor ahhh. – el ritmo de las envestidas realmente de estaba partiendo en dos, el consolador parecía querer follarle las entrañas.

Esta es una advertencia, la próxima vez ella será maldecida y tu tendrás  otra sección de castigos.- se corrió deliciosamente.

Roon ahhh  hasss … queeee  paaa –reeee ahhh. – sus uñas empezaban a rasgar las sabanas de su cama.

Esta bien.  – con un pase de varita revirtió el hechizo haciendo que al instante se corriera violentamente, que mas que eyacular parecía orinar semen, el pelirrojo se dirigió a la puerta sonriendo satisfecho, su pareja habia aprendido la lección. El pelinegro aun se sacudía con violencia. – por cierto, creo que con otra media hora tendrás, disfrutalo amor. – salio del cuarto satisfecho mientras que el pelinegro  se daba cuenta de el por que de esas palabras.

El vibrador seguía arremetiendo contra su cuerpo con la misma salvajidad que al principio, su cuerpo aun estaba sensible por su violento orgasmo a si que cada envestida era mas dura de lo que sentía en un principio.

ROOOONNNN . –

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Antes de que Remus pudiera contestar el ofrecimiento del mas moreno una lechuza los interrumpió, una lechuza negra que  dejo pálido al egipcio. Recordando el segundo motivo para visitar al señor Malfoy.

¿Una lechuza negra?.- preguntaron los dos mayores.

Ahí no.- susurro la joven serpiente aun en brazos de su padre.

El moreno empezó a leer la nota mientras la lechuza se retiraba por la ventana mas próxima.

Hola mi precioso Suty:

Como te lo prometí ¡Ya tengo todo listo! Y como no quería esperar usare unos cuantos trasladores a si que llego esta noche. Besos hijo.

Por cierto ya le mande una lechuza a tu director para informarle de mi llegada.

P.D. Me debes una explicación, ¿un colegio de magia? Como si no tuvieras una preparación académica impecable.

Harry que leyó sobre el hombro del Slytherin sintió escalofríos, si no se daba prisa no evitaría esa boda.

Remus los paso a la modesta salita mientras que Draco le explicaba la situación a su padre y al castaño ya que era evidente la relación entre ellos, y la confianza que Lucius le tenia al licántropo.

Draco, pues ir  con el directo.- anuncio el rubio mayor.- puedes preparar todo para la llegada de tu suegro.

Si padre.- se levanto dispuesto a salir con los otros dos jóvenes.

¿Sutekh puedes quedarte un momento?.-Suth se extraño ante la petición de su suegro pero no dijo nada, se quedo en la habitación mientras los otros dos salían.

Dígame cual es el tema que querían tratar conmigo. – el morenos tomo asiento de nuevo,

Solo quisiera que todo estuviera en orden. – hablo el rubio. – Preferiría que el tema económico de nuestra familia se mantuviera lo mas al margen que sea posible.

No se preocupe señor Malfoy, no será mi padre Meknes quien venga si no mi papa Menu, a el no le importara en absoluto.

Es un alivio escuchar eso, pero de todas maneras no quisiera que se supiera aun. – miro tristemente. – se que es inevitable pero no quiero que llegue a oídos de tu otro padre.

En eso tiene usted razón, no seria conveniente. – concordó el chico. – Pero insisto con papa no tiene por que preocuparse, el es una muy buena persona. -. Sonrió para sombro la serpiente mayor, que por cierto no había estado atento a los cambios de joven.

Sutekh. – ahora fue el castaño quien hablo.

Suth. – el oji plateado miro a ambos mayores y sonrio.- Me gusta mas que me llamen Suth.

Bien Suth, estábamos tomando una taza de chocolate en la cocina. – le dio dio una mirada calida sonriéndole dulcemente a la cual el chico respondió de la misma manera. – ¿Nos acompañas?

 El muchacho entro rápido al lugar indicado tomando la silla donde antes Lucius estuviera sentado, esperando ansioso compartir un rato con los dos mayores, mientras tanto el slythrerin aprovecha para pasar sus brazos por la cintura de su pareja posesivamente antes de entrar a la cocina.

Tiene tu sonrisa. – susurro el rubio, dejando al licántropo totalmente avergonzado.

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Apenas cruzaron la puerta del cuarto del profesor de defensa cuando un rubio bonito fue empujado contra la pared, sentía unas manos recorrer su cuerpo  mientrae que una boca ansiosa dominaba en sus labios.

Te extrañe. – susurraba el pelinegro. – tenia tanto tiempo que no te robaba un beso.

Harry, no, no podemos. – contesto como pudo pues sus labios eran fieramente demandados. – me tengo que casar y lo sabes, quedamos que esto seria temporal.

Pero yo no quiero. – por fin detuvo sus caricias para abrazar a su joven amado como temiendo que se desvaneciera en el aire.- Y voy a impedir esa boda.

No Harry, debo casarme.- tristemente poso sus grises ojos sobre los verdes que tanto le gustaban. – Por mi padre, por mi familia, por Suth, sabes que el tiene que casarse tan a fuerzas como yo.

Pues no lo veo muy desacuerdo con esto,.- contesto el Gryffindor bastante indignado.

Nos queremos, si. – noto como el héroe fruncía el seño y se mordía el labio. – pero como amigos, yo lo aprecio y el a mi, incluso como tu a nosotros y nosotros a ti, somos amigos, no lo eches a perder.

Yo quiero mas que tu amistad. – sentía los ojos irritados pero no iba a llorar.

Y yo igual, pero por ahora no te puedo ofrecer nada mas. – desasiéndose del abraso camino seguro hacia la oficina del director sin mirar atrás.

Pero yo si puedo, Draco por nuestro amor te juro que pondré fin a esto. – se dijo a si mismo antes de corres hasta el que fuese su novio unos días atrás.

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La joven castaña miraba la puerta del despacho de su profesor, era la hora de su tutoría y no había señales del hombre, treinta minutos de retraso, estaba completamente exasperada, ya se le había insinuado de todas las formas posibles y el bastardo no cedía, se había puesto minifaldas, había coqueteado descaradamente, se había abierto la blusa hasta dejar su sostén de encaje expuesto, le tocaba cada vez que podía, y fingía “accidentalmente” rosar su cuerpo con el maldito y este ni cuanta se daba.

Si quería completar su venganza contra su mal nacido ex novio, tenia que encontrar la manera de que su terco profesor callera en sus redes, si lo lograba era matar dos pájaros de un tiro, primero acostarse con el hombre que Ronald Weasley mas odiaba y segundo se quedaría con un hombre muy reconocido, un profesor bien acomodado y con muchos conocimientos, seguramente sus padres estarían orgullosos de ella.

Cuando estaba por rendirse, un ruido llamo su atención, finalmente la puerta se abría, no se sorprendió cuando el hombre salió vestido con sus habituales prendas negras y su rostro inexpresivo, lo que le sorprendió fue la mirada de terror que le dirigió explícitamente a ella, le tenia miedo.

¿Profesor?. –

Señorita Granger dejémonos de esta tontería, usted va excelente en pociones no necesita mi ayuda a si que no veo la necesidad de estas clases. – comento serio pero sin mirarla.

Pero aun no están perfectas yo quisiera… – busca una escusa rápida para poder seguirse viendo con el en privado.

Que tenga buen día, no quiero verla mas que en el salón de clase. – se giro habiendo que su túnica flotara en un sensual movimiento dejando a la castaña rabiar con su mala suerte.

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Suth caminaba feliz por los pasillos del colegio, habia salido en busca de sus amigos pero al no encontrarlos con el director ni en los alrededores decidió volver con su profesor y el señor Malfoy, le habían invitado a tomar chocolate con ellos y si quería podía pasar la tarde ahí, mientras esperaban la llegada de su padre.

Sentía que ese día no podía ser mejor, paso la mañana con sus buenos amigos que le ponían a mil con sus locuras y travesuras, un rato en la tarde  estuvo disfrutando con los dos hombres que le hacían sentir bastante en paz y tranquilo… ¡incluso estúpidamente feliz! Y por ultimo vería a su papa, tenia mucho tiempo que no lo veía, era un hombre bondadoso y de un corazón lleno de cariño, seguro cuando lo conocieran se llevarían una gran sorpresa pensó el egipcio.

Sonrió con pesar, lo extrañaba tanto, pero el sabia lo que era llevar el peso de la marca en el cuerpo, era un privilegio de pocos pero en ello se iba la vida, literalmente. Tenia tantos buenos recuerdos de su papa, eran pocos pero todos felices, cosa muy distinta a su padre Meknes, lo quería mucho y lo respetaba, pero siempre fue un hombre frio y muy recto, estricto con todo incluso con las demostraciones de afecto, reflexionando se dio cuenta de que sus padres rara vez tenían comunicación y todavía menos contacto físico o cariñoso, se pregunto si algún día llegaría a pasar lo mismo  con Draco si se llegaran a casar, seria horrible vivir así después de todo apreciaba mucho al rubio.

Toco la puerta del profesor, escuchando la aterciopelada voz de Lucius dejándolo pasar, lo mas seguro es que ya le esperaban, antes de entrar sonrió, el no lo aria sufrir, no como su padre Meknes hizo sufrir a su papa Menu.

Hola Suth. – saludo el rubio sentado en la sala con un libro de artes oscuras en mano y una taza de lo que seguramente seria chocolate.

Señor, disculpe; ¿tanto dulce no les dará problemas de hiperactividad?. – le pregunto al mayor mientras veía pasar a Remus con una barra de chocolate antes de desaparecer por el pasillo.

Se acerca la luna llena, necesitamos energía. – levanto los hombros sin darle importancia al asunto, dejando al moreno bastante desconcertado pues no hallaba razón lógica para la supuesta explicación.

¿Suth ya llegaste? No te escuche entrar. – sonrió el castaño que entraba por la puerta donde habia desaparecido apenas un momento atrás ofreciéndole mas chocolate. – Ando un poco distraído.

El egipcio miro incrédulo, habia descubierto que Remus casi podía oír a un fantasma pasar  y mientras que Lucius sonrió por lo bajo, tanto el como el licántropo estaban nerviosos por la llegada de la “nueva familia”. Draco era su hijo y para el castaño era algo muy similar, bueno para Rem tanto Harry, Draco y actualmente Sutekh eran algo así como sus “cachorros”.

Un escalofrió recorro su espalda recordando las palabras de Weasley “Acostarse con Sev” No le motivaba imaginar casado con su hermano y menos ver a su hijo casado con otro hijo, bueno no estaba mal ver a un yerno como hijo a si que no habia ningún problema, asunto resuelto. Siguió tomando chocolate.

Los otros dos integrantes se fueron a la cocina a prepara algo de comer para los tres, algo que tuviera muchas proteínas y posiblemente cubierto con chocolate para variar.

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¿Te casas conmigo?. –

No. –

¿Por que?. – pregunto indiferente.

Por que prácticamente ya estoy casado. – miro molesto sobre su hombro. – ¡Potter! Deja de alargar nuestro sufrimiento, solo deja que las cosas como están.

Vas a ser un sacerdote. – contesto sin mirar al rubio.

… – abrió los ojos grandes como platos. – Lo se.

Estarás a cargo de un templo  del cual no tienes ni la menor idea de cómo dirigir y estarás embarazado de Suth. – volvió a atacar sutilmente.

¡Basta!. – refunfuño molesto. – No me lo repitas también estaba ahí.

Por que no lo dices. – miro los plateados ojos.

Decir que. – trato de esquivar la vista y apartarse del toque que le proporcionaba el moreno.

Que tienes miedo. – Draco no aguanto mas, se lanzo sobre el héroe sollozando incontrolablemente mientras su cuerpo se estremecía en leves convulsiones, trato de ocultar su rostro entre la ropa del Gryffindor.

Perdóname Harry. –gimoteo aun llorando en el regazo de su pareja. – Pero tengo que casarme…

Uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. – suspiro mientras pasaba sus manos por la espalda de su amor tratando de consolarlo.

Draco se acomodo con el chico dejando que las lagrimas ahora silenciosas corrieran por sus mejillas, habia querido que su pareja entendiera, pero como dolía ver al chico resignado, inconscientemente le hubiera gustado verlo pelear por el.

Cada quien tiene su destino. – ahora acariciaba los rubios cabellos de la serpiente. – “Pero cada quien lo forja con sus decisiones y yo decido que mi destino eres tu”. – pensó.

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Ron estaba aun bastante molesto con su pareja, de nuevo habia visto a la castaña tratando de restregarle los senos en la cara a su hombre y el no dijo ni pio, la mal nacida sangre sucia ahora si se merecía con todas las letras el mote discriminativo, se habia puesto una minifalda descaradamente corta y según rumoraban ni si quiera traía pantaletas.

Estaba verde de rabia, pensar que su mejor amiga, que la mujer que el creía era el amor de su vida no fuera mas que una sucia  ramera le hacia hervir la sangre, no entendía por que se habia obsesionado con su hombre, pero ella mejor que nadie sabia que N-A-D-I-E tocaba lo que era suyo, la venganza seria despiadada o moría en el intento.

Esa noche practicaría sus imperdonables con la chica, se lo merecía, habia osado manosear a Severus en plena clase, en los almacenes mientras surtían los ingredientes de la poción que elaboraban, tenia que ponerle un alto en seco para que la tipa no intentara algo mas serio; o si, se relamía los labios pensado en su venganza,  la zorra gritaría con sus torturas y aprendería a no meterse con el.

Caminaba a las mazmorras, ahora al que tendría que castigar a su oscuro profesor, estaba consiente que no la castigo para no levantar habladurías y que  me enterara del atrevimiento de la putilla, pero no tuvo la suficiente suerte y por supuesto seria castigado de una manera especial, suplicaría por que su sufrimiento terminara eso seria seguro.

Entro  golpeando la puerta violentamente, busco con la mirada fría como dagas afiladas al objeto de sus frustraciones, basto una mirada para que todas sus ideas de tortura se deshicieran como un cubito de hielo cayendo en un caldero caliente.

Buenas noches Ron. – Saludo con su voz suave llena de emoción contenida.

Severus estaba sentado en el sillón individual que daba frente a la chimenea, a su alrededor habia varias cosas viejas, papeles, fotos, baúles abiertos, etc. Pero lo que mas llamaba la atención era una cobijita verde la cual el profesor abrazaba con cierto mimo mientras la tocaba con suavidad pasando sus dedos por las decoraciones.

Era de un verde deslavado, se veía que ya tenia tiempo, pero aun así estaba muy bien cuidada, tenia bordados a las orillas y algunos dibujos aquí y allá, era bastante grade pero aun así era obvio que era una cobijita de bebe, haciendo que sobre la pelirroja cabeza callera una idea de lo que pasaba ahí, le pego tan duro como si hubiera sido un ladrillo del mismo color de sus cabellos.

Estas…-

Tengo alrededor de tres semanas.- siguió acariciando la cobija.- Tengo pocas cosas de mi infancia, pero esta cobija a pasado ya algunas generaciones en los Prince, fue de mi madre y mía… y me gustaría que ahora fuera de nuestro bebe.

Sev. – se le atragantaron las palabras en la garganta.

Como veras  vengo de familia Slytherin. – sonrió al levantar la cobijita haciendo gala de el verde y los bordados plateados con serpientes. – Muchas generaciones lo han vuelto tradición.

Ron olvido la tortura que tenia preparada para la chica, olvido el castigo al profesor, olvido el coraje que le estaba comiendo las entrañas, simplemente corrió hacia el hombre que le esperaba con los brazos abiertos, se tiro de rodillas a los pies del pelinegro mientras enredaba sus brazos por la cintura recargando su cabeza en el regazo de su hombre.

Te amo. –

Yo te amo mas.- sonrió el pelirrojo antes de recargar su oído contra el estomago del hombre. –Me has dado un hijo. – dijo entre divertido y entre incrédulo.

Pronto se me va a notar. – El Gryffindor estaba orgulloso  de haber metido su semilla dentro del oscuro pocionista  y haberlo embarazado le hacia sentir excitado, el introdujo ese bebe ahí adentro, definitivamente Ron pensaba tenerlo preñado todo el tiempo.

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Todos estaban nerviosos, se encontraban en el despacho del director esperando el arribo de uno de los hombres más importantes de Egipto y también del mundo mágico.

Suth, se encontraba al lado de Lucius y Remus, platicando animadamente con Albus, Severus estaba sentado aun lado de Ron que platicaba con Harry y Draco, la noticia del embarazo los habia puesto como locos y apenas se estaban calmando los humos.

Las reacciones fueron  diversas pero al final todos coincidieron en que estaba contentos y que les darían todo el apoyo que necesitaran. En eso el fuego de la chimenea cambio de color atrayendo la atención de los presentes.

El silencio reino en el salón al ver aparecer el personaje esperado, sus túnicas eran sencillas y su sonrisa abierta lo asían inmensamente atractivo, paro lo que les llamo mas la atención fue el cabello castaño semi largo y los ojos color plata, tenia un aspecto parecido a Remus cuando era un poco mas joven.

El primero en reaccionar fue Suth que al ver que nadie respiraba solo se le ocurrió correr y abrazar al papa que no habia visto en tantos tiempo.

Hola Suty. – El hombre vio venir a u pequeño y lo recibió cálidamente entre sus brazos regalándole una fabulosa sonrisa. – Te extrañaba mucho mi pequeño.

Papa. – abrazo aun mas fuerte como si de un segundo a otro el mago fuera a desaparecer.

El recién llegado levanto la vista mirando detenidamente a todos los presentes, después soltó un poco el agarre que tenia a su retoño y saludo cortésmente.

Buenas noches, soy Menu de Banoub sumo sacerdote del templo mayor de nuestro dios Heka. – sonrió. – Que el divino Keb los acompañe y bendiga nuestro encuentro.

Albus fue el primero en plantarse frente al sacerdote.

Bienvenido a Hogwarts colegio de magia y hechicería. – iluminando su viejo rostro con una sonrisa.- Es para nosotros un placer que nos visite.

Muchas gracias director. –  El hombre mayor se aparto dejando a la vista el resto de los ocupantes del salón.

Señor Banoub. – saludo cortésmente el rubio. – Lucius Malfoy es un placer conocerlo y el es Remus Lupin mi pareja y profesor de mi hijo.

Señor Malfoy, Señor Lupin el placer es mío, apenas estoy enterándome del compromiso y me gustaría saber los detalles si no les molesta. – contesto sin disminuir su sonrisa, era un momento agradable y se divertía con la expresión incrédula de los otros.

Rápidamente el rubio menor se puso de pie, acercándose con pasos seguros y pose altiva con cada movimiento totalmente Malfoy. Antes de llegar se dio cuanta de que tan alto era el hombre, de la misma estatura de su padre o de Lupin, que entre magos eran considerados de alta estatura. El sacerdote se inclino levemente saludando al chico.

Tu debes de  ser Draco Malfoy, Quiero darte las gracias. –  El rubio no supo que hacer, le habia cortado el protocolo de repente y además le agradecían por algo de lo cual no sabia, al ver la cara de  perturbación que tenia el chico Menu procedió a explicar.

Tu. – se enderezo y miro a todos rápidamente. – Perdón ustedes son responsables de cumplir uno de mis deseos. – La mayoría de los presentes pensó que se refería a la boda. – Por Primera vez en muchos años mi hijo me saludo como su padre y no como un sacerdote de alto rango. Hoy veo a mi hijo tan relajado que parece un adolecente y no un correcto administrador de templo, hoy le miro feliz y contento incluso tranquilo, y por lo que puedo mirar inclusive desobligado. – Sonrió pasándole una mano por el pelo semi larguillo que le empezaba a crecer con rapidez.

¡Papa!. – se sonrojo el egipcio menor. – No soy desobligado…

Dime pequeño, ¿has cumplido con tus meditaciones y las oraciones en regla?. – el chico se sonrojo violentamente. – llevo 15 minutos aquí y no ha mencionado ni una sola vez alguno de nuestros dioses, siendo que eras siempre tu el primero en invocarlos con devoción en la enseñanza de nuestra cultura. – Otro sonrojo violento.

Pero sigo orando. -dijo tímidamente.

Me alegra que puedas vivir un momento de paz, y disfrutar de tu adolescencia como un chico normal. – miro de nuevo a los presentes. – Y le agradezco que hallan contribuido en ello.

Ninguno dijo nada, realmente no se esperaban que ese hombre tan importante tuviera un corazón tan noble, contrario a lo que todos creían que seria el otro padre del joven egipcio.

Bueno supongo que el viaje debió dejarle muy cansado. – comento el director. – Permítame mostrarle su habitación.

Si no le molesta, me gustaría quedarme con mi hijo o si no es posible en una habitación cercana. – pidió el hombre.

La habitación de al lado de la nuestra esta sola, y es bastante cómoda.- sugirió Remus.

Y los muchachos suelen visitarnos muy seguido, incluso pasan una que otra tarde con nosotros.- secundo Lucius claramente refiriéndose al joven egipcio.

El castaño de ojos plata miro detenidamente a su consuegro mientras daba una rápida miradilla al licántropo, hasta donde el egipcio sabia el mayor de los Malfoy era viudo, pero no habia que ser un genio para adivinar que el profesor y el rubio eran pareja muy enamorada, Y estaba completamente seguro que ese detalle era desconocido para su marido, sonrió para si mismo, por fin sabría por el mismo los acontecimientos y no a base de  mentiras medio verdaderas que le ofrecía su esposo.

Me gustaría bastante, muchas gracias.-

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Al día siguiente Draco habia sido citado en los actuales aposentos de profesor de defensa y su padre, El chico apenas caía en cuenta de muchos detalles, al enterase de la perdida de la fortuna de su familia no habia analizado con seriedad la relación entre su progenitor y el licántropo, tampoco quiso entrar en detalles, su padre habia dado mucho por el  y merecía ser feliz aun que el mismo lo hubiese juzgado severamente muchas veces, la fortuna realmente no le importaba lo que le habia preocupado era la salud de su padre y su porvenir, mas al verlo muy acostumbrado a estar con Lupin y vivir una vida “humilde” sus temores se habia esfumado, bueno respecto a su padre, ahora venían los de el matrimonio.

Suth era para el rubio un gran amigo, de eso no cavia duda, pero con solo imaginarse compartiendo las responsabilidades que le achacaban y además casado con su mejor amigo solo le hacían deprimirse aun mas, la cosa era simple y un solo pensamiento rondaba por su cabeza.

“¿Por que tengo que casarme con quien me conviene y no con quien yo ame?”. – pensaba y al mismo tiempo se respondía. –“ Por que la vida no es justa, se tiene lo que se tiene y mas vale agradecerlo”. – una triste realidad.

Llego a la puerta y cruzo, los demás y estaba esperándole, hoy le harían por fin la vendita prueba de dignidad que se supone el egipcio realizaría cuando se conocieron, en la sala se encontraban tanto Harry como Suth, Lucius platicaba muy animado con su consuegro y Remus parecía estar desaparecido pues no se veía por ninguna parte.

Buenos días. – camino con falsa seguridad hasta sentarse entre sus dos amigos. –

Buen día Draco. – casi todos los presentes regresaron el saludo.

 Harry se retorcía las manos de nervios mientras analizaba todo a su alrededor, por un momento pareciera que atacaría a la yugular al primero que se le acercase, en cambio Suth parecía estar en otro mundo, tenia la mirada perdida y el rostro colorado levemente, si no fuera por que apretaba los labios estaba seguro de que vería un liquido trasparentoso escurrir de ella, la joven serpiente trato de ver que era lo que tenia tan fascinado a su amigo pero en ese momento el egipcio mayor se dispuso a realizar su tarea.

Nuestro dios Hepu te ha bendecido dándote el privilegio de llevar la marca Joven Malfoy. – sonrió. –  La magia de la fertilidad es la mas poderosa, exceptuando claro la del amor puro, pero van de la mano.

Lucius giro la cabeza para observar detenidamente una figura detrás de la puerta, en cambio Harry hecho una rápida miradita al rubio mas joven.

En su templo ahí puros donceles tengo entendido, aun tengo muchas dudas sobre lo que es ser un mago fértil aun no entiendo bien el por que somos capases de tener bebes. – Draco se removió inquieto. –¿me podría explicar?

Una sonrisa fugaz marco el sereno rostro del peli castaño mayor, dejando que sus ojos plateados brillaran de emoción… así comenzó a narrar.

En los tiempos en que los dioses aun bajan al mundo terrenal, un hombre y un mago al servicio de nuestro Dios Heka se enamoraron, el máximo honor para el mago era servir a nuestro dios como Sumo Sacerdote en cambio el hombre que no tenia el mismo acceso al templo, con  toda su alma y espíritu rezaba día tras día tratando de que su energía ayudara a los magos a continuar su labor, y sobretodo que aquel que era su pareja no desfalleciera en la extenuante faena que era sostener un pilar de magia, la mujeres aun tenían acceso al templo y podían servir a la labor como sacerdotisas, mas estas llenas de vanidad y celos seducían a los hombres llevándoselos por el mundo carnal para después entregar a los niños al templo como ofrendas pues no soportaban que aquellos que querían para ellas se guardaran solo para los dioses y además que siempre ocuparan los lugares privilegiados que ellas tanto anhelaban y jamás podían alcanzar.

Nuestro dios con amor tomaba cada niño y aquellos que nacían con estrella les daba el mayor regalo que se le podía entregar de su mano, la magia directa en su sangre sin ser hereditaria, pero solo de aquellos que habían sido engendrados con amor puro, el sumo sacerdote veía con impotencia como la magia era mal utilizada y como cada niño con “don” era aborrecido por el resto, ocasionando una profunda tristeza en los dioses causando así la partida de nuestra máxima deidad.

Un día después de llorar a los pies de la sagrada estatua de Heka, el sacerdote le pidió un milagro, uno que lograda manifestar el amor puro que tenia el con su hombre. Conmovido por la humildad con que su siervo le rogaba, el divino le concedió su deseo a sabiendas de que en otra parte del templo un hombre sin magia le hacia el mismo ruego.

 Así nueve meses después  de una concepción inocente, nació el primero de nuestro linaje, un  bebe doncel con la marca en su hombro, una bebe nacido de un amor puro y profundo que con muchos años y lagrimas se habia forjado, nació con la estrella de los dioses por todo lo alto, Sejmet lo ayudo a nacer, Hepu logro su concepción y lo sostuvo durante los meses de embarazo, Amen le dio vida a su nueva sangre, Itemu ilumino cálidamente su nacimiento dándole la bienvenida Bastet cuido de su hogar para la tranquilidad y la armonía, Hut-Hor(afrodita) sostuvo a sus padres cada día, Imhotep capacito a los médicos que le ayudaría a llegar a esta vida Y Thot les dio los conocimientos y así cada uno de los dioses ayudo de alguna forma al nacimiento de una nueva raza, tratándolo como a un hijo y cuidándolo desde lo alto.

Pero como la vida no siempre es un final feliz, una humana de dones abundantes, caderas amplias, pechos abundantes, piernas largas y libido fácil, aprovecho los momentos difíciles hombre, donde el sacerdote al no poder cumplir con los labores maritales dejo a su pareja expuesta a placeres vanos, la mujer sedujo al hombre con mantos engañosos y carisias falsas, idiotizado se dejo llevar y en nombre de un falso amor, dejo a su hijo y esposo atrás, hiriendo el alma de su amado y matándolo en vida, su don de la fertilidad murió con la partida del que creía seria su acompañante de por vida y al poco tiempo su magia se extinguió y con ello falleció.

Los dioses se enojaron muchísimo, la ofensa la tomaron personal pues habia dado un don muy especial y este habia sido mal visto y ahora habían matado la felicidad del pequeño al que querían como propio, Suti tomo venganza, Sejmet estaba furiosa, Tefnut estaba  avergonzada por la falta que habia cometido una de sus mujeres y en cambio Heka estaba triste, lloraba la perdida de uno de sus mejores magos y su mas leal servidor, sentía al pequeño como su nieto y no quiso verlo sufrir mas.

Cuando estaba a punto de pedirle a Seti que pusiera a su preciado niño a dormir junto con su padre, su hermana Serket Heru hablo con el.

No llores hermano mío, la muerte no es el fin de todo y lo sabes. – hablo cariñosamente pero con la voz dolida.

Son mis niños, yo soy su guía, yo soy quien debe cuidarlos y mira en lo que esto a terminado. – lloro desconsoladamente.

Pero ellos toman sus decisiones, y por mas magia que des al mundo no vas a cambiar la razones de las personas que no quieren hacerlo. –

Entonces que hago, les he dado un regalo y ellos lo han matado. – miro con deprecio hacia fuera del templo.

No juzgues a todos por uno que a fallado, o mataras a mas hombres como aquel que te sirvió por tantos años y hoy lo has llorado, dales una oportunidad. –

Así entre los dioses decidieron que la magia no debía ser conocida para los nacidos sin ella, y los donceles no mostrarían su condición hasta que llegaran a la madures según las leyes mágicas, sobre las marca un poderoso hechizo para que solo funcionaran con el amor puro y que en ellos estuviera el poder de sostener el futuro en su vientre, las mujeres fueron expulsadas para siempre del servicio directo y de la línea de los magos que sirven al dios Heka, pues con tristeza cada una de ellas le recordaban la tragedia, desde entonces solo donceles sirven en el templo y son los únicos encargados de traer al mundo a la siguiente generación de magos en Egipto, trayendo consigo el honor mas alto. – el hombre termino de relatar con los ojos brillantes apunto de dejar correr el liquido salado por su rostro como si el mismo hubiera estado ahí.

Casi todos tenían un nudo en la garganta, excepto Suth que habia escuchado la historia varias veces en su niñez,  los donceles eran secreto a voces y su historia lo era aun más para los magos fuera de los Supremos Templos.

Tratando de relajar el ambiente tenso de la sala Lucius aparición unas tazas de te y otras de chocolate, esperando que el aroma atrajera por fin a su pareja, la luna se acercaba y era cuando mas chocolate consumía el castaño, pero Remus seguía muy ocupado.

Es una historia muy triste. – comento Harry aun perdido entre las antiguas arenas del pasado.

Lo fue, pero como todo lo malo, ya es pasado. – sonrió tratando de infundirle animo al oji verde.

El ambiente se relajo considerablemente, fue ahí cuando Menu tomo la varita de su hijo y se poso delante de la serpiente heredera.

Estos resultados irán a para a mi esposo. – hablo pausadamente. – no puedo evitarlo, seguramente esta esperando estos análisis desde hace tiempo y solo pueden ser ejecutados por esta varita, si uso la mía se daría cuenta de que estoy aquí y eso nos metería en problemas a todos. – sonrió hacia Harry y se corrigió. – Casi todos.

Adelante. – el mas joven de los rubios se puso de pie.

Menu sabia que podía hacer el hechizo fácil rápido y sin hacer nada incomodo al muchacho pero tenia una leve sospecha que le rondaba la cabeza sin parar y esta era una buena forma de comprobarlo sin dar sospechas.

Con un movimiento de varita la ropa del rubio desapareció en su totalidad, dejando al joven sensualmente expuesto, su piel blanca sin rastros de haber sido marcada de ninguna forma excepto que por ahí debía de estar su marca de doncel, su pene flácido de buen tamaño colgaba inerte mientas que las nalgas muy bien formadas se tensaban ante tal exposición.

Menu paso la vista por los presentes, Lucius miraba incrédulo a su hijo mas que nada por que no se habia imaginado que lo expondrían de esa manera de haber sabido se hubiera marchado dándole privacidad, Suth no habia cambiado de posición en los últimos minutos, seguía con la mirada perdida y embobado con algunas imágenes posiblemente eróticas en su mente, era obvio lo que su hijo miraba el profesor de defensa, llevaba casi unas dos horas de duro ejercicio y el hombre parecía no cansarse con nada, desde el ángulo en que estaba su retoño estaba seguro de que tendría una vista espectacular y por supuesto ni se habia dado cuanta de que el joven Malfoy estaba desnudo a 45 cm de su cara.

Por otro lado el “amigo” Harry no quitaba la vista de dos nalgas gemelas que parecía que hablaban con el,  su rostro pasaba del rojo al blanco y luego al rojo otra vez, abría la boca y parecía que hablaba consigo mismo en susurros.

Su teoría estaba comprobada, a su hijo no le interesaba en lo mas mínimo su atractivo prometido, y el mejor amigo posiblemente no lo fuera del todo, ahora se habia metido en un lio mas grande del que se esperaba, y tendría que resolverlo antes de que su marido se enterara.

Tomo el miembro flácido de rubio mientras que lo acariciaba con la varita murmurando un hechizo, el héroe hervía de celos mientras que Malfoy padre trataba de mirar hacia otra parte, podría ser un cabron depravado pero no estaba preparado para ver como manoseaban a su hijo, ¿o si? miro al moreno que seguía ajeno a lo que pasaba a su alrededor, por un segundo pensó en como seria hacerle lo mismo a el, ¿después de todo tenia derecho a hacerle la prueba no? Súbitamente los colores se le subieron mientras trataba de borrar esos pensamientos impropios de su cabeza.

Un humito color blanco salió de la varita desvaneciéndose en el aire, antes de que Draco pudiera protestar, el mago mayor lo giro dejándolo en cuatro recargado el sillón, el miembro blanco del rubio esta a escasos 10 cm de distancia de cualquiera de las bocas de sus amigos, a su derecha la de Suth a la izquierda la de Harry.

El ultimo se removía posiblemente tratando de ocultar una protuberancia en los pantalones, mientras que la boca se le secaba del antojo, se mordía los labios y salivaba, pero Suth seguía sin hacer caso, parecía hechizado por algo invisible que solo el podía ver, o al menos creía que solo el podía.

Cuando Menu esta por introducir la varita en un lugar que no tiene salida, Lucius se propuso en intervenir.

¿Disculpe no lo puede hacer sin tener que profanar la virtud de mi hijo? . – levanto la ceja claramente indignado.

No la voy a introducir solo voy a tocar con la punta para que el hechizo se mas preciso. – contesto el otro sin inmutarse, pero sentía la plateada mirada amenazadora y una verde lujuriosa; cuando estaba por volver a su labor miro algo curioso que llamo mucho su atención.

En el lado derecho justo  en el hueso de la cadera habia una pequeña serpiente negra con los ojos verdes, cuando estaba apunto de tocarla, la serpiente se movió, pero no como cualquier marca lo haría, si no que se escabullo por toda hasta esconderse seca de los testículos por debajo del pene, que por lo visto ese era su lugar habitual, Menu se quedo estático, jamás en su vida habia visto una marca así, habia visto unas pocas moverse y reaccionar con la persona amada, pero nunca cambiaban de lugar.

Draco. – pregunto bajito. – Donde tienes tu marca.

Esta en la base de mi pene entre los testículos y mi miembro. – contesto avergonzado.

Alguna vez la has visto moverse. – pregunto dudoso.

No. –

Sin mas poso la varita he hizo el hechizo obteniendo el mismo humito blanco que desapareció al instante como el otro, otro pase de varita y la ropa apareció sobre el cuerpo desnudo.

La prueba a sido exitosa. – trato de sonreír sin que se notara fingida. Draco se levanto en dirección al baño, mientras Suth se levantaba para ir a la cocina, por lo visto en algún momento se termino el chocolate, Lucius sin esperar nada mas entro al cuarto donde Lupin se ejercitaba sin descanso, el licántropo quería llegar bien agotado a la luna llena, no quería causar ningún accidente y menos por que Lucius lo acompañaría.

Cuando Menu y Harry se quedaron solos el mayor se animo a hablar.

Harry, ¿tu has visto la marca de Draco?. – pregunto discreto.

Si. – contesto escuetamente.

¿La has visto moverse?. –

No. –  de nuevo evasivo.

No mientas, la Legeremancia también es un don de nuestra familia. – amenazo.

Yo, yo… yo no. – El oji verde abrió mucho los ojos por la sorpresa, aun recordaba la sensación de cuando Snape entraba en su cabeza.

Tómalo Harry. – susurro como si alguien en verdad los pudiera oír.

¿Qué?. –

La única forma de invalidar el matrimonio es que pierda la virginidad.- volvió a susurrar.

¿Por que me dice esto?. – pregunto extrañado.

Por que ustedes se aman. – rio bajito. – Su marca responde a ti y solo a ti y de una forma que jamás vi, según se sabe solo las primeras marcas podían moverse de lugar, pero solo lo hacían con su pareja astral, su amor único y verdadero en esta y en todas sus vidas, es muy raro encontrarlas en la actualidad.

¿Pero y su compromiso?. – no entendía bien las palabras del mayor. – ¿que pasara con Suth?

Mi hijo no lo ama, de hecho el ama a otra persona, aun que aun no se define. – miro la puerta cerrada. – Lo que tienes que hacer es convencer a Draco de que hagan el amor, pero tiene que ser un día antes de la boda, queda un mes y una semana para que se termine el curso, planeo que la boda sea al el 9 de junio.

¡Pero es un día después de la luna llena!. –

Si, ¿ahí algún problema?. –

No. – esta vez fue Harry el que miro la puerta cerrada.

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Un mes y un días después…

Un aullido se escucho en el viento, la noche empezaba a caer y los animales nocturnos salían de sus escondites, Remus caminaba de la mano junto a Lucius por los terrenos de la escuela, se dirigían a la casa de los gritos, donde pasaría las siguientes dos noches, aun faltaba un día para la luna llena  y el baile de graduación del colegio al que no podría asistir muy a su pesar, pero el ya sentía los trastornos en su cuerpo, sus sentidos estaban mas alertas y su carácter mas salvaje.

Ver en la oscuridad no era ningún problema, al menos el aroma que despedía su rubia pareja calmaba considerablemente a su lobo interior que por ahora solo gruñía por follarse el culo de su compañero. Lucius no se quejaría, durante su juventud esas eran las noches mas intensas que compartían, follaban hasta que sus cuerpos quedaban completamente exprimidos y agotados, para luego  compartir en su totalidad la luna llena. Al igual que alguna vez lo hizo con Sirius, claro omitiendo lo del sexo salvaje.

¿En que piensas?. – la serpiente  caminaba despacio disfrutando de la caminata.

Recuerdo cuando pasabas la luna conmigo.- el castaño admiro el paisaje a su alrededor tratando de hacer mas emotivas sus palabras.

Follabamos como unas vestías. – sonrió pícaramente el oji plateado.

¡No me refería a eso!. –golpeo suavemente el hombro de su compañero en modo juguetón. – Solo pensaba en las palabras de Menu.

Aun sigues con eso.- contesto malhumorado.- nunca sentiste nada por el chucho, ¿o será que nunca me lo dijiste?

Sabes bien que Sirius siempre fue mi amigo y aun que lo quería demasiado nunca causo ningún efecto en la marca. – Se palpo el muslo derecho.

El era el único animago que se adaptaba al perfil que nos describe Lord Banoub. – paso los brazos por la delgada cintura del licántropo. – ¿Quiere que sigamos buscando esta noche?

La marca representa algo valioso para ambas partes tanto al portador como a la pareja. – miro al cielo. – Si mi lobo solo aúlla en tu presencia, ¿por que entonces el otro no lo hace? Sera que estamos esperando algo más… ¿A alguien mas?

Tal vez, quizás algún día lo sepamos. – Lo beso antes de desaparecer por el sauce…

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Albus desde que te di la noticia debiste de haberlo visto venir, ¿no?. –

Pensé que tomarías un asistente o que seria solo un año sabático. – el viejo levanto la mirada con tristeza. – ¿Estas seguro?

Si. –extendió un pergamino. –Este año escolar mañana termina y tengo todo al día, antes de salir te presentare  mi carta de renuncia, con mi embarazo no podre ejercer  en el laboratorio, Pociones va a necesitar un nuevo profesor.

Pero ya lo hablaste con Ron, como le van a ser con el bebe.- expreso aun mas preocupado. – Es un gasto extra y ninguno de los dos va a tener trabajo.

Ronald presento su examen para entrar a la Academia de Aurores. – tomo su taza de te. – Y Yo tengo casi 15 años de salario guardado en el banco. – sonrió. – Hogwarts me dio todo a si que prácticamente no gaste nada en todos estos años, tengo suficiente como para vivir cómodamente el resto de mi vida.

¿Y que harás?. – pregunto incrédulo. – No creo que te vuelvas “Ama de casa”.

No, aprovechare para tomar un curso de actualización, pienso terminar mi carrera de medimago que deje inconclusa. – tomo una galleta del plato, últimamente las galletas con doble chispas le traían loco, podía comerse varis docenas seguidas.

¿La vas a terminar? Pensé que no te llamaba la atención. –

 De eso hace 20 años, entonces  estudiaba una maestría en pociones avanzadas, era un Mortifago activo y recién iniciaba en la orden, mi prioridad era ingresar con profesor para cumplir mi misión. – tomo otra galleta. – Ahora tengo una vida mas “tranquila”.

¿Esta seguro?. – Sonrió triste. – Aquí te vamos a extrañar…

Albus, no me voy a morir, mi chimenea siempre esta abierta para todos ustedes. – tomo otra galleta. – Pero por fin voy a hacer aquello que busque toda mi vida, Voy a hacer una familia.

¿ Y donde van a vivir?. –

Molly han insistido en que nos quedemos con ella en la madriguera, así ella puede estar pendiente de mi. – sonrió con ironía. – Por lo que Ron va estar ocupado en la academia y no es conveniente que este solo en mi embarazo y que en el primer año ella puede hacerla de niñera por lo de mi carrera.

Esta loca de emoción por que va a ser abuela. – rio en viejo.

Se siente sola ahora que casi todos sus hijos se han casado o mudado, Giny se va a jugar con el equipo irlandés al graduarse a si que solo le quedaba Ronald y con esto, pues no se la pensó dos veces para que nos quedáramos  a vivir con ella. –

Quien lo diría tu viviendo en la madriguera. –

Como futuro sr Weasley era prácticamente requerimiento que viviera en la madriguera, aun que fuera un par de meses. –

Molly no te va a soltar. –

Si es lo que me temo. – rio divertido. – Al menos cuando ejerza tendré una buena escusa para escapar con mi hijo y mi marido.

Entiendo. – contesto nostálgico.

¿Puedo pedirte un ultimo favor?. – tomo un poco de te. – Es algo importante para mi.

Cualquier cosa que este en mi alcance mi muchacho. – Severus sonrió ante el apodo, hacia  mucho que habia dejado de ser un joven pero Albus lo seguía utilizando con el de vez en cuando.

Me gustaría que Draco ocupara mi lugar en algún momento, sabes lo bueno que es en pociones y me gustaría que mi puesto lo cubriera alguien competente. – miro interesado el contenido de su taza.

¿Draco?. – su cara de asombro reflejaba sus pensamientos. – Pero el se ira a Egipto en cuanto contraiga matrimonio mañana.

Bueno solo me gustaría que lo tuvieras en cuenta como prospecto. – tomo otro sorbo del liquido caliente. – No se Albus, a veces las cosas cambian. – levanto los hombros indiferente.

———————————————– Al día siguiente —————————————————–

¿Por que quieres que salga a correr esta noche?. –  Suth estaba sentado en la sala de su papa mientras tomaba una taza de chocolate, últimamente su bebida favorita.

Me imagino que en el templo tu padre no te ha de dejar, y pues esta noche esta estupenda como para hacer ejercicio ¿no crees?. – Contesto su progenitor con una copa de vino. – Sal estírate, pasea y reconoce nuevos lugares, después si aun tienes ganas puedes ir a la graduación, yo se que no te gustan mucho ese tipo de eventos,  Suty en cuanto contraigas matrimonio tus obligaciones no te permitirán estos momentos de libertad.

Estas seguro de esto. –

Te sorprenderías de las cosas que puedes encontrar. –

Bueno por una noche no pasara nada. – sonrió a su complacido papa.

Sutekh.- llamo al chico que estaba  por salir del cuarto.

Mmm.- se giro para ver al hombre mayor.

No te niegues al amor. – el menor se removió incomodo.- el amor es lo que mantiene a un doncel con vida.

¿Por que me dices esto?.- pregunto igual de incomodo.

Por que algún día tu amor mantendrá vivo a un mago. –

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Era agradable,  la luna habia llegado junto a una muy dolorosa trasformación que Remus paso estoicamente, no se quebraría, no esta noche pues su amor le acompañaba solo que aun sentía ese huequito frio que se colaba en su interior, como que sentía que aun algo le faltaba.

Quizás si es Sirius lo que nos falta.- Pensó ya trasformado.

En ese momento Lucius llego a su lado, ya estaba en su forma animaga, su pelaje negro como la noche y sus ojos plata brillaban con intensidad a la luna, cuando lo sentía cerca su lobo se tranquilizaba bastante pero aun así seguía buscando rastros de algo o alguien.

Si era a Sirius lo que buscaban seguramente pasaría cada luna llena buscándolo, por que como hacer entender a su lobo interno que el macho que busca ya esta muerto. Después de todo su pareja era  Lucius aun que Sirius fuera su complemento.

Junto al animago empezaron a correr por el bosque prohibido, tenían tanto deseo de sacar todas las frustraciones que traían dentro que prefirieron hacer una esfuerzo físico y explorar los limites del bosque o al menos esa era su intención hasta que algo los detuvo a los dos abruptamente, por curioso que pareciera algo les llamaba, sentían un fuerza que los regresaba al castillo, el primero en retomar su marcha hacia la casa del semi gigante fue Lucius,  atrayendo así a Remus, cerca de la mitad del camino un aroma los invadió a ambos.

Era una fragancia dulce que les enloquecía a los dos por igual, las dudas de Remus se disolvieron no era a Sirius a quien esperaban, ahí estaba el otro macho que su lobo buscaba, el tercero en su  manada, el compañero de vida que Lucius y el necesitaban, aun que apenas  hace unos días hubieran descubierto que  existía.

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Se encontraban el la habitación de Draco dentro de la sala común de Slytherin, era tan común ver al Rubio con el héroe mágico que incluso este podía entrar a las mazmorras con libertad, después de todo la graduación era ese día y la boda seria el día siguiente.

Harry miraba maravillado como su jovencito se probaba su túnica de gala la que usaría en la ceremonia de graduación, era una prenda sencilla pero de una fina tela color verde hoja con un tiara del tipo enredadera con hojitas, definitivamente la combinación con su cabello rubio y sus ojos grises  le hacían resalta su belleza considerablemente.

El ya se habia probado la suya, era de un color negro con bordados en plata, su cabello iría igual de despeinado pero esta noche no usaría gafas para variar, un hechizo que le quitaría la ceguera por unas horas, Suth también habia probado su túnica de gala, pero en cuanto vio que le entraba la dejo aun lado y salió alegando que tenia un compromiso y que era de mala suerte ver a la “novia” antes de la boda (Aunque esta fuera al día siguiente) también aviso que probablemente no asistiera a la graduación, quería darle a Draco una noche “libre” antes del “gran evento”.

De nuevo las prendas cayeron al suelo, mientras la serpiente heredera tomaba una túnica amplia de color blanca, esta era mas elaborada ya que tenia bordados  con hilos de plata formando jeroglíficos antiguos por todas las orillas de la prenda, también portaba una tiara similar a la que llevaría en su graduación, una pieza tipo enredadera  de oro blanco sostendría en su cabeza el velo, cubriéndolo de forma virginal.

La prueba de la túnica habia sido exitosa, la prenda resaltaba todo en el, se veía completamente atractivo, pero para Draco solo veía el traje que le llevaría a una vida de esclavitud eterna y no por que Suth fuera a tratarlo mal, si no por que viviría al servicio de gente que el ni conocía y seria responsable de cosas que no entendía, sentía que cada hora la vida se apagaba en el, y que al caminar por la alfombra ceremonial lo que encontraría al final seria solo la muerte aguardando por el.

No llores. – Harry abrazo al rubio cuando sus lagrimas empezaron a caer manchando la túnica.

Te voy a extrañar. – Susurro.

Recuerdas cuando te enseñe a dibujar. –

Nunca terminaste las clases. – sonrió triste.

Ese día te prometí que jamás te dejaría. – giro a su preciado joven para encontrarse cara a cara. – Y no lo voy a hacer, siempre estaré aquí para ti.

No, Harry no lo hagas más difícil. – esquivo el beso que el moreno le iba a dar. – Yo te amo, pero este es mi destino.

Vamos cámbiate, te vez hermoso pero tenemos que ir a la graduación.- Lo tomo un poco fuerte de los brazos después se inclino y beso su frente. – Yo también te amo.

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Al llegar al limite del bosque la pareja se quedo a la expectativa del “nuevo”, tímidamente un  lobo idéntico a Lucius salió a su encuentro solo que era un poco mas chico lo que indicaba que era mas joven.

Inmediatamente el  nuevo se puso en guardia, se le veía cansado por lo visto el también los habia estado buscando, la atracción era mutua eso era obvio mas el joven no se sentía con tanta confianza o no tenia el mismo autocontrol que el licántropo y el animago.

A simple vista parecía un lobo normal según el análisis de Remus, haciéndolo sentir culpable, anexando a su ya larga lista de depravaciones por los visto tendría que añadir zoofilico, por la mirada de Lucius parecía pensar lo mismo que el; mas era inevitable sus lobos internos mandaban en sus cuerpos ya trasformados.

EL primero en dar su acercamiento fue el lobo mayor, se acerco lentamente mientras que el mas joven bajaba las orejas en señal de sumisión, aceptando así el acercamiento del licántropo.

Los tres se restregaron mutuamente combinando sus esencias incluyendo al menor en la manada.

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Menú entraba al baño, traía puesta su pulcra túnica blanca, acaba de terminar sus rezos al dios procurando  buscar un poco de tranquilidad, mas una involuntaria tosecilla invadió su cuerpo, llevando  sus manos a su boca con unas leves convulsiones.

Cuando al fin se pudo controlar se miro al espejo, su boca aun tenia  residuos de sangre al igual que sus manos, sus ojos amenazaban con liberar el mismo liquido rojo que ahora escurría por su nariz.

Aun no. – se miro al material reflejante. – Dame solo un poco mas de tiempo, solo un poco mas.

De nuevo empezó a convulsionar sacando una cantidad alarmante del líquido vital.

Por favor. –

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La fiesta habia comenzado, los diplomas ya habían sido entregados y ahora todos lo estudiantes poblaban el gran comedor con alegres bailes y canticos eufóricos, los únicos ajenos a esta felicidad parecían ser un Gryffindor que miraba nostálgico a su pareja de baile, y un Slytherin deprimido.

Draco, se supone que esta noche es para que te diviertas. – acaricio un poco los cabellos rubios de su compañero.

Lo se, pero no puedo dejar de pensar en lo que pasara mañana. –

¿Y que pasara mañana?. –

No me jodas las pelotas Potter. – gruño molesto tratando de zafarse del agarre en el que se encontraba por culpa del pelinegro.

No te jodo Draco, solo quiero que estés muy consiente de lo que pasara mañana. –

Pues que va a pasar, me jodo Harry, me voy a casar y mi puñetera vida se va a ir por el caño. –

¿Estas seguro?. –

Claro, ¿no vez el puto anillo en mi dedo?¿ No estuviste conmigo cada vez que me decían que me acostare el resto de mi vida con mi mejor amigo?.- miro furioso a su acompañante. – ¡¡¿NUESTRO MEJOR AMIGO?!!

¿No lo deseas?.-

 Que cabron Potter, me diste por el culo cada vez que hablaba contigo. – grito furioso. – Tengo que casarme aun que no quiera a ver si te lo vas grabando en el cerebro o te lo tengo que meter a cruciatus.

Tienes que… – susurro. – Nada en esta vida es a fuerzas.

El cuerpo del rubio empezaba a temblar en una mezcla de dolor y furia, sentía todas las emociones a flor de piel, sus sentimientos se fundía uno con otro hasta perder la noción de cuando acababa uno y comenzaba el otro.

Harry, tengo miedo. – sollozo finalmente. – No lo deseo, ¡no quiero!

Huye conmigo. –

¿Cómo?. – levanto la vista incrédulo, pero no habia sombra de duda en esos ojos verdes.

Huye conmigo, salgamos de la fiesta vamos a tu cuarto toma algunas prendas y vamos a donde nadie pueda hallarnos. – pronuncio muy tranquilo el Gryffindor como si estuvieran hablando del clima.

Pero ¿y mi padre?¿ que pasara con Suth?¿ A donde iremos?. – cuestiono temeroso. – Harry no soy un cobarde para huir de mis responsabilidades.

Draco ¿me amas?. – soltó de repente.

Si. –

¿Darías todo por mi?. –  el rubio dudo un segundo.

Si. – contesto serio. – pero….

 Sin peros Draco, tu padre tiene a Remus que vele por el, el hizo este compromiso para hacerte un bien pero s veces lo padres se equivocan, Suth tampoco desea casarse, lamentablente tiene que hacerlo, mas yo se que preferirá tu felicidad a la tristeza de ambos, iremos a donde el mundo nos llame,  a donde nuestro amor sea libre, y si es necesario a donde nadie nos busque. – El oji verde desvió la mirada a donde su mejor amigo bailaba con un Snape embarazado, la panza ya se le empezaba a notar debajo de esas pesadas túnicas. – ¿cobarde? No mi Dragón, eres  valiente por que hoy lucharas contra el mundo por nuestro amor, para que nadie sea capas de separarnos.

Debiste ser Slytherin, se te da bien manipular las cosas a tu favor. – sonrió la serpiente recargando la cabeza en el pecho de su amado, disfrutando su ultima canción en su baile de graduación.

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En el bosque un par de lobos disfrutaba de una faena excitante, sus miembros erectos se tallaban contra el trasero de un licántropo en celo, la estimulación de sentirse completo le estaba llevando a sentirse necesitado de la misma sensación en su cuerpo.

La luna se encontraba en lo alto, brillando intensamente sobre el pelaje lustroso de los animales, cada  uno ocupaba un turno para montarse en el necesitado hombre lobo, hasta que ninguno de los dos podía resistir fundirse en el salvaje animal, buscando la forma y contorsionando sus peludos cuerpos se fundieron en una entrega total.

La esencia de la lujuria impregno el interior caliente del mayor mientras que el licántropo mancho los pastos con su semilla, dejando huella de la noche salvaje que ahí habia compartido con ahora sus dos parejas de vida, sin mas se hecho sobre la hierva quedándose profundamente dormido, custodiado por sus compañeros que velarían celosamente su sueño.

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Date prisa Draco. –

En cuanto el Gryffindor recibió el si no dudo en arrastrar al Slytherin a su habitación, se encontraban guardando las pertenencias que se llevaría en ese alocado acontecimiento.

¿Tu no vas a llevar nada?. – miro de reojo al pelinegro mientras guardaba un abrigo en su baúl. – aun podemos pasar por la torre de Gryffindor

No es necesario, ya tengo mi baúl encogido. – le paso una camisa para que la guardara. – lo traigo en mi túnica.

¿Ya lo habías planeado?. – pregunto entre asombrado y ofendido. -Que tal si me negaba.

Me hubiera ido lejos. – le paso un par de prendas. – Me hubiera exiliando en donde ningún otro ser vivo pudiera hallarme.

Draco detuvo su tarea para mirar a su amado, por un momento creyó que estaría bromeando pero realmente se aterro al mirar que en su compañero hablaba completamente enserio.

 Harry yo… – el moreno termino de guardar las pertenencias que aun estaban sueltas por la cama y cerro el baúl encogiéndolo inmediatamente.

Después ahora vamos, los profesores aun están el  la fiesta. – saco su capa de invisibilidad y se la hecho a ambos encima. – Tenemos que llegar hasta la zona de aparición.

Caminaron hasta la puerta, Draco miro por ultima vez su habitación, habia tantas cosas que recordar, pero era momento de comenzar  una nueva aventura, dedicando una  ultima sonrisa a su pasado cerrando la puerta.

Llegaron a las orillas de castillo, y finalmente desaparecieron.

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La luz del alba anunciaba el nuevo día, Remus se sentía un poco adolorido, sobretodo su trasero, por lo visto Lucius se habia lucido anoche, pues sentía que lo habían partido en dos, una risa cantarina le hizo volver a la realidad, escuchaba a Lucius conversar animadamente, cosa rara en el, no solía hablar con nadie que no fuera su circulo interno de amistad, al menos no con ese tono de voz tan cómodo.

Se levanto corriendo en busca de repuesta y cual fue su sorpresa al encontrarse a Lucius desnudo junto a un jovencito de piel canela.

Adivina quien resulto ser un animago. – sonrió Lucius.

Suth. – miro detenidamente al oji plateado. – Entonces esa era la razón por la que sentíamos una inexplicable atracción hacia ti.

Desde que los conocí yo también sentí una inexplicable atracción.- continuo alegre el egipcio.

Y ahora que haremos. – pregunto con congoja el castaño. – Te casas esta tarde.

Cancelamos la boda. – contestaron al mismo tiempo el moreno y el rubio que al termino de la frase se miraron mutuamente sorprendidos.

No me puedo casar, seria matarlos a los dos con mi desplante y mas ahora que nos hemos unido. – continuo el moreno. – Remus ahora espera un hijo mío y no puedo abandonar a mi primogénito. – sonrió complacido.

Los dos tenían una sonrisa malvada en su rostro, que para Remus no presagiaba nada bueno, se miro con cierto temor su muslo izquierdo donde estaba el lobo de Lucius y notando que este no se encontraba, acto seguido miro su muslo derecho donde se encontraba el lobo gemelo al del Slytherin, el que ahora sabia era perteneciente a Sutekh; Este tampoco se encontraba, levanto la mirada y ahí estaban de nuevo esas sonrisas perversas.

Nuestras marca aullaron al mismo tiempo anoche. – dijo Lucius de modo coqueto.

Te hemos preñado. – continuo Suth con el mismo tono que el rubio mayor.

¿Y eso que quiere decir…? – ahora el castaño enarcaba una ceja. – espera como que aullaron juntas, solo aúllan cuando me preñan y si lo hicieron al mismo tiempo fue por …. – se puso pálido de golpe.

Una doble penetración. – dijeron los otros dos al unisonó.

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Menu sabia que no le quedaba mucho tiempo, gracias a Severus estaba enterado que su plan habia tenido éxito, el oscuro profesor le habia ayudado bastante y estaría eternamente agradecido por ello, la sangre empezaba a correr de nuevo por sus labios, le dolía saber que no tendría la oportunidad de despedirse de su único hijo.

Lo que le alegraba es que su magia estaba empezando a reconocer al nuevo portador, por lo visto no se habia equivocado,  ahora el licántropo castaño recibiría su magia y el linaje de su familia, saco un pequeño cofre donde guardo unos pocos recuerdos explicándole todo al profesor, esta seguro que para este no lo vería como una carga si no como un privilegio, no se equivoco. Sus donceles y su templo estaban en buenas manos.

Junto a los recuerdos dejo varios hechizos de activación para el templo y la poca magia que aun quedaba en el, grabo el nombre de Remus y lo dejo sobre la mesita de noche;  tomo otro cofre mas pequeño en  el los recuerdos que ayudaría a Lucius en la tarea de ayudar a Remus y a Suty como compañero de ambos, y una carta disculpándose.

Para Sutekh dejo otro cofre, en  el todos sus recuerdos en vida de los dos juntos y la explicación de su muerte aun que no era muy larga, un doncel muere cuando no ahí amor y el resistió lo suficiente hasta dejas a su hijo y a su templo rodeado de el amor que el nunca consiguió.

Una vez dejado todo en orden se recostó en la cama, la sangre prácticamente habia cubierto su cuerpo y las sabanas pero no quería que su hijo lo viera así, con un pase de varita limpio el desastre disfrutando del ultimo toque de la madera entre sus dedos, cerro los ojos y se deleito con el silencio.

Mi misión a terminado, Amado dios Heka soy tu fiel servidor has de mi tu voluntad pues a tu servicio me entrego. –  sus pulmones no volvieron a respirar.

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¿Donde estamos?. – pregunto algo mareado.

En un lugar en el cual nadie nos buscaría. – el pelinegro sonrió quitándose la túnica. – ¿no lo reconoces?

Estamos en… – El oji plateado apenas estaba adaptando su vista a la oscuridad del lugar. – ¡No puede ser!

Harry solo sonrió feliz de haber logrado su propósito, sorprender al muchacho.

Como lograste entrar aquí, nadie puede a menos que… – miro incrédulo. – El te dejo entrar verdad.

Se ofreció y yo no pude negarme. – sonrió aun mas complacido.

Pero nos buscaran aquí. – continuo el rubio preocupado. – buscaran con todos los familiares y conocidos.

No te buscarían aquí. –miro a su alrededor. – No, si alguien casualmente dejo una nota diciendo que te robe.

¡Que tu que!. –

Vamos Draco, siendo que yo te robe supongo que este seria el ultimo lugar al que te traería no crees, después de todo El es muy celoso con sus cosas. – mostro los dientes en una gran sonrisa.

Aun no puedo creer que mi padrino te dejara su casa.- recorrió cada mueble, las fotografías de Severus de niño seguían en su lugar, todas polvorientas como si nadie hubiera pisado ese lugar en mucho tiempo, que de hecho era cierto.

Pues si. –  El Gryffindor solo se encogió de hombros. – De hecho el fue quien me sugirió la idea de robarte, claro que también tuve mas ideas pero esta me gusto bastante.

Entonces, es real. – miro a su alrededor.

¿Como que si es real?. – enarco una ceja haciendo reír al oji plateado.

No te a pasado. – rio otro poco . -que cuando vives algo nuevo y excitante te sientes como si fuera un sueño, a veces lo sientes tan irreal o tan nítido que pierdes la delgada línea entre el sueño y la verdad.

Esta vez fue Harry quien miro a su alrededor, de un paso tomo a su amado y lo beso intensamente.

Me a pasado. – tomo sus labio suavemente en una caricia delicada. – Pero por Merlín que moriría si esto no fuera real.

No hubo otra palabra en la casa, despacio entre beso y beso llegaron a la alcoba principal, después tendrían tiempo para admirar la decoración de tan magnifica casa, pero eso seria mañana.

Por ahora sus cuerpos luchaban por reconocerse, sentir el contacto que de algún modo les parecía familiar, como si su toque se conociera desde antes de nacer y que como respirar era algo que es involuntario pero irremediablemente necesario.

Las prendas fueron despojadas con lentitud mientas los besos inundaban de calor la fría habitación, para ellos el clima no existía, el tiempo tampoco, solo fundirse en entrega de sus emociones hacia que tuvieran la certeza de que aun estaban vivos.

Las manos del héroe se perdían donde el pudor pierde su nombre, entregando en cada caricia partes de su alma misma, muriendo en vida con cada gemido escuchado y volviendo a la vida con cada beso entregado, hacer el amor era insignificante para la entrega que ellos estaban dando, pues en eso momento hasta la vida les parecía efímera e insignificante.

Una pequeña sombra de temor invadió las manos que otorgaban indescriptible placer al rubio, y al verse las ideas se conectaron en ambas mentes dejando claro los temores que sin palabras pasaban por la mente del pelinegro. Miedo, miedo de profanar aquella virtud tan preciada, de no ser digno de privar a un ángel del cielo, de robar un pedazo de pureza misma, de hurtar la virginidad de un doncel idolatrado por los mismos dioses.

Tímidamente las manos blancas del joven doncel  se posaron en el potente miembro erecto que se erguía orgullo ante el, el miedo era mutuo mas no por las mismas razones, Draco era virgen si y temía no ser capas de soportar semejante virilidad dentro de su cuerpo, pero aun así deseaba entregarse en cuerpo y alma aquel que complementaba su ser.

Con suaves movimientos empezó a bombear distrayendo enteramente los miedos de su acompañante gozando de los jadeos incoherentes de las atrevidas caricias que recibía en su cuerpo, no quería ser el quien mostrara flaqueza en ese momento, debía ser fuerte por los dos; sacando su rosada lengua lamio y engullo aquel mástil de proporciones maravillosas, dejándolo lubricado y pulsante para la tarea que le aguardaba.

Los temores de Harry habían desaparecido al ver como su amada serpiente tomaba la iniciativa y el no podía quedarle mal a su amado, a ese cuerpo y ha esa alma entregaría sus servicios eternamente y su vida si ello fuera necesario.

Ahora era Draco quien se encontraba recostado en la cama con las rodillas flexionadas y abiertas mostrando su hoyito virginal lubricado con la saliva que el mismo habia untado con sus  dedos, el ir y venir de unos dedos largos tenían idiotizado al joven de ojos verdes que no podía evitar tocarse antes de que su pulsante erección doliera con la erótica visión.

Hazlo ya Harry. – gimió. – Quiero que me hagas el amor.

Tus deseo son ordenes mi príncipe.- situándose arriba de su amado, tomo posesión del mismo, hundiéndose en su carne estrecha dejando correr  delgados hilos de sangre, mientras grosería obscenas se proliferaban por todo el cuarto.

Duele. – gimoteo el oji plateado.

Estas tan estrecho. – gruño el pelinegro apenas consiente de los actos de su propio cuerpo.

Apenas el menor e los Malfoy empezaba a sentir que el dolor de su recto disminuía cuando su morena pareja empezó a arremeter suavemente contra el, aun sentía un poco de incomodidad pero el vaivén empezaba a ser placentero.

A cada estocada Harry recitaba su amor por su pequeño niño rubio, y con cada embestida gritada tratada de incrustar su amor mas profundo en el, los minutos pasaban al igual que las gotas de sudor corrían por los cuerpos excitados, los roses y las caricia cómplices de las emociones vividas se tatuaban en la piel como si de quemaduras se tratan, haciéndose palpables testigos de lo que esa noche ocurría.

Dos gritos al unisonó se fundieron homogéneos en una entrega de satisfacción y deseo, logrando que la semilla se impregnara en aquel magnifico cuerpo causara finalmente el milagro esperado, ante los ojos de Harry una bella serpiente de color negro le susurraba prácticamente al oído.

Esta hecho. –

El héroe miraba complacido como la marca se desvanecía lentamente dejando solo la tersa y clara piel de su amado.

Fin

22 años después….

 Era gracioso como las cosas cambiaban tan rápido pensó el pelinegro, estaban de visita en Egipto, no es que le molestara, de hecho adoraba visitar a sus abuelos en tierra caliente, cuando era niño esperaba ansioso las vacaciones de sus padres para poder ver al abuelo Lucius que siempre le daba algún regalo costoso, su abuelo Remus jugaba con el todo el tiempo que no estaba en oración y por ultimo su abuelo Suth el mas joven de los tres que no era mayor que sus padres, el siempre le daba algún objeto  que hacia alguna curiosidad mágica.

Ahora su amada pareja se encontraba peleando con sus hermanos menores, por ser el mayor de los cinco siempre trataba de poner orden en los traviesos muchachillos, sus abuelos se encontraban aun en meditación por lo tanto sus padres disfrutaban de un merecido descanso mientras ellos servían de niñeros temporales para los traviesos.

Los gemelos hijos de sus abuelos estaban tomando su preparación para entrar al servicio en el templo de Heka, Suth habia insistido en que sus “niños” disfrutaran de una infancia normal antes de ser sometidos a la carga que era estudiar las antiguas artes de su familia, milagrosamente toda esa generación salió fértil, tanto los gemelos como su pareja y el portaban la marca.

Severus. – un atractivo rubio caminaba despacio con unas túnicas extra blancas. – Me da mucho gusto verte hijo.

No pudo evitar mirar con reproche al mayor de la familia, la mirada del joven se dirigió a los ojos negros de mi pareja, su cabello rojo caía a los costados como cascadas, se parecía tanto a el, y por algún asar del destino era el mismo quien llevaba su nombre.

Se notaba en su mirada que aun no podía superar la perdida de su padre, ni si quiera su Tío Ron podía escuchar su nombre sin evocar a su pareja que habia fallecido hacia ya mas de un año, era tan delegada la línea entre lo que era un parentesco familiar y una relación emocional, su amado pelirrojo era hijo de su tío-padrino- suegro  Severus Snape y su tío-suegro Ronald Weasley, su cuerpo, inclusive la caída de su cabello y sobretodo esos impactantes ojos negros eran idénticos al oscuro hombre, lo que lo hacia diferente era el color de su cabello, era de un rojo intenso .

Graciosamente yo me parecía mucho a mi padre Draco, pero por mi cabello negro y mis ojos grises decían que fácil podía pasar por hijo del pocionista, cosa que no le hacia gracia a mis padres, pero si le daba mucha risa a mi pareja, eso hasta que lo inevitable paso, ahora me mira y se que  al verme evoca recuerdos de su difunto padre.

Sev. – insistió su abuelo.

Sirius. – contesto en un tono plano. – Por favor abuelo, llámame Sirius, al menos hasta que pase el duelo de mi tío.

Aun no lo pueden superar verdad. – Miro a los hijos del hombre que consideraba como su hermano.

 El mayor con 21 años era Louis Velkan, idéntico al mayor de sus padres solo que con un cabello pelirrojo, luego seguía su hijo Dorian con 17 años, igualito a Ron pero con sus ojos azules y su cabello negro, los gemelos  Azrael  y Perseus de 14 ambos pelirrojos de ojos azules parecidos a Sev pero con rasgos muy únicos y por ultimo el pequeño Adam con 6 años, exacto a su padre mayor.

No. – a lo lejos se veían un pelirrojo mayor que reconoció como el pelirrojo mayor, caminando pausado, recorriendo la misma trayectoria que realizaba con su esposo cada vez que iban de visita a tierra caliente. – Para el tío Ron  esto jamás se podrá superar, ¿tu podrías si fuera alguno de los abuelos el que partiera con Osiris?

No seas irrespetuoso. – corrigió el mayor de modo indiferente. – pero tienes razón no podría caminar por esta tierra si ellos me faltaran. Ese valor Gryffindor es algo que respeto de la pareja de mi hermano, yo hace mucho hubiera rogado al poderoso Anubis que realizara sus dones en mi cuerpo.

 Velkan  hubiera sufrido el doble. – miro como su pareja corría a abrazar a su padre sollozando en su hombro. – Además de hacerse responsable de sus hermanos menores.

Cierto, ese es el valor del que te hablo. – Lucius admiraba la misma escena. –  A veces me parece que debió ser un Gryffindor.

Siempre hemos estado juntos, casi desde que nacimos. – en menor enarco una ceja claramente ofendido. – No era de sorprender que los dos fuéramos a Slytherin en la escuela.

No lo decía en modo de ofensa. – se corrigió el mayor.

Nunca me contaste que paso después de que mis padres huyeron juntos. –

Tus padres se mantuvieron escondidos gracias al cuidado de Severus durante un año. – sonrió recordando lo innecesario que resultaba el ocultarse, Suth de todas formas no se casaría con su hijo. – Cuando salieron de nuevo tu ya habías nacido, las cosas de ahí fueron tranquilas, Draco se fue a Hogwarts como profesor de pociones y Potter se fue a la academia, por eso estuviste siempre en el colegio, excepto cuando te quedabas en la madriguera con tu padrinos; Para nosotros fue un poco difícil adaptarnos, Remus tomo las riendas del templo, mientras se instruía en las tradiciones y sus obligaciones, Suth regreso un tiempo a atender sus deberes en el templo del divino Thot mientras encontraba a un nuevo candidato, y yo, pues, Me encargue del templo de la poderosa Sejmet, después del suicidio de tu bisabuelo, Meknes nunca pudo superar la perdida de su esposo, lo amaba pero las reglas eran estrictas y el muy devoto, a si que las llevo al “extremo”.

Y los padres de Vel  se fueron a vivir a la madriguera…, Severus termino la carrera y Entro a San Mungo y Ron continuo con mi padre en la división de Aurores. – termino resumiendo lo que sabia de memoria, el quería detalles, pero siempre se lo resumían en menos de 15 renglones.

Hasta que Draco y Potter nos buscaron. –

¿Como?. – esa parte de la historia era nueva.

Cuando mi hijo salió de su encierro se sintió culpable.- suspiro perdido en sus recuerdos. – Severus le explico todo, a si que decididos vinieron a presentarme a mi nieto Severus Sirius Potter Malfoy; Nosotros ya teníamos una vida hecha y nuestros gemelos estaban en sus últimos meses de gestación, como sabes las creaturas mágicas tardan 13 meses en nacer al menos los lobos.

Y valla que hicieron revuelo. – recordó la fiesta que se hizo cuando los cachorros nacieron.

Quien diría que esos dos estaban destinado ha esta juntos. – suspiro el padre de los lobos. – Al menos mis hijos no sufrirán por no encontrar al ser amado, Imhotep e Itemu. – susurro el nombre de sus ahora no tan pequeños niños.

Claro si nacieron juntos y del mismo vientre. – rio con un poco de sarcasmo. – Solo Tú abuelo puedes engendrar una familia tan incestuosa.

Eso mismo me dijo Draco cuando vino a presentarte. – sonrió con ganas.

Supongo que hicieron las pases. – pregunto indiferente, ya sabia un poco mas del pasado de sus padres, con eso era mas que feliz.

No habia nada que una platica no pudiera resolver.-

Al fin de cuentas se puede decir que fue un final feliz ¿no?.- sonrió el menor.

No es un final Sev, es el principio de una nueva aventura… –

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End Notes:

Los dibujos en la sección fan arts

Ahora si, este es el final quien diría cuatro meses juntos, dejo alguna imágenes del epilogo… si quieren darse una idea pásense por ellas por favor n_n agradeceré todos los comentarios.

Fadua esta fue tu historia, espero que los extras fuesen de tu agrado y que no me linches mas de lo necesario, fue un honor complacerte durante todo este tiempo, me tarde pero aquí esta.

Para no hacerla mas larga,  me despido dando gracias a todos y todas l@s niñ@s que siguieron fieles hasta el final, (me sentí como un Lord oscuro durante algunos minutos en mi retorcida mente)  por ustedes hoy llegamos al final de la hoja, de aquí solo resta cerrar la tapa.

Por su atención gracias. – se cierra el telón.

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